El océano, como almacén de la memoria de los exterminios en Chile, protagoniza la última película del cineasta chileno Patricio Guzmán, quien, en una entrevista a la AFP, considera «fundamental recuperar la memoria» y reconocer la «enorme deuda» con los indígenas mapuches.
Entre aplausos y felicitaciones del público, El botón de nácar (2015) puso la guinda a la ceremonia de entrega de premios de la 27 edición del Festival Cinelatino de Toulouse (suroeste de Francia), que concluyó con la premiación del filme Ausência, del cineasta brasileño Chico Teixeira, como Mejor Largometraje.
En una sala abarrotada, el público recibió con aplausos la elección de Ausência (2014) entre los 12 filmes en competición, si bien Teixeira no pudo recoger el galardón al encontrarse ya de vuelta a Brasil. El jurado valoró «la madurez de la visión sobre la dificultad de crecer en la ausencia de padres, lo que obliga a Serginho (de 14 años) a emanciparse».
Por su parte, en la sección Cine en Construcción, que se realiza conjuntamente con el Festival de San Sebastián, el proyecto Desde allá, del venezolano Lorenzo Vigas, obtuvo dos galardones: el Prix Exceptionel y el de los distribuidores y exhibidores de Europa.
Sobre la película que cerró la muestra, aunque un botón es el «contrapunto» de ésta, al unir la historia de las masacres de los pueblos indígenas de la Patagonia con el exterminio de opositores bajo el régimen del dictador Augusto Pinochet, el documental también habla de la naturaleza. «El cosmos y la naturaleza son como el punto de arranque para después abrirse en un camino más próximo, más humano», asegura un cineasta «firmemente» dispuesto a no olvidar.
Para el cineasta nacido en Santiago en 1941, el ‘big bang’ del golpe de Estado del general Pinochet en 1973 contra el gobierno de Salvador Allende «revela hasta qué punto Chile no tiene una historia real, sino una historia inventada por la derecha».
«Toda nuestra historia en América Latina hay que revisarla con ojos científicos», añade Guzmán para quien «hay otros hechos dramáticos injustos» que «nadie conoce», de los que «no se habla».
Como ya dijera en la última edición de la Berlinale, donde recibió el Oso de Plata al Mejor Guión, Guzmán afirmó que «Chile hoy día es un mito» y no sólo por la visión de ser un país «civilizado» frente a una precariedad laboral, educativa o sanitaria.
«Amo mucho a mi país. Lo critico para que mejore», asegura el director, que considera «completamente absurdo» quedarse callados diciendo: «¡Ah! Este es el país más blanco de América Latina y el que más se parece a Europa».
En este sentido, Guzmán defiende que su país tiene «una enorme deuda» con los indígenas mapuches, «un pueblo que resistió durante 300 años la invasión española», al igual que hizo anteriormente con los incas.
«Los mapuches ganaron en la guerra y perdieron en la paz», destaca en referencia a la llegada de la República de Chile que «terminó con el pueblo mapuche e introdujo el alcohol».
Ante la falta de reservas y el control de los latifundistas, los cerca de dos millones de mapuches viven actualmente «como nómadas» y «ya no son dueños» de sus tierras, precisa.
«Es fundamental recuperar la memoria en Chile. Si no se llega a juzgar a la gente responsable, el país va a cojear permanentemente», subraya Guzmán, para quien la gente joven «tiene ganas de saber lo que pasó», ya que «ni los profesores, ni los padres, ni los abuelos» se lo contaron «realmente».
«Nostalgia de la luz» (2010), su anterior documental en el que también reflexiona sobre la memoria con el desierto de Atacama de fondo, recibió numerosos premios internacionales y se proyectó en 345 salas en Francia, donde lo contemplaron unos 75.000 espectadores.
En Chile, este filme se exhibió únicamente en ocho salas, donde acudieron unos 6.000 cinéfilos. «Ahí tienes otro mito de Chile. Las multisalas no dan que poco cine europeo y el resto es el cine de acción» de Estados Unidos, asegura.
Actualmente, «el cine en Chile está en su mejor momento, está en todos los grandes festivales», pero, a consecuencia de su falta de distribución en el país, «los chilenos no las conocen», lamenta.
Así, el director aboga por un cambio legislativo para introducir una ley de cuota de pantalla que garantice la proyección de películas chilenas, ya que «es imposible competir de tú a tú con el cine» estadounidense».
Y, a modo de resumen de su filosofía, Patricio Guzmán cita una frase del poeta chileno contemporáneo Raúl Zurita: «Todos somos responsables de alguna manera de lo que pasa en nuestro país».
Fuente: El Universal