Es común escuchar en consulta o incluso en pláticas de café que las mujeres refieran no querer tener relaciones sexuales y a veces no saben ni por qué, simplemente se sienten indispuestas.
En algún momento, todas hemos pasado por esta situación debido al cansancio después de una jornada laboral, estamos atravesando cambios hormonales, estrés, maternidad, etc. Esto no quiere decir que haya algo “malo” con nosotras. Sin embargo, si ese ha convertido en una situación recurrente, es evidente que algo puede estar sucediendo y lo hemos pasado por alto.
Indagando al respecto acerca de los encuentros sexuales que se experimentan, se repite un común denominador: el acto sexual no les gusta porque suele genitalizar la sexualidad; es decir, la pareja se enfoca exclusivamente en los órganos sexuales externos y no acaricia otras zonas. Además de que el juego precoital es inexistente, provocando así que la pareja no se sienta tomada en cuenta desde el ámbito afectivo. Asimismo, la relación se encuentra en un momento de conflicto y por ende, no se quiere tener un encuentro más íntimo con la pareja, ya que no se siente que la relación esté al cien por ciento.
Por ello, es importante identificar qué es lo que está sucediendo puesto que en ocasiones, el uso de medicamentos y drogas pueden influir en la baja de apetito sexual. Así como los cambios hormonales que se viven durante la etapa de la menopausia. De igual manera, si existe alguna disfunción sexual se tiende a evitar el sexo por miedo a que esta se presente.
Cabe mencionar que en pareja existe una disfunción llamada disrritmia sexual y una de las características es justo que una persona de la pareja no está contenta con la cantidad de relaciones sexuales que se tienen y por ello, quiere más; mientras que la otra persona quiere todo lo contrario. Comúnmente, esta disfunción está mayormente relacionada con lo que está sucediendo en la dinámica de la pareja que con alguna otra cuestión.
Entonces ¿Qué hacer cuando no se quiere tener sexo?
1. Evitar forzarnos: Tener relaciones sexuales todo el tiempo y en todo momento no es obligatorio A veces, de verdad hemos tenido un día muy pesado y lo único que queremos es descansar. ¡Se vale decir que no!
2. Comunicar mis necesidades a la pareja: Tales como lo que siento me ha hecho falta para sentirme con ganas de un encuentro sexual, lo que me gustaría que sucediera y lo que me ha estado desagradando del mismo. Esto de manera asertiva, es decir, tomando responsabilidad por la parte que me toca sin culpar al otro. Por ejemplo: Disfruto cuando me tocas de cierta manera… Me gustaría que hicieras más tal movimiento… Me encanta que me abraces o beses… Me gustaría que nos acariciáramos mayor tiempo… No disfruto tanto cuando…
3. Hacer una radiografía emocional de la relación: Analizar en qué lugar nos encontramos cómo pareja, cómo está la relación, qué es lo que estamos viviendo, cómo lo estamos viviendo, si nos sentimos contentos, si existen conflictos, etc. Realizando esto, podemos averiguar una de las causas del por qué no tenemos ganas de estar con la otra persona y así, comunicar nuestro sentir. Preguntar: ¿cómo me siento con la relación? ¿cómo se siente la otra persona? ¿cómo nos sentimos cuando estamos juntos? ¿qué nos gusta cuando estamos juntos? ¿qué no nos gusta? ¿qué nos gustaría?
Recuerda que es importante tomar en cuenta cómo nos sentimos en todo aspecto: con nuestro cuerpo, nuestras sensaciones, nuestro ser mujer, nuestra pareja, etc., debido a que esto puede estar directamente ligado con el no querer tener sexo. Una vez identificando qué pasa conmigo, puedo expresarme claramente con el otro y empezar a mejorar mi vida sexual. Aunque si me doy cuenta que esta falta de ganas es persistente y que no sé de qué manera manejar, siempre es un buen momento para pedir ayuda y hacer cambios.
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