La ultramaratonista Nahila Hernández (Azerbaiyán, 1974) dice que tiene la curiosidad y motivación de los exploradores de inicios del siglo pasado, pero ella lo hace al correr, actividad que sufre y goza en la misma medida.
«Correr es una escuela y un estilo de vida, una forma de relacionarme con la gente, con la naturaleza, de conocer mi planeta. Me gusta recorrer el planeta con los pies», afirmó en una entrevista con Efe.
Y es que en su familia practicar deporte es igual de importante que comer, estudiar o bañarse. A los 34 años empezó a correr para recuperar su forma física después de su segundo embarazo.
«Tengo esa motivación que tenían los exploradores de principios del siglo pasado, los primeros ‘locos’ que se fueron a la Antártida o los primeros expedicionarios que llegaron a África; creo que tengo esa cosa de exploradora y descubrí que lo puedo hacer corriendo», señaló.
Aunque comenzó a correr «tarde», la importancia del deporte en su vida la asumió desde niña en Cuba, tierra de sus padres, donde ingresó a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar y años más tarde se integró al equipo nacional cubano de aerobics.
En esa época todavía no corría y menos pensaba en un ultramaratón, carrera de mayor distancia que el maratón tradicional de 42,195 kilómetros.
Contó que un vídeo del Marathon des Sables, que se celebra en el Desierto del Sahara, en Marruecos, le reveló su futuro en marzo de 2008 y en ese momento decidió que quería vivir esa experiencia.
«Me inicié como ultramaratonista en 2010 corriendo nuevamente en el Sahara, pero ahora en Egipto, en la primera carrera de los cuatro desiertos y estando ahí dije: Esto es lo que yo quiero hacer y esta es la disciplina a la que me quiero dedicar», relató.
Nahila, quien vive desde hace 22 años en México, donde estudió y nacieron sus hijas Carmen y Julia, calculó que como corredora de ultramaratón no entrena más que un triatleta de «Ironman».
«No es mucho más en términos de horas, pero sin duda es una disciplina que lleva una carga de kilómetros importantísima», sostuvo.
Explicó que durante su preparación física, que depende de las condiciones de la futura carrera tanto en distancia como en cuanto al terreno, se desarrolla la fuerza, la zona cardiovascular, la muscular, las articulaciones y, sobre todo, «mucho trabajo de cerro y mucho volumen de kilómetros».
Además del cuerpo, Nahila señaló que la mente también «se prepara levantándose todos los días a entrenar». La mente, subrayó, «es la parte más importante; se requiere de un físico preparado, pero la mente es fundamental porque las cosas se ponen complicadas en el ultramaratón».
«Se sufre harto, hay mucho dolor físico involucrado, pero también se disfruta mucho, se aprende, se convive con mucha gente, y cruzar la meta después de haber sometido al cuerpo a esas distancias y a esas condiciones deja mucha satisfacción», expuso.
De hecho, Hernández puso en riesgo su vida en septiembre de 2014 en la carrera The Great North Walk 100 en Australia, de 175 kilómetros, al perder la orientación debido al clima.
Recordó que en sus dos primeras carreras llegó a cuestionarse sobre su participación en la disciplina. «Dije: Qué necesidad de sufrir así, es demasiado, a quién le quiero demostrar qué, podría estar haciendo otro deporte, otro tipo de cosas», refirió.
«Pero tanto como llegar a decir no quiero más, no, nunca llegué a ese punto y hoy por hoy ni me pasa por la cabeza», agregó enfática.
Nahila, quien durante 2014 recorrió 800 kilómetros en los cinco continentes con el reto «Five Continents Grand Slam», contó que en el momento de la carrera «se piensa en todo y en nada».
«Se piensa en los hijos, en la pareja, en los problemas. Una parte de la concentración se enfoca en el terreno porque a éste no se le puede perder de vista nunca», dijo, y añadió que también hay espacio para la estrategia de carrera y aspectos como la comida, la hidratación, el ritmo: «Se piensa en muchas cosas a la vez».
Tras alcanzar tres podios en cinco competencias durante 2014, Hernández enfrentará este año un «desafío grande» al tratar de cruzar el Desierto de Atacama, en Chile. A partir de mediados de septiembre tiene planeado cubrir 1.300 kilómetros en 25 días, es decir, entre 40 y 60 kilómetros diarios.
Es una expedición que acometerá con el chileno Cristian Sieveking, con quien en 2013 cruzó Los Andes en seis días, con 301 kilómetros y jornadas de 10 horas con recorridos de entre 60 y 70 kilómetros.
«La expedición busca sentar un precedente deportivo importante, pero además provocará la realización de un documental y de un estudio médico sobre qué sucede en el cuerpo cuando es sometido a estas condiciones», indicó.
Con ese reto, Nahila hará honor al tatuaje que tiene entre la espalda y el cuello que dice: «Sólo quien se arriesga a ir demasiado lejos sabe qué tan lejos puede llegar».
Fuente: EFE