“¡Oh, no! ¡Otra vez no!”, dices dramáticamente ante el espejo del baño. Puede que para ti sea una exageración –o no tanto–, pero es cierto que a nadie le gusta ver cómo su rostro se va llenando, repentinamente, de un montón de granitos. ¿Por qué sucede esto? Hoy te damos algunas razones que parecen no tener sentido por las que tu piel está así.

#1 Pasta de dientes

Si sueles tener la piel alrededor de tus labios enrojecida, puede que el problema sea una dermatitis producida por la pasta de dientes que utilizas. Esto suele ocurrir por una alergia al fluoruro que contienen algunas pastas de dientes. Si se da más de un lado que del otro, probablemente sea por la mano con la que te cepilles.

#2 Teléfono móvil

Los celulares contienen gran cantidad de bacterias que, si se meten por los poros de tu piel, pueden empeorar el acné. Por eso, es tan simple como limpiar tu teléfono con una toallita humeda que no tenga alcohol ni blanqueadores.

#3 Auriculares

Funciona el mismo mecanismo que en el caso anterior: llevas tu auriculares para todos lados, y ellos acumulan bacterias que dañan tu piel. Para evitarlo, limpialos diariamente con una toallita antibacterial.

#4 Fundas de almohada

Dormir es saludable, pero el problema para nuestra piel se da cuando nuestro cabello también reposa sobre la funda de almohada y se dedica a esparcir aceites y suciedad que luego van a parar a nuestro rostro, llenándolo de impurezas. Incluso, si eres de las que duerme con la boca abierta, las enzimas de la saliva irritarán tu piel.

Por eso, deberías cambiar tus fundas de almohada tanto como puedas, para prevenir estos problemas en la piel.

#5 Seres queridos

Sí, como lo oyes: tus seres queridos pueden dañar tu piel. El cariño –especialmente si viene de un ser barbudo– puede causar irritación, rojeces y acné. También se pasarán aceite, suciedad y sudor de un rostro al otro.

#6 Cremas de manos

Las cremas de manos suelen tener fórmulas mucho más pesadas que las cremas humectantes para el rostro, por lo que colocarla sobre las manos puede resultar maravilloso, pero los restos sobre tu piel del rostro resultarán en poros sucios y tapados. Por eso, si te has puesto crema de manos, ¡no te toques!

#7 Perfumes

Los perfumes pueden causar irritación en tu piel, especialmente si lo colocas sobre el cuello. Intenta hacerlo sobre las muñecas y luego quita el exceso y frótalo sobre el cuello para evitar problemas.

Estas son algunas cosas raras que hacen que tu piel se llene de granitos. ¿Cometes alguno de estos errores? ¿Cuál? ¿Se ha solucionado el problema al dejar de hacerlo?

Fuente: iMujer

Hay algunas enfermedades a las cuales las mujeres somos más susceptibles que los hombres, por ejemplo, el lupus es una enfermedad en la cual 9 de cada 10 personas que la padecen son mujeres. Si te interesa saber cuáles son las enfermedades femeninas más frecuentes, no puedes perderte el artículo que te traemos el día de hoy, veremos algunas condiciones de salud autoinmunes y de otro tipo que afectan desproporcionadamente al género femenino.

Esclerosis múltiple
Esta enfermedad afecta a más de 2 millones de personas en el mundo, y se caracteriza por afectar el sistema nervioso central. Es más común que la padezcan las mujeres y muchos expertos la clasifican como una enfermedad autoinmune. La mayoría de las mujeres que la padecen comienzan a sentir los síntomas entre los 20 y 40 años: son muy notorios, ya que van desde la gama de entumecimiento muscular, hasta la parálisis y pérdida de la visión.

Lupus
Esta es una enfermedad autoinmune y ataca al sistema inmunológico del cuerpo. Los síntomas varían, aunque los principales resultan ser: fatiga, dolores de cabeza, hinchazón en los pies, pérdida de cabello. El 90% de las personas que lo padecen son mujeres, y en especial las más jóvenes son afectadas por esto.

Enfermedad celíaca
Esta enfermedad es una reacción inmunológica negativa al comer gluten, proteína que se encuentra en la cebada, el trigo y el centeno. Entre el 60 y 70% de las personas afectadas por esto resultan ser mujeres. Suele presentarse con síntomas como pérdida de peso, diarrea grave, distensión abdominal y dolor de estómago.

Intestino irritable
Esto afecta al intestino grueso y causa calambres, dolor, hinchazón, gases, diarrea y estreñimiento constante, al parecer afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. Las causas de esto no son conocidas, pero se cree que las hormonas tienen mucho que ver.

Infecciones de transmisión sexual
Al parecer, las mujeres padecen problemas de salud más frecuentes que los hombres al sufrir enfermedades de transmisión sexual. Esto se debe a que la vagina tiene un revestimiento más delicado que el pene, lo cual hace mucho más sencillo para las bacterias entrar y transmitir enfermedades como gonorrea o clamidia. Lo bueno es que las mujeres visitan más a los médicos y este control es muy positivo para aliviar cualquier síntoma o inconveniente que se presente.

Ahora sabes cuáles son las enfermedades femeninas más frecuentes, como siempre recuerda que es importante consultar con un especialista ante el menor síntoma o inquietud que tengas: los problemas tratados a tiempo, tienen solución.

Fuente: iMujer 

Quizá muchas veces hayas oído hablar de “las causas ocultas de la depresión”. Pero, ¿por qué se las llama “ocultas”? Porque son causas a las que no se les presta la debida atención y que, además de las causas más conocidas, podrían estarte llevando a una depresión aparentemente sin causa alguna. Analicemos algunas:

La falta de vitaminas

Uno de los síntomas de la depresión es el desgano, el cansancio y la imposibilidad de disfrutar de las cosas de la vida. Pero si careces de las vitaminas necesarias para que tu cuerpo funcione bien, ¿cómo puedes tener deseos de hacer las cosas? En este caso, no se trata de una depresión real, sino de un desorden físico que puede solucionarse fácilmente por medio de una dieta balanceada o consumiendo algún complejo vitamínico recetado por un médico.

Los trastornos del sueño

Piensa en esto: ¿Cómo te sientes luego de una noche de haber dormido mal? ¿Y luego de dos? Un sueño poco reparador puede hacer estragos en el estado de ánimo de una persona a corto plazo, y en el estado general de salud física y mental a mediano y largo plazos.

La mala alimentación

Comer alimentos limpios, en buen estado de conservación y sanos es esencial para recibir los nutrientes necesarios que constituyen el “combustible” para el cuerpo. ¿Tu automóvil funcionaría sin combustible? Pues tu cuerpo, tampoco. Tu auto no puede hablar para quejarse, pero tu cuerpo SÍ habla: te hace sentir debilidad, desgano y falta de deseos de hacer cosas. Y en este caso, quizá los confundas con los síntomas de una depresión, pero en realidad se debe a la falta de nutrientes esenciales para la salud.

La vida sedentaria

La falta de ejercicio es perjudicial tanto física como mentalmente, por eso es muy importante que realices algún tipo de actividad física de manera regular, si es posible diariamente. No es necesario gastar mucho dinero para ir al gimnasio ni matarte en las clases de spinning. Basta con salir a caminar a paso regular o llevar al perro a dar una vuelta larga diariamente, por ejemplo. Esto ayuda a bajar los niveles de azúcar y colesterol malo en sangre, lo que contribuye a una mejor estado de salud y a una mejor disposición de ánimo.

Estas son 4 razones por las que puedes sentir depresión; pero, ¡tranquila! Como verás, son todas fáciles de solucionar y podrás volver a tu estado de ánimo habitual rápidamente.

Fuente: iMujer

Es hora del ritual de irse a dormir. Pones la calefacción un ratito antes para asegurarte que dormirás calentita y que la operación “meterse en la cama” será placentera y no una tortura. Pero, ¡oh, maldición! Resulta que unas horas después, te despiertas temblando. ¿Qué ocurre? Ah, sí, tu compañera de piso ha convertido la casa en el mismísimo Polo Norte porque su termostato corporal es similiar al de una estufa.
¿Y cómo es posible que ella no tenga frío y yo sí? El debate de la temperatura es complejo y está presente en todas las casas. ¿Por qué ocurre? Tranquila, que tu chico nunca quiera taparse con el edredón y tú necesites tener una manta hasta el cuello es algo muy común.

Primero de todo, analicemos los motivos. La ciencia tiene parte de la explicación: todas tenemos un hipotálamo, que es la parte del cerebro que produce las hormonas que regulan la temperatura interna del cuerpo. Y mientras que los receptores mantienen la temperatura interna, la sensibilidad de la piel ayuda a detectar la temperatura ambiente. Pero aunque el cuerpo disponga de un mecanismo que regula la temperatura, hay otros factores que entran en juego y hacen que tiembles…

Tu nivel de estrés

El hipotálamo ayuda a regular la temperatura corporal, pero el estrés puede hacer que esté fuera de control. Los nervios activan el sistema nervioso y hacen que la sangre avance hacia los órganos centrales del cuerpo, lo que provoca que tengas frío en el resto. Así que si tienes demasiado frío o calor al estar en la oficina puede ser que se deba a que estás nerviosa por ese trabajo que tienes que entregar, o esa reunión que te espera con tu jefe esta tarde. ¿El remedio? Tranquilizarse y hacer ejercicio para liberar el estrés.

Tu sexo

¿Alguna vez te has preguntado por qué tu novio puede dejarte la chaqueta sin tiritar él después? Créenos, no lo hace simplemente porque es un caballero… La explicación es que las mujeres son más sensibles a la temperatura ambiente y notamos más el frío. Hay dos explicaciones para ello: primer de todo, el cuerpo femenino conserva mejor el calor en los órganos centrales, lo que hace que la sangre circule menos en las extremidades. Y en segundo lugar, ellos disponen de más grasa corporal para protegerse de las temperaturas que nosotras. ¿El remedio? ¡Déjate abrigar siempre que haga falta!

Una cuestión psicológica

Reconócelo, crees que hace más calor del que realmente hace. Y es que mientras los factores anteriores contribuyen a la sensación de frío o calor, hay ocasiones en que es simplemente cuestión de tu cabeza. Hay un componente psicológico que actúa de forma mucho más decisiva de lo que imaginas: si crees que tiendes a tener frío o que hace frío en la sala, es muy probable que tu cuerpo lo sienta. ¿El remedio? ¡Tiende a ser optimista!

Fuente: Womens Health