En menos de 24 horas mataron a dos funcionarios policiales en las mismas circunstancias, pero en lugares distintos: trataban de evitar que delincuentes robaran a los pasajeros de las unidades de transporte en la que ellos iban.
El primero fue el comisario del Cicpc José Antonio Serrano Pérez, de 44 años, la noche del viernes. Luego el sábado a las seis de la tarde mataron al oficial jefe de Polimiranda Juan Ernesto Mijares Milano, (39), quien recibió dos tiros cuando iba en una unidad de la Unión de Conductores Encarnación, de la ruta Petare-Higuerote.
El oficial iba en compañía de su hijo cuando tres delincuentes sometieron al conductor de la unidad en el sector Quebrada Seca de la autopista Gran Mariscal de Ayacucho, cerca del distribuidor de Kempis. Allí se originó un enfrentamiento cuando el jefe policial trató de evitar que robaran a los pasajeros. Otras tres personas resultaron heridas.
El funcionario logró matar a uno de los ladrones, que fue identificado como Daniel José Moreno Hernández, de 21 años, y las autoridades policiales lograron aprehender a Josué David Moreno Hernández, de 20 años, quien también participó en el hecho. Un tercer delincuente logró huir del lugar.
Los heridos fueron identificados como Antonio José Mijares Chávez, de 35 años; Reinel José Martínez Yaguarán, de 19 años, y Omaira Mercedes Rojas Carrasquel, de 19 años.
Con el homicidio de este jefe policial asciende a 58 el número de funcionarios de distintos cuerpos de seguridad que han sido asesinados en la Gran Caracas en 2014.
En otro hecho de violencia, registrado en el estacionamiento del bloque 4 de Pinto Salinas, mataron a Julián José Irazabal, de 24 años, cuando regresaba a su casa, después de comprar una hamburguesa.
La madre de la víctima contó que el homicida de Julián es el mismo hombre que hace un año mató a su otro hijo, que se llamaba Jackson Irazabal, que tenia 19 años.
«Para que voy a velar a mi hijo, si pasó nueve horas tirado donde lo mataron, bajo la lluvia, porque la policía no llegaba. Cuando los llamábamos decían ‘ya vamos para allá’ y llegaron a las 9 de la mañana», dijo Tamara Abello, madre de la víctima.
La mujer dijo que el homicida es un delincuente que mantiene azotados a los habitantes de Pinto Salinas y que no sabía las razones por las cuales se metía con sus dos hijos.
«No sabemos cuándo la policía lo va a atrapar. Eso es lo que pasa cuando un malandro se enamora de un muchacho sano. Ellos nacieron, se criaron y me los mataron en Pinto Salinas», dijo, entre lágrimas, la mujer.
THÁBATA MOLINA | EL UNIVERSAL