Aunque la gente sensata no suele tomarse las teorías conspirativas en serio, realmente tienen un considerable impacto negativo en nuestro mundo. ¿De qué forma lo están destruyendo?
Cuanto más acceso a la información tiene la gente, peor la utiliza
Sorprendentemente, en los últimos 50 años en los que el conocimiento humano se ha hecho accesible instantáneamente a todo el mundo en cualquier momento, el porcentaje de creyentes en las teorías de la conspiración ha aumentado, informa la página Cracked. Por ejemplo, si en los años 60 el 52% creía que había algún tipo de conspiración detrás del asesinato de John F. Kennedy, ahora esta cifra alcanza el 61%.
El método específico de los aficionados a la conspiración consiste en que buscan en todos los datos disponibles hasta que encuentran algo que confirma su creencia, ignorando todas las demás pruebas. Y la gente tiende a escuchar las opiniones minoritarias más que mayoritarias, aunque les falten evidencias fiables.
La gente muere
En 1998 la revista médica ‘The Lancet’ publicó un estudio que mostró un posible vínculo entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) y el autismo, lo que desató pánico en todo el mundo. Y aunque el artículo casi de inmediato fue desacreditado como un fraude, algunos vieron en esta forma de retractarse un encubrimiento, lo que llevó a una teoría de la conspiración sobre las compañías farmacéuticas que intentan matar a la gente con las vacunas.
Debido a ello, muchos padres prefirieron no vacunar a sus hijos contra las enfermedades. Como resultado, en los últimos años se ha observado un mayor número de enfermedades como la tos ferina y el sarampión: en 2012 EE.UU. sufrió su peor brote de tos ferina en 70 años. Y el estado de Washington, donde se daban las tasas más altas de padres que rechazaron la vacunación, se vio más afectado por la enfermedad.
Es una industria con fines de lucro
Los seguidores de la conspiración no se dan cuenta de que son víctimas de una industria masiva que tiene un gran flujo de ingresos. «Es un mercado floreciente con mucha competencia», afirma Cracked. Hay toda una industria que vive de las conspiraciones, y por lo tanto tiene que fabricar conspiraciones para sobrevivir.
Por ejemplo, se pueden enriquecer vendiendo kits de alimentos de emergencia para el inminente colapso de la sociedad. También sacan provecho los vendedores de oro, ya que es lo que se va a utilizar una vez que los gobiernos se derrumben, según las teorías conspirativas. Los autores de las conspiraciones además acumulan millones de dólares vendiendo sus libros, entradas para sus conferencias, etc.
Sacan lo peor de la gente
Las teorías de la conspiración vuelve miserables a las personas, según el medio. Así, algunos estudios muestran que las personas que creen en ellas tienden a ser mucho más cínicas sobre la vida, se sienten más impotentes y carecen de autoestima.
Imposibilitan que se solucionen los problemas reales
Las teorías de la conspiración terminan siendo un movimiento engañoso donde la versión ficticia del problema absorbe toda la energía que podría realmente utilizarse para mejorar las cosas. Así, por ejemplo, la gente que cree que el calentamiento global es una conspiración está menos interesada en tomar medidas de protección del medio ambiente.
Otro ejemplo sería la ciencia en el caso mencionado antes, en vez de inyectar dinero en la investigación del presunto vínculo entre la vacuna triple vírica y el autismo, este dinero podría haber sido utilizado para investigar curas contra el cáncer o desarrollar mejores vacunas.
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