Un país con tanto recurso humano y natural como el nuestro no puede seguir hacia atrás como va. Eso me lo decía esta semana un grupo de agricultores de La Providencia, en nuestros Valles del Tuy, con quienes intercambiamos ideas durante un gabinete agrícola. Ellos se lamentaban de que el fracaso de este gobierno sea un buen negocio para otros países.
Y me lo decían porque todo se trae de afuera: el maíz para nuestras arepas, el trigo, el café, el pollo y la leche, solo por mencionar algunos alimentos. Pero la realidad, es que casi todo lo que comemos, este gobierno se lo compra a los productores de otras naciones, dándoles ganancias, mientras los nuestros están pelando. Estamos importando desde el pescado hasta la gasolina. Sí, leyeron bien. Resulta insólito que el país con la reserva de petróleo más importante del planeta tenga que importar hidrocarburos.
A esta realidad nos llevó un gobierno incapaz, fracasado y corrupto que desvía los dólares del pueblo hacia las importaciones. Esa gente se ha dedicado a apoyar el guiso y no al productor nacional. Esta semana vimos que nuevamente aprobaron recursos para la importación de alimentos. No olvidemos que nada más el año pasado destinaron 9,5 millardos de dólares a la importación de comida. Si se hubiese invertido nada más el 20% de ese monto, para activar la producción nacional, el sector abastecería 50% del consumo.
Por eso siempre hemos dicho que los verdaderos héroes de nuestra Venezuela, son los trabajadores del campo, quienes pese a los obstáculos siguen sembrando y cosechando. Ellos sí construyen patria y no la destruyen como lo hace el de Miraflores y su gobierno irresponsable, que no tiene un plan económico claro y serio.
Ellos son los que comenzaron la verdadera guerra económica contra el pueblo. Acabaron con la producción nacional. Recordemos que fue este gobierno el que inició las expropiaciones de empresas, bajaron el ritmo de producción y se vinieron a menos, y miren ahora los índices de escasez e inflación.
Además, que esa cantidad de controles imposibilita cubrir los costos del sector privado, que debe sortear las trabas y la escasez de divisas requerida para la importación de materia prima. Sí, eso sucede, porque además de importar los alimentos, lo poco que se hace en Venezuela requiere de la importación de materia prima, incluso hemos tenido que importar las semillas para la producción.
Nuestra Venezuela importa hoy más del 70% de lo que consume. Antes de que estos señores llegaran al poder solo se importaba el 30%. Producíamos café, azúcar, maíz, leche y carne, no solo para el autoabastecimiento, sino también para la exportación. Por mencionar un solo ejemplo de lo ocurrido en nuestro país con la producción nacional, nuestra Venezuela exportó café desde la colonia. Pero de 2009 en adelante, para satisfacer el consumo nacional, el gobierno ha tenido que importar.
Solo en 2014 se vio una caída de 70% de la producción de este rubro, pues 70% de las fincas fueron afectadas por la brolla y la roca, debido a las fallas en el suministro de plaguicidas que debe proveer Agropatria. Aquí debemos acotar que Agropatria fue el nombre que asumió Agroisleña luego de ser estatizada. Nuestros agricultores la bautizaron como “agronada”, porque dejaron de recibir los insumos agrícolas en las cantidades y en el tiempo requerido. También dejaron de recibir financiamiento y asistencia técnica, que sí les daba Agroisleña.
El gobierno, con su modelo económico, pasó a controlar el 40% del aparato productivo después de expropiar y destruir numerosas empresas y 4.000.000 de hectáreas. Por eso, en estos últimos días, los venezolanos hemos visto cómo los que están en el gobierno insisten en jugar a la guerra imperial, con el único objetivo de distraer la atención de la crisis económica que generaron con su modelo fracasado.
Siempre lo hemos dicho y lo repetiremos hasta el cansancio. La escasez sí tiene solución, si nuestra Venezuela contara con un gobierno que en vez de amenazar, trabajara de la mano con el esfuerzo privado; si en vez de poner puros pañitos de agua caliente, generara confianza en la economía de nuestro país; si deja de utilizar los pocos dólares que tenemos para importar y los invierte en nuestra Venezuela, no solo se solucionará el problema de la escasez y el desabastecimiento, sino que también generará empleos y oportunidades para nuestro pueblo.
A nuestros productores de Barlovento, de Valles del Tuy, de Santa Bárbara de Barinas, de Trujillo y de todos los rincones de Venezuela, nuestro respeto, admiración y apoyo eterno. Les pedimos que no dejen de producir, más temprano que tarde nuestra Venezuela tendrá un gobierno de progreso, que les tienda la mano y les brinde todo el apoyo necesario, pero para eso necesitamos no solo del esfuerzo sino de la unión de todos.
Todos los venezolanos debemos unirnos con un solo objetivo, salir de la crisis. Esta crisis económica, política y social debe darnos a todos más fuerza y más razones para unirnos y lograr un cambio que nos permita abrir las puertas al futuro y al progreso. Todos queremos que los anaqueles de los mercados estén llenos de cientos de productos hechos en Venezuela y no descansaremos un segundo hasta lograrlo. Lo que nos debe preocupar y ocupar en este momento es ver cómo salimos de esta crisis que está cada día peor. Vamos juntos a construir patria de verdad. Una patria de oportunidades y progreso para todos. Feliz Domingo de Ramos y que esta Semana Santa sea tiempo de encuentro de todos los venezolanos ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!