Eran aproximadamente las 10:30 am del 5 de diciembre de 2014, cuando Lenin Núñez, reportero gráfico de El Tiempo, llegó al sector La Chica de Barcelona. Unos comerciantes informales protestaban.
Le habían asignado registrar fotográficamente los hechos. Esa mañana, como otras anteriores, no llevaba su carnet de prensa a la vista. Aun así, sacó su cámara y tomó varias fotos. De pronto, sintió que alguien lo halaba con violencia: una funcionaria de Polibolívar. Acto seguido, comenzaron los gritos y amenazas: “¡Borra las fotos!”, fue la orden de la mujer.
Instantes después, Núñez estaba en una patrulla en la que lo metieron a empujones. Lo que siguió fue intimidación, amenazas y hasta agresiones físicas. Los oficiales fueron muy claros: “O borras las fotos, o te llevamos detenido a la Comandancia”. Tras minutos de forcejeo, Núñez accedió a borrar cuatro imágenes, y pudo conservar el resto.
“Me dejaron ir en ese momento, pero me advirtieron que no tomara más fotografías”, dijo al Instituto Prensa y Sociedad (Ipys) cuando denunció el hecho ante la organización no gubernamental que, desde 2005, lleva un registro de los casos de violaciones a la libertad de expresión en el país.
Riesgo cotidiano
A Núñez no le son extraños los ataques durante su jornada laboral. Justo por eso es que no llevaba su carnet el pasado 5 de diciembre: le han roto la credencial en varias ocasiones y cuando las personas notan que es reportero tienden a volverse hostiles, asegura. Pero las cosas fueron un poco más lejos el mes pasado. También fueron un poco más lejos para una larga lista de periodistas y reporteros gráficos que en 2014 sufrieron agresiones físicas y verbales por parte de funcionarios del Estado y de civiles.
En noviembre pasado, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) advirtió que 2014 había sido el año en el que mayor cantidad de agresiones a reporteros y periodistas había registrado en los últimos tres lustros.
A finales de este mes, el Ipys publicará un informe con el número de casos de violaciones a la libertad de expresión ocurridas en el país el año pasado. La directora de Libertades Informativas del instituto, Mariengracia Chirinos, adelantó a El Tiempo que habían contabilizado alrededor de 230 casos (cifra preliminar), de enero a diciembre de 2014.
“Un caso puede incluir varios tipos de violaciones”, aclaró. Las cuentas de la organización no gubernamental que promociona y defiende la libertad de expresión, Espacio Público (EP), son un poco más elevadas: “Durante el 2014, en Venezuela se registraron 569 violaciones a la libertad de expresión, que corresponden a 350 denuncias (casos)”.
Al menos 198 de los 230 casos registrados por Ipys incluyeron agresiones físicas, según datos que el instituto tiene disponibles en su sitio web. La cifra podría variar una vez que la organización culmine la revisión de las denuncias recibidas el año pasado y publique su informe anual; sin embargo, el preliminar es muy alto. “Si efectivamente en 2014 hubo 198 agresiones físicas a periodistas, es un dato alarmante y debe llamarnos a la reflexión”, expresó Chirinos.
De las 350 denuncias de violaciones a la libertad de expresión que recibió EP durante el recién terminado año, 91 incluyeron agresiones a periodistas, fotógrafos, otros trabajadores de medios e infociudadanos. “En el año que acaba de concluir, 45 periodistas y 34 reporteros gráficos fueron agredidos. A esa lista se le suman nueve trabajadores de medios y dos infociudadanos, uno de los cuales perdió la vida”, detalló la organización en un informe publicado la segunda semana de enero.
Protestas peligrosas
Tanto la directora de Libertades Informativas del Ipys, como el director ejecutivo de Espacio Público, Carlos Correa, coinciden en que la mayoría de las agresiones a comunicadores ocurrieron durante las protestas antigubernamentales que se desarrollaron entre febrero y mayo del año pasado.
Cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs) indican que “entre los meses de febrero y marzo de 2014 se realizaron en todo el país 3.671 manifestaciones: en sólo dos meses 83,2% del total de manifestaciones registradas en el año 2013, cuando hubo 4.410 protestas”.
“El año pasado fue un año de muchas movilizaciones de calle, hubo un incremento sustancial de la represión: el número de protestas reprimidas llegó a 17%; mientras que en 2013 la cifra no llegó a 2%. Hubo también una variación en el comportamiento de las fuerzas de seguridad.
En ese contexto, muchos de los hechos violentos contra periodistas estuvieron asociados al trabajo de cobertura que hicieron los reporteros de esas manifestaciones, por eso la mayoría de los agredidos fueron reporteros gráficos”, explicó Correa.
La semana pasada, de nuevo los comunicadores fueron noticia. El sábado 13 el periodista Carlos Julio Rojas y dos reporteros gráficos ( Anthony Pérez de la página web InfoVzla y Blas Santander de El Nuevo País) fueron detenidos: el primero mientras protestaba, como líder vecinal de La Candelaria, y los segundos mientras cubrían la manifestación. Ellos y otros ocho ciudadanos quedaron en libertad el martes 13 bajo régimen de presentación mensual en tribunales.
Victimarios uniformados
Como la mayoría de las agresiones denunciadas se produjeron en el marco de protestas, los victimarios, al menos 40% de las veces (dato de EP), fueron cuerpos del Estado.
Las cuentas de EP están así: en 36 de los casos de agresiones (91 en total), los victimarios fueron los cuerpos de seguridad del Estado, a la cabeza: la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), organismo responsable de la mayor cantidad de casos de represión contra manifestantes en 2014, según Provea; la Policía Nacional Bolivariana (PNB); y, en menor proporción, funcionarios regionales.
El resto de las agresiones documentadas por EP son atribuibles, entre otros, a grupos radicales violentos: comunicadores recibieron ataques de esos sectores en al menos 10 oportunidades. Entre las tres entidades donde se registraron más agresiones están Distrito Capital, 21 casos, Carabobo, siete casos; y Táchira cinco casos. Apenas 2% de las situaciones violentas tuvieron lugar en Anzoátegui.
“En 2014 no se vio al periodista como informante, hubo un clima de impunidad y violencia, y se promovieron, en reiteradas ocasiones, ataques contra medios. Entre enero y septiembre 2014 contamos 311 transmisiones en cadena en las que se acusó a los medios de ser culpables de los problemas del país y de azuzar la guerra económica”, explicó Chirinos.
“Es preciso exigir más justicia y respeto a la labor del periodista, fortalecernos y defender al gremio”, concluyó.
EL TIEMPO