Los familiares de los procesados que se encuentran en el Centro de Coordinación Policial de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), ubicado en la avenida Sucre de Catia, afirman que existe hacinamiento en los calabozos. Aunque no fue posible conseguir una versión oficial por parte de la PNB, ya que argumentaron que solo su director está autorizado para declarar, los familiares explicaron la realidad que viven sus parientes tras las rejas.
Duermen mal. Ana Emilia tiene 18 años y tres meses de embarazo. Viajó desde Caucagüita para traerle la comida a su pareja allí detenido. Dijo que el joven le relató que duerme en el piso, en ocasiones parado, y que son constantes las peleas entre los reos por el derecho a tener un espacio para dormir.
Por su parte, Maigualida tiene a su nieto preso por robarse un celular. Dijo que sufre de la tensión y que su detención le ha pegado mucho.
El muchacho le contó que duerme en el suelo, en condiciones muy difíciles. Su familia quiere que sea beneficiado con una medida cautelar y que no sea trasladado a un penal. Carlos fue a llevarle la comida a su hermano, quien fue detenido hace dos meses por un delito menor.
El joven le manifestó que la vida tras las rejas “es una lucha constante”, que le toca dormir en el suelo, y en ocasiones parado, a la espera de su traslado al penal. Pelear por un sitio. Los familiares aseguraron que los reos dicen que cuando ingresan más reclusos deben pelear por un espacio para dormir, pues aumenta el hacinamiento.
José tiene 18 años y dos meses detenido por robo. Le dijo a su mamá que los moretones que le observó durante la visita de los miércoles se los hizo por pelear con otros reos por un espacio para dormir o por un poco de comida.
Limpian ellos mismos. Los encargados del aseo de las celdas son los mismos reclusos, quienes a diario deben limpiar el sitio donde duermen.
Sus parientes afirmaron que junto a la comida y el agua deben llevar todos los días dos bolsas negras que son requeridas por los polinacionales para el aseo de los calabozos. Yubirieli refirió que hace seis meses su mamá pudo entrar a limpiarle una herida en la pierna a su papá, quien lleva casi un año retenido. La señora manifestó que el sitio estaba muy sucio y olía mal, que no era apto para albergar reclusos.
En bolsas e identificado. En los calabozos de la PNB en Catia, no se les ofrece ningún tipo de alimento ni agua a los reos, ya que eso recae en los familiares. En cuanto a los artículos de uso personal, éstos deben ser vaciados en bolsas y debidamente identificados con el nombre del reo.
Durante las visitas, los procesados sólo pueden recibir una muda de ropa, que incluya un mono azul y una franela blanca. Actuación policial. Los familiares de los procesados aseguraron que están conformes con la actuación de los polinacionales que resguardan las celdas. Dijeron que “no son matraqueros” y que no conocen de ningún caso donde los funcionarios ayudaran a ingresar armas o drogas al interior de las celdas de la PNB en Catia.
Se las ingenian para conversar
Debido a las medidas de seguridad implementadas en los calabozos de la PNB, que prohíben el ingreso de celulares, los reclusos se ponen “creativos” para intentar comunicarse con sus parientes desde las ventanas del recinto.
Maigualida desafió los carros y las motos buscando el mejor sitio para decirle a su nieto “te acuerdas cuando te decía que te portaras bien, mira ahora donde estás”, gritaba entre lágrimas. Eleonor le pidió a su pareja que no peleara con los otros reos, y le aseguró que “hacía todo lo posible” para que saliera pronto.
Carlos fue el que más pudo conversar con su hermano menor, pues le traía un mensaje de su mamá. La mayoría de los familiares consultados coincidió en que el tiempo de la visita es muy breve y recurren a esta vía para poder hablar un poco más con los reclusos cada vez que les llevan la comida.
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