Desde lejos se aprecia solo una silueta. Una sombra altísima que se eleva por encima del resto. Solamente cuando se escuchan las campanadas, a cientos de metros, es posible apreciar que se trata de la catedral de Maracay. Rodeada, como todo lo demás, por las sombras de una ciudad en penumbras.
Otro símbolo de la ciudad, la Maestranza César Girón, sufre del mismo mal que su prima arquitectónica. De noche es difícil apreciar su belleza. Pasa lo mismo con casi todas las obras de la ciudad. Pasa lo mismo en las calles de una región asediada por la crisis, arropada por la oscuridad.
Las calles son un lugar peligroso para estar. De cualquier rincón puede salir la motocicleta. Quien camina no puede ver más allá. El alumbrado público es tan deficiente que la mayoría de las vías públicas tienen días, semanas y hasta meses completamente desasistidas.
Queja tras queja. El reclamo es fuerte, altisonante y repetido. Las comunidades claman por el servicio que en países desarrollados se da por sentado pero que en Venezuela, producto de una gestión inadmisiblemente precaria, se convirtió en un clamor ciudadano.
La Cooperativa, Caña de Azúcar, La Morita, La Independencia, Costa del Río, José Félix Ribas, Calicanto, Base Aragua, San José, Parque Aragua, La Coromoto, La Soledad, La Arboleda y más. Muchos más. La denuncia de los vecinos abarrotan las primeras planas de periódicos, servicios de mensajería y redes sociales. El problema es complejo, reveló Juan González, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Sector Eléctrico de Aragua.
En entrevista exclusiva para el Diario del Centro, González estimó que el 70% del sistema de alumbrado público en la región está deteriorado. Las causas son diversas según el caso de cada sector. El punto en común es el mismo: falta de insumos.
¿Cómo funciona el alumbrado público?
Existen tres tipos básicos en Venezuela. El primero usa lámparas de vapor de mercurio. Emiten una luz azul verdosa. Predominan en las avenidas, apuntó el especialista. Sus componentes son más costosos y complicados de adquirir. Su beneficio es que son de las más duraderas, llegando a una vida útil de 25 mil horas en promedio.
Otras lámparas funcionan con vapor de sodio. Utilizan la descarga de gas para producir luminosidad. El color de la luz es amarillo. Es común ver este tipo de postes en comunidades. Para su encendido se requieren unos nueve o diez minutos y para reencenderlas unos cuatro o cinco minutos. Su duración es de unas 24 mil horas.
El tercer tipo de lámparas es la que funciona con bombillos LED (Diodo Emisor de Luz, por sus siglas en inglés). Son fuentes de luz incandescente o fluorescente. De alta duración y luminosidad. Consumen menos electricidad, duran más y no poseen mercurio, dañino para los humanos. A los postes que funcionan con LED se les puede adaptar una fotocelda solar, que los hace funcionar con energía natural y renovable.
Existen componentes básicos para el funcionamiento del alumbrado público, explicó el experto. Balastros, controladores y condensadores son primordiales. “Desde hace unos siete años no recibimos parte de este material que es importado”. La crisis era más que previsible.
Comunidades abandonadas
La falta de material es crítica. Los trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, trabajan en la medida en la que se lo permite la escasez. Indignación y molestia se desprenden del vocero sindical. “La falta de insumos en Aragua es de un 80%”.
Atender a las comunidades es imposible en esas condiciones. “Somos conscientes de las miles de denuncias, que reclaman que casi todas las calles están oscuras”. Incluso llegar hasta el sector afectado es un reto colosal. “El parque automotor de Corpoelec en Aragua funciona en apenas 15%”.mbrado público pasa a un segundo plano. El resultado es una comunidad sumida en la sombra.
La responsabilidad es estatal. Según la Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico, el alumbrado público le compete a Corpoelec. Hace cuatro años la tarea era de las alcaldías. “Los ayuntamientos no hicieron nada. Ahora nos toca asumir de nuevo, pero sin materiales no podemos hacer nada”.
calle sin alumbrado: violencia segura
Venezuela es el segundo país más violento del mundo no por casualidad. Existe una multiplicidad de factores que generan la violencia ciudadana. Para el diputado regional José Ramón Arias los índices lamentables van adheridos a políticas de atención a comunidades. La falta de servicios públicos es clave. La iluminación es un ejemplo. Una vereda oscura es una guarida para un delincuente. “No existen políticas de dignificación en comunidades”.
La sociedad desarrolla, partiendo de la precariedad de su entorno, un estado emocional violento. Se tienen que copiar los buenos ejemplos. Arias refirió el caso de Medellín, en Colombia. ¿Cómo se recuperó el departamento más peligroso de la región? Para el diputado es sencilla la clave: voluntad política y dignificación de comunidades deprimidas. La falta de iluminación es un problema complejo. Tiene sus raíces en la mala administración de Corpoelec, cuya incapacidad de resolver la crisis pasa por la responsabilidad del Estado. Los dividendos de la ineficiencia son devastadores, advirtió el diputado Arias.
Luis Alejandro Borrero
lborrero@el-carabobeno.com