Miles de nacionalistas judíos, en su mayoría adolescentes y jóvenes, marcharon hoy por las principales calles de Jerusalén, en una demostración de fuerza ante la población palestina de la ciudad durante la conmemoración del Día de Jerusalén.
La marcha, que comenzó a primera hora de la tarde en distintos puntos de la ciudad, acabó en el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para el judaísmo, tras haber entrado por la puerta de Damasco y cruzar el barrio árabe de la ciudad antigua en lo que era una marea de banderas blanquiazules de Israel y fervor nacionalista.
Más de 20 mil activistas tomaron parte en la llamada «Marcha de las Banderas», un acto con el que Israel reivindica su soberanía sobre la parte este de la ciudad, donde viven unos 300.000 palestinos.
El Día de Jerusalén recuerda la «unificación» de la ciudad tras la Guerra de los Seis Días de 1967 y la posterior anexión como capital de Israel de la parte este en 1980, que no ha sido reconocida ni por los palestinos ni por la comunidad internacional.
Hoy, en una sesión especial del Parlamento de Israel, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró que «hace 47 años Jerusalén fue reunificada y nunca más será dividida de nuevo».
Nabil Abdu Rudeina, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abás, respondió a esas declaraciones recordando a Netanyahu que «la postura palestina, árabe e internacional determina que Jerusalén Este es capital del Estado palestino y que no habrá acuerdo sin ella».
«La continuación de esta política, que va en contra de las resoluciones internacionales, tiene consecuencias muy graves y no ayuda a crear la oportunidad para conseguir la paz», agregó el portavoz presidencial palestino en una nota difundida por la agencia Wafa.
Las últimas negociaciones entre israelíes y palestinos se detuvieron a partir del pasado 24 de abril, cuando el Gobierno de Israel anunció la suspensión del diálogo después de que el día anterior el movimiento nacionalista palestino Al Fatah y el islamista Hamás anunciaron un acuerdo de reconciliación del que ha de salir un gobierno de unidad nacional.
A ello hay que añadir la continuación de la construcción de viviendas en las colonias judías en Cisjordania, un motivo permanente de conflicto en el proceso negociador.
De esas colonias provenían hoy la mayoría de los jóvenes que marcharon por Jerusalén, que al grito de «Jerusalén es nuestra» y «Jerusalén nunca será dividida» iban agrupados por los seminarios rabínicos en cada colonia, según las pancartas que encabezaban cada grupo.
Uno de los grupos, procedente del asentamiento de Elón More, exhortaba incluso a la expulsión de la población árabe con la repetitiva maldición de: «sean borrados los palestinos (de la faz de la tierra)», aplicada tradicionalmente a los enemigos más amargos del judaísmo.
La multitud marchó entre una mezcla de cánticos religiosos y nacionalistas bajo una fuerte vigilancia policial que horas antes se había preocupado de apartar de la zona a la población palestina y le había pedido cerrar sus comercios desde las 17.00 horas (14.00 GMT) para evitar fricciones y «permitir el paso» de la marcha.
Aun así, se registraron sucesivos choques primero entre la Policía y manifestantes palestinos, y después entre los activistas judíos y unos pocos palestinos que quedaban aún en la zona, tres de los cuales fueron arrestados por arrojar piedras.
Fuente: Agencias