No hay señales de recuperación. Las medidas cambiarias instauradas en el país atentan contra la actividad comercial que clama una rectificación en la política económica. La exigencia es que se reactive la producción nacional. De lo contrario, la debacle seguirá siendo su sello de presentación ante una demanda de divisas que en escenarios optimista será cubierta en menos del 15% durante el 2015.
Los inventarios están en cero. Pero no hay disponibilidad de dólares para reponerlos. El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Gustavo Sosa Izaguirre, en rueda de prensa junto a los vicepresidentes de la organización, José Pucchi y Guillermo Manosalva, fue claro al indicar que el sector en Venezuela requiere 500 millones de dólares semanales para poder garantizar su operatividad. De ese monto el año pasado se les adjudicó menos del 30%, cifra que se reducirá a la mitad por la caída del precio del petróleo.
La oferta planteada desde el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) resulta limitada. Hay severas restricciones en un momento en el que el comercio demanda más dólares porque existe un atraso desde 2013 en asignación de divisas. Este tercer tipo de mercado tiene una limitación de siete mil 500 millones de dólares al año a otorgar, representados en 3 mil 500 provenientes de bonos soberanos y de Pdvsa, mil 500 de la industria petrolera, y el resto a ingresos conexos a la explotación de hidrocarburo.
Todo indica que los 300 dólares diarios, los dos mil al mes y los 10 mil que pueden ser solicitados cada año son insignificantes para el sector comercial y de servicios.
Para Sosa Izaguirre las medidas cambiarias no fueron las esperadas. Se requiere de políticas de estímulo a la producción nacional, de lo contrario los grandes problemas que agobian a la sociedad venezolana se intensificarán. La escasez, el desabastecimiento y la inflación seguirán en ascenso. Acciones como el aumento del salario mínimo y el control de precios van en contra de la actividad comercial. La estructura de costos se distorsiona y la quiebra es la única opción.
Sin medidas que generen confianza, ni reglas claras de juego, sin seguridad jurídica y económica no habrá inversión, no se logrará repatriar capitales. “No es con ataques al sector privado que se estimula producción y el emprendimiento en el país”. De 10 empleos que se generan en Venezuela, siete nacen de la empresa privada.
El tipo de cambio referencial de este miércoles a través del Simadi cerró en 172,05 bolívares por dólar, informó el BCV.
Casas de cambio desconocen su papel
La incertidumbre se refleja en sus miradas. Chocan de frente con la realidad que existe en las casas de cambio, impuesta por las nuevas medidas cambiarias anunciadas. Los clientes entran expectantes, pero salen con la desorientación aún más marcada. Trabajadores y gerentes de esas entidades no tienen información sobre el Sistema Marginal de Divisas (Simadi). Desconocen el papel que desempeñarán aunque la fecha anunciada para el arranque de las operaciones con el nuevo esquema es este 19 de febrero.
Será la mañana del propio jueves que el personal que labora en las casas de cambio reciba una inducción. No saben si solo se dedicarán al menudeo o si se les permitirá tramitar y otorgar las remesas familiares, que es el trabajo que están ejerciendo en la actualidad.
El economista y profesor de la Universidad de Carabobo (UC), Carlos Ñáñez, detalló que con este nuevo esquema cambiario se dio la devaluación más grotesca de la moneda venezolana. La brecha entre la tasa Cencoex y la de Simadi es de 3000%. Mientras que la existente ente el Sicad y el tercer mercado de libre fluctuación es de 1316%.
El vicepresidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional (AN), Jesús Faría, resaltó que el nuevo esquema cambiario permitirá asignar las divisas necesarias que requiera el aparato económico y le cierra el paso al mercado paralelo.
Dayrí Blanco
