Todos ingresan por la misma causa: fiebre alta y fuertes dolores musculares. En los Valles del Tuy las emergencias de los hospitales y las consultas de los dispensarios están colapsadas; repletas de niños y adultos, muchos de ellos con un diagnóstico médico sin confirmar y por adelantado: chikungunya.
En Ocumare del Tuy, municipio Tomás Lander, la enfermedad se ha convertido en una referencia obligada para quienes padecen fiebre , escalofríos y salpullidos. Es casi una sentencia de alerta colectiva que mantiene en vilo a las familias no solo de esa jurisdicción sino de localidades como Yare, Charallave y Santa Teresa.
En el Hospital General Simón Bolívar, en Ocumare del Tuy, el personal de salud de la mañana reporta hasta cien pacientes con cuadros febriles. Mientras que en el hospital Dr. Osío, en Cúa, los registros de los médicos comunitarios oscilan entre 40 y 80 por turno.
Los sanatorios no disponen de pruebas de serología para dengue y tampoco están en capacidad de descartar el virus chikungunya, por lo que los síntomas son atribuidos a un «cuadro febril»: el mismo diagnóstico para todos los afectados.
«Tengo a mis dos hijos y a mi esposo con fiebre muy alta», relató Lucía Castillo, vecina de Ocumare, mientras aguardaba por una consulta.
En Cúa, el personal de salud improvisó una sala de urgencias única en el pasillo principal para atender a los enfermos, pues tanto la urgencia pediátrica como la de adultos están en remodelación desde hace al menos dos meses. A juicio de los trabajadores, ese centro, que fue inaugurado en 2008, enfrenta un cierre técnico.
Las filtraciones en techos y pisos han ocasionado serias inundaciones en esa institución. La demanda de yelco, catéteres, inyectadoras, y antibióticos son una petición común en ambos instituciones. Los lugareños denuncian que la red de atención primaria de Barrio Adentro es deficiente.
Manuel Hernández, portavoz de la Dirección de Salud de la gobernación en Los Valles del Tuy, asegura que registran el doble de los casos de fiebre en las 14 Casas Amigas de la Salud de Miranda. Estima que los casos ascienden a 300.
«No se descartan casos de chikungunya», dijo. Recordó que la única institución en capacidad de detectar el virus es el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, en la UCV.
«Para combatir los síntomas nos mandaron acetaminofen y loratadina, pero no consigo Atamel ni nada parecido», dijo Daniel Villamizar. Para el diagnóstico de chikungunya, los médicos y enfermeras aseguran que recibieron una charla de capacitación, pero no disponen de los exámenes específicos para detectar la enfermedad. «La situación es crítica», advierte la enfermera Susana Martínez del Hospital Dr. Osío. Frente a la coyuntura, ambos centros refieren los casos clínicos graves al Pérez Carreño y Domingo Luciani, en Caracas.
«La capacidad de respuesta es mínima», dice la enfermera Daimar Díaz. El criterio para el diagnóstico, según comentaron, es sencillo: «si tiene fiebre alta, conjuntivitis y dificultades para caminar, entonces es chikungunya».
El Universal trató de obtener las versiones de los directores de ambos centros, sin resultados. Igualmente, remitió comunicación al Ministerio de Salud para que diera la versión de sus hechos, y este despacho remitió a los comunicados oficiales sobre la enfermedad.
JULIO MATERANO
EL UNIVERSAL
