Sobrepobladas, violentas y en ocasiones con escasez de los servicios más elementales: las prisiones de América Latina siguen estando en una situación desastrosa según asociaciones de derechos humanos, a pesar de que muchos de los actuales jefes de Estado han pasado por ellas. Según un informe del ICPS, Venezuela es el segundo país con las cárceles más superpobladas, después de El Salvador.
En Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, estuvo encarcelada durante tres años (1970-1973), casi la mitad de los centros no tienen suficientes camas para todos los prisioneros, según la Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO), que agrupa a los defensores del pueblo e instituciones de derechos humanos de la región.
Chile también está gobernado por una mujer de izquierda, Michelle Bachelet, torturada y detenida durante varias semanas en 1975.
En este país, “hay una sensación de inseguridad de las personas, a veces alimentada por los medios de comunicación, que quieren prisión, prisión, prisión”, indica Ana María Morales, responsable de la reinserción en la ONG Paz Ciudadana.
Uruguay es otro ejemplo de país gobernado por un exdetenido, José Mujica – que pasó más de 13 años en las cárceles de la dictadura (1973-1985) – y regularmente puesto en la lista negra por las condiciones de vida carcelaria.
Para Mirtha Guianze, directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, “hay una sensación de inseguridad en la población, a veces alimentada por los medios, y las personas quieren la cárcel, la cárcel, la cárcel” para castigar los delitos.
Superpoblación y violencia
Estos tres países son los que más personas encarceladas tienen en América Latina (sin contar Cuba), con un índice de 281 detenidos por 100.000 habitantes en Uruguay, 274 en Brasil y 266 en Chile, según el Centro Internacional de Estudios Penitenciarios (ICPS, en inglés).
La región está lejos del récord de la proporción de detenidos de Estados Unidos (716) pero sobrepasa ampliamente países como Francia (98) o España (417).
Fenómeno mundial, esta alza fue mayor “en las regiones cuyos países tienen ingresos bajos y medios, como es el caso de América Latina”, debido al aumento de la desigualdad social y la delincuencia y a una justicia más severa.
La sobrepoblación es alarmante. Según el ICPS, los países más afectados son El Salvador (320,3%, proporción entre el número de detenidos y capacidad), Venezuela, (270,1%) y Bolivia (256,9%), en contraposición a 99% en Estados Unidos, 118,3% en Francia y 88% en España.
En Paraguay, la prisión cuenta con 4.000 detenidos para 1.200 plazas.
En Venezuela, hay casi tres veces más detenidos que plazas, lo que crea un clima de violencia extrema, hasta el punto de que en 15 años más de 16.000 detenidos fueron asesinados tras las rejas, según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
“En Venezuela, se puede juzgar a una persona estando en libertad, pero lamentablemente, en la actualidad, todas las personas por delitos menores quedan privadas de libertad” a la espera del proceso, lamenta Marianela Sánchez, coordinadora jurídica de la OVP. La mayoría (64,56%) de los presos están sin haber sido juzgados aún. “Esto lo que hace es agudizar más la sobrepoblación”.
AFP