Camina como puede. Sus brazos apenas alcanzan a cargar ese gran colchón que lleva a cuestas. Va con él a todos lados, como si fuera una cruz. Una joven estudiante prometió arrastrar consigo y a donde vaya un colchón hasta que el joven que abusó sexualmente de ella sea echado de la universidad.
Podría parecer una broma, pero es un grito desesperado de justicia. Emma Sulkowicz carga por los pasillos de la Universidad de Nueva York un colchón azul. Es parte de su protesta contra las autoridades escolares que llevan cinco meses sin escucharla, según dice.
A sus 21 años es una estudiante de artes visuales en una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Ella no se ha cansado de señalar a uno de sus compañeros por haberla violado. El hacer público su caso no le ha ganado más que ser víctima de burlas, críticas y hasta de omisión por parte de las autoridades escolares.
Esta semana difundió un video, en la revista digital de la institución llamada Columbia Spectator, en donde explica que cargará con un colchón a todos los sitios a donde vaya dentro del campus. Así protestará hasta que logre que el joven que la violó sea expulsado del centro.
Para Emma no es fácil toparse con este capítulo de su vida. Cada encuentro con su agresor es como una puñalada que le revive uno de los momentos más dolorosos de su vida: fue golpeada en la cara, ahogada y sujeteda hacia abajo para ser violada.
«Haré esto hasta que se vaya por su cuenta o hasta que la universidad lo expulse. Lo que sea que signifique que no estemos en la misma escuela pero estoy preparada en hacer esto hasta que reciba mi título», dijo decidida.
En su testimonio revela que el abuso sexual ocurrió durante el segundo año de su carrera. En un inicio no lo denunció pero después se enteró que no era la única víctima de este joven: por lo menos otras dos chicas habrían sido víctimas del mismo hombre. Fue entonces cuando Emma rompió el silencio.
«Fui violada en la cama de mi propio dormitorio, así que creo que la idea de cargar el colchón representa cargar el peso de las memorias que tengo de esa noche y cargar el peso de cómo la escuela rechazó no solo mi acusación, sino la de otras dos mujeres que presentaron quejas contra él y la forma en la que la policía me acosó cuando informé mi caso», explicó conmocionada.
Emma reportó el abuso sexual en el mes de abril. Contó que tanto las autoridades educativas como la policía local la ignoraron. Entonces se unió a otros 23 estudiantes para presentar una demanda federal en contra de la universidad por el mal manejo de los casos de agresión sexual y violación a la equidad de género.
Y no está sola. Ha recibido el apoyo de sus profesores, quienes las dejan entrar a clases con su colchón. Incluso hay quienes se ofrecen a ayudarla con la estorbosa carga.
«Estoy muy adolorida hoy pero sé que con el tiempo tendré músculos y seré más fuerte», comentó.
Hasta el momento, el Departamento de Educación de Estados Unidos no ha determinado si va a investigar al Instituto.
Este caso pone el dedo en la llaga sobre los extendidos casos de abuso sexual en contra de mujeres universitarias. Actos en los que, las autoridades en general, han hecho poco para contrarrestar, de acuerdo a las denuncias de organismos civiles y los testimonios de los propios estudiantes.
De acuerdo con autoridades federales citadas en una investigación realizada en mayo pasado por el diario The New York Times sobre otra violación no resuelta en una universidad, hasta 20% de todas las universitarias en Estados Unidos son víctimas de abusos en sus escuelas.
Como una manera de atacar este problema, recientemente fue aprobada en California una medida que busca que los alumnos que tengan relaciones sexuales deben expresar abierta y claramente su consentimiento para llegar a ese punto. No se puede tomar como aprobación el silencio de la persona, el no poner resistencia o dar el permiso mientras se está intoxicado.
Fuente: Univisión