Con o sin el chip activo, las estaciones de servicio de Maracaibo se mantuvieron repletas ayer, situación que congestionó el tráfico. Largas colas de vehículos se observaron en los expendios de combustible desde temprano en la mañana hasta pasada la tarde.

En una gasolinera ubicada en 5 de Julio, la cola de carros, camionetas y camiones, empezaba en Delicias y doblaba para continuar por la calle Doctor Portillo. La fila de quienes esperaban para comprar carburantes dificultaba el tránsito por la avenida 15, una de las vías principales de la ciudad.

«Estamos atendiendo mucha más gente de lo normal, creo que se debe a la implementación del chip en otras bombas. A nosotros nos surten como siempre, pero no sabemos cuánto nos va a durar la gasolina así», comentó José Guanipa, operador de isla de una bomba.

Recorrido

Eduardo Carrillo, comerciante, aseguró que tuvo que visitar seis establecimientos en su intento por llenar el tanque de su camioneta. «Todas las bombas están colapsadas, me metí en la que vi menos cola, pero aun así me demoré 25 minutos».

El hombre de 32 años contó que tuvo que hacer un recorrido por las gasolineras de La Limpia, Bella Vista y varias de Delicias para poder abastecerse del producto. Criticó que los usuarios tengan que perder tanto tiempo para acceder al carburante.

La Verdad

En estos momentos, Venezuela es la nación que tiene el mayor riesgo país en el mundo, asegura el economista y director de Econométrica, Henkel García, al comentar la decisión de Estandar & Poor´s de rebajar la calificación de la deuda venezolana.

Asegura que esta decisión se produce porque los mercados financieros están observando cómo la capacidad de pago de la República, podría tener dificultades, si no adopta las medidas necesarias.

Recordó que las reservas internacionales están alrededor de los $ 20.000 millones, las importaciones se han reducido de manera significativa, indicadores que evidencian que la capacidad de pago de Venezuela está limitada, señalando que el Gobierno aún tiene capacidad de maniobra, pero debe emitir señales claras.

Admite que en el supuesto negado que Venezuela no cumpla con los mercados financieros, «tendríamos una situación económica en el país mucho más grave que la actual”.

Señaló en Globovisión, que hace algunos años la deuda de Venezuela oscilaba entre $ 25.000 y $ 30.000 millones y en estos momentos se ubica por encima de los $ 104.000 millones que es un monto significativo, por el cual debe pagar un servicio anual entre $ 16.000 y $ 18.000 millones, venciéndose en octubre pagos por $ 5.300 millones.

Escrito por Juan B. Salas 

EL IMPULSO

Cuatro mil los trabajadores petroquímicos están afectados por el vencimiento de la convención colectiva desde hace nueve meses. En las instalaciones del Complejo Petroquímico El Tablazo, en Los Puertos de Altagracia, comenzaron las acciones desde las 7.00 de la noche del martes, cuando un grupo de trabajadores tomó la decisión de iniciar la manifestación que denominaron «protesta asiática», de no abandonar las instalaciones. Trabajador que entra a cumplir con su faena laboral no se retira.

Hasta ayer no había respuestas y mucho menos las que aspiran los trabajadores. Hasta el 17 de junio iba la discusión del contrato avanzó 80 por ciento. Las cláusulas económicas quedaron rezagadas. José Guerrero, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroquímicos, explicó que 80 por ciento de la masa trabajadores cobra sueldo mínimo por lo que urge un nuevo contrato.

“La mayoría en sus ratos libres se convierten en taxistas para poder cumplir con sus obligaciones familiares. Exigimos en las instalaciones la presencia del gobernador Francisco Arias Cárdenas y que se convierta en mediador de esta lucha sensata. Nuestros sueldos no se compaginan con la realidad”.

Los trabajadores están resteados. Están seguros de aplicar otras medidas de no escuchar propuestas a sus demandas. Estudian la posibilidad de involucrar a sus hijos y esposa en la lucha.

Crisbelis Salas

La Verdad

Mercal y PDVAL activaron en abril las captahuellas. El sistema biométrico surgió para responder a la misión de la tarjeta de abastecimiento seguro. El plan lo lanzó el Gobierno nacional para responder a la demanda de alimentos. En los módulos de la red directa socialista tienen cinco meses estructurando la base de datos.

En Zulia, las dos cadenas oficiales cumplen la directriz. “En los Abastos Bicentenario todavía no”, aseguró Elena Briceño, usuaria semanal de los establecimientos. Reflexionó sobre la colocación y qué observó en los anaqueles del mercado. “Si se consiguieran todos los productos en el momento que haces la compra no importaría, pero igual vas saltando de mercado en mercado”.

Cuestionó para qué implementar el sistema si la garantía de surtido falla. Briceño dijo estar acostumbrada a abastecerse el día que le “toca por el terminal de la cédula”. Va cada miércoles cuando le permiten cargar productos regulados en terminales cuatro y cinco de la identificación.

Ayer aseguró tener “éxito”. Cargó con dos kilos de pasta, tres de arroz, cuatro de harina precocida, dos de azúcar, cuatro litros de leche, dos litros de aceite y 500 gramos de margarina. Lamentó no conseguir leche en polvo.

Carmen Rodríguez, ama de casa, tumbada en el suelo, luego de casi tres horas de espera, dijo que con o sin captahuellas las colas en Bicentenario se mantienen. Y es que “solo cuatro cajas funcionan” de las 15 que tiene el establecimiento. Lo demás “está horrible”. Detalló el “deterioro” que exhibe la empresa expropiada en 2010 por el Ejecutivo. “No sirve el aire acondicionado ni las cavas”. Por eso hace un mes hay trabajos de remodelación y recuperación de los equipos. “Los están arreglando”.

Las condiciones de los sistemas de enfriamiento impiden los inventarios de carne y pollo. Consideró que bajaron las colas tras la ausencia de inventario de carnes. Recordó el pasado, “cuando no había que hacer cola”. Ahora reina la “desatención”. Reconoció que están “mejorando”, pero el “desespero” de los compradores persiste.

Jaime Montilla, comprador, desconoció cómo funciona el sistema de captahuellas. Culpa de los desórdenes a los milicianos. “Metían a otra gente que no estaba en la cola por otra puerta. Uno duraba hasta las 3.00 de la tarde, llegando a las 4.00 de la mañana”.

Yasmín Ojeda

La Verdad