Destino, disponibilidad de boletos y divisas. Con estas tres “D” inicia la planificación de un viaje al exterior en Venezuela. Lejos quedó la prioridad de hacer maletas, preparar ropa o simplemente escoger un destino de vacaciones. Eso, si el interesado tiene su pasaporte y cédula vigente. Si no es el caso, súmele estos otros dos ítems a la lista de verificación.
La preparación de un viaje empieza por “leer las providencias”. “Si uno no ha viajado al exterior, o no lo ha hecho recientemente, hay que empezar por enterarse de los cupos disponibles, de los precios, de los días que se deben pasar en el exterior”, relata Wendy Castillo, una ingeniero de sistemas que desechó la idea de viajar a España.
El paso del precio de los boletos aéreos de cambio oficial —de Bs. 6,30 por dólar, a Sicad I (que fluctúa entre Bs. 10 y 12)— disparó el costo del pasaje al doble. “Yo quería irme a España como un sueño personal, pero es imposible para mí”, cuenta Castillo, que prefirió un “todo incluido en Margarita para descansar.
De ese ‘deporte’ sabe Juan Delgado, un economista que ha tenido que viajar varias veces a México y los Estados Unidos por asuntos de negocio que pretende montar en Venezuela.
“Ya uno se hace amigo de los agentes de viaje que te avisan si cazan un cupo. Y hay que pagarlo de una vez, porque hay una cola de interesados. De ahí, al banco, a reunir los requisitos para las carpetas Cadivi (ahora Cencoex). Y luego, esperar para recibir las divisas en efectivo”.
Moneda extranjera que está sujeta a disponibilidad. A Carmen Carrión (nombre ficticio, porque la afectada pide confidencialidad) no le entregaron los dólares en efectivo cuando viajó a Europa, en mayo pasado. “Iba al banco todos los días, cinco días antes de embarcar. Al final me dijeron que me los darían el día del viaje, pero como mi vuelo salía a Caracas a las 6:00 am, no pude retirarlos”, asegura.
Carrión vio disminuidas sus posibilidades de disfrute y compras en el viejo continente por disponer de 300 dólares menos, que igualmente se reflejaron en sus consumos como recibidos.
“Uno viaja por el crecimiento, por conocer otras culturas. Pero es tan poco lo que asignan para tantos días que uno termina comiendo pan y jamón, para poder pagar atracciones y hotel”, asegura.
En las maletas de los viajeros criollos viaja, además de lo normal en un equipaje, plegarias familiares. A Robinson Atencio le sucedió en el Mundial de Brasil 2014. No le pasaron las tarjetas de crédito en los 2 primeros días de viaje.
“Me salía tarjeta rechazada. Menos mal que estaba con un grupo de amigos, porque si no, no sé cómo hubiese hecho, solo, en Brasil, sin hablar el idioma”, cuenta. “Uno reza porque no tenga problemas con las tarjetas cuando llega al exterior”, afirma.
El tiempo de obtención del pasaporte venezolano oscila entre cuatro y seis meses. “Con suerte, porque lo saqué en Cabimas en marzo y no me ha llegado”, dice Julia Mazzari. La expedición de la cédula también presenta inconvenientes, y sin ella vigente no se puede tramitar divisas. Desde el Saime aseguran que trabajan para minimizar la espera.
Las historias de viaje son muchas. “Uno se adapta, si te ponen una traba aquí, te metes por allá, esa es la personalidad del venezolano, que no se queda en su casa”, afirma Luis Gutiérrez. “Pero es mucho cansancio hacer una cola para ver si hay un cupo aéreo, y ni pensar en cuatro, o cinco”, asegura.
Recien casados que se han ido separados a la luna de miel, familias que viajan divididas para encontrarse en otro destino, y hasta la compra de boletos en el exterior, por parte de familiares, son algunas de las estrategias que usan los viajeros.
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