¡Qué gran pregunta! Y cuántas veces la habremos hecho. Es la típica cuestión que todas nos preguntamos en alguna ocasión, después de haber sido testigos de una actuación más bien pésima por la parte de algún hombre que ha entrado en tu cama. Y es que, sí, sabemos que ellos tienen más facilidad de reacción

Pero que lo sepamos no significa que lo comprendamos. Y ni mucho menos que lo aceptemos. Nosotras hacemos muchas cosas por ellos en la cama… Y ellos parece que no se quieran trabajar un orgasmo para nosotras. ¿Qué pasa? ¿No les importamos? Seguro que te habrás encontrado a más de un chico al que solo le importa llegar él al clímax. Y después de estar todo el rato sin preocuparse por ti, te pregunta qué has sentido.

Cuando sabes perfectamente que no te está preguntando cómo te lo has pasado, sino cómo ha estado él. Estos hombres son tan hipócritas que, incluso después de tener un orgasmo, quieren comprobar que lo han hecho bien. Mucho tendríamos que mentirles y muy buenas actrices tendríamos que ser para que se creyeran que lo han hecho bien.

Nuestra cara nos delata. Y es que ahora ya ni te esfuerzas por fingir un orgasmo. Es más, quieres que se entere de que la satisfacción ha brillado por su ausencia. Porque, ¿qué es el sexo si una de las dos partes está insatisfecho? ¿Cómo pasártelo bien con alguien que no está pensando lo más mínimo en ti?

Y ellos, ¿por qué no se esfuerzan por contentarnos? Es tan fácil como aprender a guardar, antes de soltar a la mínima. El placer es mucho más intenso si el orgasmo se sucede de forma sincronizada. No tiene gracia cuando uno llega y el otro se queda a medias. Seguro que sabes a lo que nos referimos.

Por ello, lo más importante es hablarlo con tu chico. Sobre todo si tienes confianza con él. Si se trata de un rollo, ya sabes con quién no debes repetir una experiencia sexual. Pero si es tu novio y te has cansado de fingir y de no saborear desde hace tiempo el sexo, hazlo por ti. No te mientas más. Y tampoco le mientas a él.

Puede que, incluso contándoselo se dé cuenta de algo que todavía no sabe. No te gusta cómo lo hace contigo. Vale. Pero hay formas de solucionarlo. Lo mejor es la confianza que os tenéis para contaros este tipo de cosas. Y si de verdad él disfruta contigo, ten por seguro queintentará aguantarse… y así arreglarlo.

Fuente: Nosotras

¡No lo estropees! Después de mantener una relación íntima hay un momento de relax en el que la unión de la pareja puede hacerse más fuerte y en el que las palabras casi sobran

Son instantes preciosos donde aparecen otros sentimientos distintos a la pasión pero igual de importantes: ternura, complicidad, deseo de compartir nuevas experiencias… pero ese instante tan especial puede venirse abajo con un comentario o un gesto desafortunado.

Tras la relación, si os apetece, podéis hablar de cómo ha ido vuestro encuentro con total naturalidad, pero siempre evitando “valoraciones” absurdas (del 1 al 10 has estado en un…) o, ¡mucho peor!, comparaciones que, seguro, sientan fatal (no hace falta ser muy lista para entender que nombrar a un antiguo amor, después de una relación con tu pareja actual, no es demasiado oportuno).

Tampoco, después de hacer el amor, es momento de intentar resolver algunas de las cuestiones “prácticas” que tratáis a diario en vuestra vida en común. Sacar el tema del presupuesto familiar, el colegio de los niños, la necesidad de comprar un coche, un nuevo sofá para el salón… lo dicho, deja la economía para otro momento.

Disfrutad en pareja de ese bonito instante SIN PRISAS. Darse un baño tras la relación es normal pero salir “disparada” a la ducha no lo es tanto y puede dar lugar a interpretaciones erróneas. Coger el móvil al segundo de terminado el sexo para ver tu último whatsapp también puede sentar bastante mal, lo mismo que ponerte a recoger el dormitorio como una “posesa” rompiendo todo el encanto del momento.

No siempre es necesario hablar. A veces un gesto de cariño, una caricia, una mirada son la mejor forma de comunicación y detalles suficientes para que os sintáis a gusto juntos. Preguntas típicas como ¿En qué piensas? o ¿Me quieres?… suelen resultar de lo más cargantes porque puede que, simplemente, a él no le apetezca hablar, en ese instante relajado, del sentido de la vida. Tampoco es momento oportuno de sacar temas que requieren una conversación profunda, sosegada y “objetiva”, por ejemplo plantearle tu deseo de formalizar vuestra relación casándoos o tu deseo de ser madre… esos temas mejor hablarlos fuera de la cama.

Puede que después del momento maravilloso que acabáis de experimentar tengas la tentación de sacar esa cuestión “peliaguda” que sabes que a él le disgusta… ¡error! Ejemplo típico, todos los temas relacionados con su familia y en especial con tu suegra. No “aproveches” ese momento para anular la comida familiar con su madre el domingo, porque lo más probable es que ese instante de intimidad y plenitud, acabe en una discusión.

Por último, si hay algo en vuestra relación sexual que no te acaba de convencer o que crees que se podría mejorar no se lo hagas saber justo después de hacer el amor, sonaría a reproche y le harías sentir mal. Por supuesto, la confianza es la clave del éxito en las relaciones de pareja y tenéis que hablar, con tranquilidad, de lo que os gusta, de vuestras preferencias y fantasías, pero a su debido tiempo, no al segundo de haber finalizado el acto (¡ponte en su lugar!)

Con cariño, sentido común y una dosis justa de sentido del humor, disfrutar del “después” es otro placer al que no debéis renunciar.

Fuente: MujeresElite 

Después de los genitales, la lengua es la herramienta más efectiva para la excitación y el sexo. Aprender a usarla es cosa de tiempo y práctica. Acá te enseñamos cómo

El poder de un beso bien dado puede llevarnos al éxtasis sin mucha demora y en ese contexto, la lengua, es vital para lograrlo. Cuando besamos estamos entregando y recibiendo una gran cantidad de información, por lo que si nos damos el tiempo de saber lo que al otro le gusta, podemos sentir una estimulación cercana a lo sexual.

Nadie nace sabiendo besar pero se puede aprender con la práctica y en ese camino, convertir nuestra lengua en un arma sexual infalible. La presión de la boca, el movimiento de los labios y sobre todo de la lengua, deben atender al gusto del otro. Acá te enseñamos cómo:

6 Tips para usar la lengua

-Es muy importante intercambiar los roles de besador y besado para hacer del juego algo más excitante.

-El papel del dominador debe suscribirse a los gustos del otro, ya que si no se utiliza bien la lengua o se da mal el beso, se puede generar el efecto contrario al deseado.

-Hay que estar alerta, especialmente si estamos ante una pareja nueva, de las reacciones que el cuerpo va teniendo frente al beso. Así podremos saber si vamos o no en el camino correcto. Por ejemplo, si la pareja recibe de la forma correcta el estimulo al usar la lengua, presentará ciertas manifestaciones físicas como la erección del pene, de los pezones y humedad de la vulva, además del enrojecimiento de los labios y mejillas.

-Aprender a usar bien la lengua es como andar en bicicleta y debe considerar un continuo aprendizaje. Los aspectos a considerar son el ritmo, la fuerza e intensidad de los movimientos.

-Al hablar de la lengua no sólo se refiere a los besos, sino que también al sexo oral. De hecho son muchas más las mujeres que llegan al orgasmo mediante este tipo de sexo que por penetración. He ahí la importancia que tiene la lengua en la sexualidad.

-Jugar con la lengua tampoco se limita a los genitales y la boca. Dependiendo de la pareja, se pueden estimular las zonas más sensibles y erógenas con la punta de la lengua, estimulando la excitación.

Fuente: Informe21

A menudo, vivimos tan ajetreados y agobiados por las obligaciones cotidianas que no nos damos el tiempo para disfrutar de las cosas que realmente merece la pena

Según las estadísticas en el mundo occidental cada día se tiene menos sexo. Aveces nos limitamos a darle un hueco casi que por obligación. No sorprende entonces que las parejas caigan con facilidad en la rutina y la pasión se apague con el tiempo.

El concepto de Slow Sex viene de la mano del movimiento “slow” que propone una nueva forma de relacionarse con la vida. Reconectarse con la naturaleza, autogestión del tiempo, alimentación local y de temporada, menos cosas al día pero mejor hechas.

La desaceleración necesaria para no seguir enfermándonos como individuos y como sociedad. Darse el tiempo necesario para comer cosas bien preparadas y naturales, para disfurtar con la pareja, para relajarse.

ENTOCES ¿QUÉ ES EL SLOW SEX?

Un día a la semana, resérvalo para el amor. Vete preparando desde el día antes. Depílate si es que quieres, ese día duchate o báñate con más dedicación. Prepara el ambiente. Luces suaves, musica agradable, algo de picar, un poco de vino quizás.

Júntate con él o ella, conversen. Coman, beban, rían. Acaricénse, coqueteen un rato largo. Desen el tiempo de disfrutar del otro.

El cómo depende de cada uno. La idea es dedicarle la mayor parte del encuentro a lo que generalmente llamamos “preliminares”. O sea, darle la vuelta al polvo rapidito y convertirlo en una sesión de goce que termina (o no) con la penetración.

Muchos hombres y mujeres no gozan plenamente de sus relaciones sexuales porque no han conocido los placeres del sexo lento y con amor. Llamémoslo amor, aunque solo es una metáfora de lo que significa “hacer las cosas bien”.

La idea de el slow sex, como en el tantra es disfrutar del sexo con todo el cuerpo, no solo con los genitales. Y eso incuye los sentidos (como el comer y beber) y despertar todas y cada una de las partes de nuestra anatomía.

Algunos sexólogos opinan que la mejor terapia para la eyaculación precoz, los problemas de ansiedad con el sexo y la discusiones de pareja es practicar sexo lento y cómplice, ya saben hacer disfrutar al otro por encima de uno mismo.

Que dediquemos un rincón de su vida sexual al sexo con calma no significa que no se pueda echar uno rapidito en la mañana o practicar otro tipo de sexo, el slow sex no excluye nada, solo es una parte.

Desde Fetish Magazine les invitamos a mejorar su vida sexual prácticando este tipo de encuentro, dónde lo importante es utilizar todos los sentidos, el tacto, el olfato, el gusto, la vista y el oido. Regálense amor los amantes aunque sean fugaces.

Si tienen algo que decir, estaremos encantados de escucharlo.

Fuente: Fetish.Cl