Venezuela mostró una cara bien diferente en el primer partido dirigido por Noel Sanvicente. La mano del timonel criollo ya se ve en el equipo, a pesar del poco tiempo que lleva al frente, pero hay varios aspectos que aún debe corregir. A continuación los puntos altos y bajos de su primera presentación.
Interpretaron el mensaje
Sanvicente quiere una selección que presione ahogando al rival en la salida y en la primera media hora del partido de ayer se notó esa presión alta. También apuesta por la verticalidad y volumen ofensivo y hubo compases en que Venezuela exhibió tales características. La Vinotinto fue atrevida de arranque, sin importar que el rival fuese un mundialista y, aunque el gol llegó después de un error del arquero coreano, generó ocasiones en las que pudo haber hecho daño. El mensaje de Sanvicente parece tener buena receptividad, pero se requiere tiempo, trabajo y ajustes. En el complemento el equipo se diluyó.
Tuvieron vocación ofensiva
El esquema que se planteó de inicio tiene el espíritu del juego con extremos. Mario Rondón y Josef Martínez debían generar problemas por los costados a la defensa rival y buscar sociedades con “Lobo” Guerra o alguno de los volantes de primera línea. Salomón Rondón, como hombre de área, tenía que ser abastecido de balones. Noventa minutos es muy poco para conclusiones tajantes, pero lo cierto es que la conexión con Salo fue escasa, Guerra no tuvo su mejor partido y a Edgar Jiménez, el volante central que debía soltarse, no se le vio pisar el área contraria. Igual: tiempo, trabajo y ajustes.
Pueden contar con Gabriel
“Chita” no es de andar con rodeos. Dejó claro antes de viajar que Gabriel Cichero, al día de hoy, es su lateral izquierdo titular. Tendrá la primera opción y contra Corea del Sur no desentonó. Los mayores problemas los causó la selección local por el otro costado. Ciertamente, no fue demasiado exigido, pero su actuación se resume en una palabra: cumplió. Y se puede suponer que aún está lejos de su techo, pues recién se reencontrará con la continuidad en Mineros, luego de un año bastante irregular, tanto con la selección, en el cierre del Premundial, como a nivel de clubes.
Dani respondió a la confianza
En el primer once de Noel Sanvicente el elegido para custodiar el arco fue Dani Hernández, y respondió a la confianza. El guardameta de Valladolid tuvo al menos tres buenas atajadas frente a los coreanos, no tuvo culpa en ninguno de los goles, y se mostró muy seguro cuando le tocó jugar con los pies. Su único lunar fue en el juego aéreo, pero para su fortuna, no terminaron pesando estos descuidos. Si sigue teniendo continuidad con su club, probablemente siga siendo la primera opción del nuevo seleccionador nacional.
Hubo un primer dibujo de una era “pos-Arango”
Juan Arango aún no decide su futuro con la selección. Es cierto que, de momento, se excusó por sentir que necesita tiempo para adaptarse a la cancha sintética de Tijuana y a su nuevo club, pero también es verdad que no ha dicho de manera formal que seguirá defendiendo la casaca vinotinto. Así que podemos decir que ayer se mostró un boceto de la Venezuela “pos-Arango”. La dinámica cambia. No hay otro jugador con las características del maracayero, por eso para “Chita” no es cosa de quitar y poner. Se extrañó como pasador y en pelota quieta, también por su disparo de media distancia.
Falta trabajo en la defensa
El aspecto más flojo de la selección nacional en el arranque de ciclo fue el defensivo, con todo y que la última línea estuvo integrada por cuatro jugadores que rindieron dividendos en la gestión anterior. El mismo Sanvicente reconoció en rueda de prensa que es uno de los aspectos que más deben trabajar de cara al futuro, pues faltó coordinación, concentración en los balones aéreos y efectividad en la salida. La presión alta del equipo también puede haber tenido algo que ver con estas dificultades, y únicamente con trabajo de adaptación lograrán que se conviertan solo en un mal recuerdo.
Fuente: 2001
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