Permitirá un mundo de ciudades inteligentes e interconectadas, cirugías con robots a distancia y la inmersión en el Internet de las cosas, es decir, la interconexión digital de todos nuestros objetos cotidianos
Para cuando usemos ropa que se conecta a Internet, compremos carros sin conductor que hablan entre sí para evitar accidentes y utilicemos cubos de basura inteligentes que nos avisan cuando están llenos, vamos a necesitar una conexión a Internet mucho mejor.
Por eso la carrera mundial para desarrollar 5G, la quinta generación de conexión móvil, ya está en marcha, y los científicos que la dirigen están muy entusiasmados porque esta vez lo va a hacer todo diferente.
La conexión 5G permitirá un mundo de ciudades inteligentes e interconectadas, cirugías con robots a distancia y la inmersión en el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), es decir, la interconexión digital de todos nuestros objetos cotidianos.
Este escenario será común en apenas seis años: científicos, gobiernos y empresas de comunicaciones investigan y hacen planes para empezar a usar 5G a partir de 2020.
Para entonces los expertos calculan que el número de conexiones que tenemos hoy en día se habrá multiplicado por 10.
«Antes se decía que en 2020 habría 50 millardos de dispositivos conectados a Internet, ahora se cree que esa cifra es cautelosa», le dijo a la BBC Sara Mazur, directora de Investigación de Ericsson, una de las compañías de comunicaciones que está liderando el desarrollo de 5G.
Según Mazur, la conexión 4G no puede soportar esa demanda de conectividad porque no fue diseñada para hacerlo.
Mayor rapidez y mayor capacidad
Cuando Samsung anunció en 2013 que estaba experimentando con 5G a 1 Gygabite por segundo (Gbps), los medios informaron emocionados que los usuarios podrían bajarse una película en HD en sólo un segundo.
Ahora, el profesor Rahim Tafazolli, que lidera el Centro de Innovación de 5G de la Universidad de Surrey, Inglaterra, cree que en el futuro será posible tener una conexión de datos inalámbrica a 800 Gygas por segundo, es decir, una conexión 100 veces más rápida que las conexiones en 5G que se están probando en la actualidad.
Una velocidad de 800 Gbps equivaldría a bajarse 800 películas en HD en un sólo segundo.
Pero además de rápida, nuestra futura conexión en 5G deberá tener una mayor capacidad.
Aumentar la capacidad de una red es el equivalente de agrandar una carretera por túnel.
Si añades carriles pueden pasar más vehículos.
También es importante poner cierto orden en la carretera: por ejemplo, designar ciertos carriles para el transporte de larga distancia y dejar otros para el tráfico local.
Por eso, con la conexión 5G se establecerán distintas bandas de frecuencia para sobrellevar la demanda.
Ese gigantesco aumento de la demanda será resultado del boom de objetos inanimados conectados a Internet, o el Internet de las cosas.
Además, «irrompible»
Otra característica crucial del 5G deberá ser que no pueda fallar.
«Tendrá la fiabilidad que actualmente tenemos con las conexiones de fibra óptica», dice Sara Mazur.
Los avances en la tecnología de antenas auguran el fin de los cortes repentinos de conexión.
Esa característica será esencial para la seguridad.
Compañías como Huawei, de China, ya están hablando de utilizar 5G para permitir la comunicación entre carros sin conductor y entre éstos y la infraestructura que los rodea.
Además, servicios como el transporte inteligente o las cirugías a distancia, en las que un ser humano utiliza remotamente un robot para realizar complicadas operaciones, dependerán de la reducción de los períodos de latencia, es decir, los tiempos de demora entre la acción y la respuesta.
Ericsson predice que el período de latencia del 5G girará en torno al milisegundo, es decir, será imperceptible al ser humano y será 50 veces menor que el de 4G.
Una pequeña lección de escuela…
Para entender cómo funciona la conexión 5G es clave entender el concepto de la «harmonización de las bandas de frecuencia».
Los datos se transmiten por radiofrecuencias, que están divididas en distintas bandas.
Las bandas de frecuencia son intervalos de frecuencias del espectro electromagnético asignados a diferentes usos dentro de las radio comunicaciones.
Por ejemplo, algunas bandas son para el envío de señales aeronáuticas y de navegación marítima, otras para transmisiones de televisión, otras para datos.
El uso de estas bandas puede cambiar de un lugar a otro y está regulado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU por sus siglas en inglés) y puede variar según el lugar.
Según Ed Ram, periodista de tecnología de la BBC, actualmente el espectro de bandas de frecuencia «es un lío» y esto «ha causado problemas con la rapidez de conexión y la confiabilidad».
Así que para allanar el camino hacia la 5G la ITU está reestructurando en profundidad las partes de las radiofrecuencias utilizadas para la transmisión de datos, a la vez que permite el uso continuado de las comunicaciones ya existentes en 3G y 4G.
¿A qué precio?
Ericsson y Huwaei dicen que por ahora no se sabe cuánto costará la conexión 5G.
No se puede calcular hasta que empiece la fase de desarrollo de producto.
Aún así, ya hay iniciativas para llevar los resultados de las investigaciones al mercado.
En Corea del Sur, que ya fue pionera en el desarrollo de 4G, Samsung espera poder lanzar una red temporal de prueba en 5G a tiempo para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
Y Huawei compite para poner en práctica su propia versión de conexión 5G en Msocú durante la Copa del Mundo de fútbol, también en 2018.
La buena noticia es que, a pesar de la rivalidad y de las gigantescas sumas de dinero que estas compañías están invirtiendo en investigación ydesarrollo, en términos generales están colaborando para poder ofrecer una conexión en 5G.
Y eso abre la puerta para un desarrollo sin paralelo de nuevas tecnologías.
«Eso, hasta que llegue la conexión 6G, allá por 2040», puntualizó Tafazolli.
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