¿Qué es lo que lleva a una persona que está en pareja a flirtear online? ¿Por qué pasar horas frente a la pantalla seduciendo desconocidos cuando probablemente haya alguien esperando entre las sábanas de la cama? ¿Cuál es la razón por la que alguien preferiría sexo cibernético a un encuentro piel a piel? ¿Es el flirteo virtual una infidelidad?
En realidad el flirteo online es una manera de canalizar algunas fantasías y también de reafirmar el ego, el poder de conquista. Es tocar el fuego sin quemarse. Jugar a la conquista desde la cómoda posición del anonimato. Cualquier individuo puede hacerse un perfil en una red social y desde ahí entrar a jugar como un actor en su papel. Es un avatar más.
Habría que preguntarse por qué alguien que está en pareja necesita seguir conquistando, seguir reafirmando sus dotes de conquistador. Es una cuestión de ego, no tiene, muchas veces, nada que ver con el amor del plano real. Es un aspecto lúdico que puede no pasar a mayores.
El problema es cuando este juego se convierte en obsesión. Cuando la persona real detrás del perfil online comienza a creer y sentir de tal manera y con tal fuerza que excede la pantalla e interfiere con su vida y relaciones cotidianas.
Hice esta misma pregunta a amigos, conocidos y profesionales. He aquí sus respuestas.
Dra. Tanginika-Simone Cuascud Vega
“El concepto de la infidelidad tiene tantas definiciones como seres humanos. Muchos definen la infidelidad como el acto sexual consumado con una tercera persona cuando el o la participante está previamente comprometida una relación sentimental tal como el matrimonio. Otras personas definen la infidelidad como el solo acto de fantasear acerca de algún encuentro carnal con otra persona que no es su pareja. Algunas personas consideran infidelidad cualquier cosa que distraiga la atención y consuma el tiempo de una persona fuera de su relación de pareja. Por ende, para muchos, hasta ser un ávido fanático de un deporte podría ser considerado infidelidad.
Por otro lado, la tecnología ha viabilizado la interacción humana más allá de las fronteras del tiempo y del espacio. El espacio cibernético a través del correo electrónico y los medios sociales, entre otros, facilitan el que personas se envuelvan en dinámicas de flirteo y fantasía desde la seguridad, privacidad y conveniencia de su computadora. Si el flirteo virtual es considerado infidelidad depende de la persona y la pareja. Para muchos, el flirteo ligero, sobre todo cuando no es cara a cara, es inofensivo. Pero no todos están de acuerdo con esta noción. Cuando el flirteo comienza a consumir el tiempo de pareja, la persona envuelta en el flirteo pierde interés en su pareja y cuando el flirteo comienza a tomar un giro de planificación de un encuentro personal, ya el flirteo pasa de ser un acto “inocente” a ganar el potencial de irse fuera de control y terminar en una relación sentimental o sexual. Claro está, en caso de que la pareja tenga un arreglo previo de mantener una relación abierta y el sexo fuera de la relación de pareja esté permitido, tácita o explícitamente, entonces no se consideraría infidelidad.
Entiendo que la clave de la definición de la infidelidad está en cómo se concilian las definiciones individuales de infidelidad en el contexto de pareja. Hay que entender que los contextos cultural y religioso, entre otros, tienen gran influencia en los paradigmas morales dentro de la pareja. No obstante, al final de cuentas, los límites y parámetros de lo que se considera infidelidad los debe establecer la pareja y para que esto suceda es imperativa la comunicación franca, abierta y saludable.”
Otras opiniones
“Organicé en 2009 un ciclo de debates sobre los “Virtual Feelings” y en una se trató este tema. En resumen (muy resumido): tiene que ver con las neuronas espejo (empatía y aprendizaje). Consideraremos que no lo es si el hecho de flirtear (sea o no de manera virtual) no lo interpretamos como una infidelidad en sí mismo.”
“Si una mirada es infiel… un chateo es peor… a mí me parece que el concepto infidelidad y sus culpas y penitencias implícitas deberían partir de acto carnal consumado hacia arriba… el resto es imposible de controlar… son deseos y sensaciones saludables si se expresan y contaminantes si se contienen…. aunque pensándolo bien ni eso… De algún modo cuando tratamos a alguien en persona y de viva voz… fantaseamos del mismo modo que cuando lo hacemos virtualmente, a través de un teclado… y si no ¿qué significan las corbatas, los jeans rotos, el maquillaje, las uñas pintadas, los perfumes, la voz engolada o perversamente aniñada… las historias del pasado contadas selectivamente y con los añadidos y recortes correspondientes…. las muletillas literarias y pictóricas, que en muchos casos no pasan de ser referencias… Todo ello construye la personalidad que queremos que los demás asuman de nosotros y a su vez buscamos lo que queremos ver. Algunos creen que al mirar a los ojos de su contertulio, saben si es “eso o aquello” y aseguran que las miradas son transparentes… vamos… que no… que sólo depende de lo sofisticada y experta que resulte tu contraparte. El problema básico de las relaciones por Internet no es estas en sí mismas… son los desesperados asociales que sólo así, virtualmente, pueden fantasear… y que además creen que encontrarán a alguien, sinceramente y para siempre…”
“El flirteo virtual entre dos personas que no se conocen personalmente es una quimera.
“El flirteo virtual entre dos personas que se conocen, puede ser un juego o algo más …”
Entonces no para todos significa lo mismo, porque no todas las personas lo viven igual. Intentar poner un coto al flirteo virtual es como intentar prohibir las fantasías sexuales en el otro. Quizá haya momentos en que la imagen personal de un individuo se reafirma con el elogio expresado de un tercero. Cuando la rutina es mucha en una pareja , la mirada erotizante de una tercera persona, la sexualidad implícita en un comentario, la fantasía sexual reflejada en el juego online, puede ser un empuje en la autoestima. Hay que saber dibujar muy bien la línea del juego.
Fuente: About.com