Los tuits del papa Francisco en latín son para el Vaticano un éxito tan intrigante como inesperado, y dos años después de su lanzamiento tienen 205.000 seguidores, más que las versiones en alemán o en árabe.
Dos meses después de su lanzamiento por Benedicto XVI, quien quiso una versión en latín, los célebres mensajes cortos del pontífice en la lengua de Cicerón contaban con 2.000 a 5.000 seguidores en la cuenta @Pontifex_ln, aseguró AFP.
Pero el fenómeno ahora resulta sorprendente, ya que la lengua que se hablaba en la Antigua Roma, considerada el idioma de la ciencia hasta el siglo XIX, se adapta fácilmente al nuevo lenguaje de los tuits, al expresar conceptos e ideas con pocas palabras en 140 caracteres.
«Pero es difícil traducir los tuits de Francisco, porque usa un lenguaje corriente, informal», reconoció en una charla el religioso estadounidense Daniel Gallagher, de la Secretaría de Estado, quien forma parte del equipo de traductores de los cerca de 250 tuits en latín que han sido escritos por Benedicto XVI y Francisco.
El Papa argentino, que emplea un lenguaje directo y con muchas metáforas, escribe de ternura, alegría, del cristiano ‘low cost’, por lo que no siempre se encuentra la palabra correspondiente en latín, en la cuenta @Pontifex_ln.
El pasado 4 de septiembre, cuando hizo un llamado a favor de la paz en el mundo, escribió en español: «Que el grito de la paz se alce con fuerza en todas las partes de la tierra».
El resultado en latín fue el siguiente: «Pacem per totum terrarum orbem magna voce clamate! »
La lengua del imperio romano y del Vaticano
La lengua oficial del imperio romano, que dio origen a numerosas lenguas europeas y que ha influido en la formación de muchas palabras de las lenguas modernas, es también el idioma oficial del Vaticano.
«La síntesis no es un problema para el latín», reconoce el experto, que no niega el esfuerzo de equilibrio para ser fieles al pensamiento del Papa.
«Intentamos respetar de todos modos la lengua de Cicerón. Si le hubiéramos tenido que mostrar nuestras traducciones nos gustaría que al menos entendiera lo que se dice», comenta con tono divertido.
Para la francesa Isabelle Poinsot, que suele consultar con asiduidad los tuits papales, «es divertido el desfase entre un medio tan moderno con un idioma tan antiguo», comentó.
Para el padre Gallagher, entre las razones del inesperado éxito de los tuits en latín es que sigue siendo, aunque no se sepa, un «lenguaje internacional».
Un lenguaje transnacional
«Sirve para comunicar a nivel transnacional», recalcó.
El latín – que se usa aún para la clasificación científica del reino animal y vegetal, para denominar figuras o instituciones del mundo del Derecho, en artículos de revistas científicas -, es una de las materias que se estudian corrientemente en la secundaria de Italia y Francia.
«Da tanta nobleza a las expresiones», sostiene Gallagher, fascinado por el nuevo desafío al que se enfrenta.
Entre los mayores seguidores de los mensajes del Papa en latín figuran los alemanes, tan numerosos como los seguidores en alemán, seguidos por ingleses y estadounidenses.
Pero también se registran seguidores en China, India, Africa, en fin en el mundo entero. Y no siempre se trata de religiosos, ni de católicos practicantes.
«Creemos que hay también muchos estudiantes y universitarios que aprenden con los tuits», comenta el religioso, cuyas traducciones sirven, entre otras, como ejemplo para ejercitarse en casa.
«Es estimulante, placentero, un desafío que nos ilumina, algo gratificante», confiesa el latinista que forma parte del grupo de siete traductores oficiales del Vaticano, que divulga todos sus documentos en el idioma de Virgilio, Horacio y Ovidio.
A la lista de amantes del latín se suman abogados, periodistas, profesores, gente con estudios clásicos que «puede hacer ejercicios diarios traduciendo a Francisco», asegura.
Algunos de ellos llegan inclusive a responder y a enviar su propia versión, un juego algo «elitista» y hasta «esotérico», sostiene el experto, quien reconoce que el latín está impregnado de misterio y fascinación.
«Es una paradoja, pero algunos sienten que forman parte de un grupo de iniciados, que pertenecen a una comunidad insólita, con su propio código. Si son capaces de traducir pueden pertenecer al club», cuenta Gallagher.
Fuente: Eluniversal