La polémica sobre los programas de espionaje en EE.UU. sigue vigente.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propondrá este viernes un paquete de reformas modestas al programa de recolección de datos telefónicos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), pero dejará la última palabra al Congreso, y abogará por mayor protección a la privacidad en el espionaje a extranjeros.
Obama expondrá en un esperado discurso en el Departamento de Justicia en Washington a partir de las 11.00 hora local (16.00 GMT) «su absoluto compromiso» con garantizar la seguridad de sus compatriotas y de los aliados de Estados Unidos, según dijo este jueves en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
El portavoz añadió que las medidas que planteará Obama están orientadas a dar «más transparencia» y asegurar una mayor «supervisión» de los programas de la NSA revelados en junio pasado por Edward Snowden, ex analista de esa agencia y actualmente asilado en Rusia.
La Casa Blanca se ha mostrado muy cautelosa y no ha querido adelantar detalles sobre los anuncios que hará Obama, pero las filtraciones de altos funcionarios a la prensa dejan entrever que propondrá cambios de poca relevancia para el funcionamiento de la NSA y del espionaje estadounidense en general.
Un panel independiente de expertos presentó al presidente en diciembre un extenso informe con 46 recomendaciones, entre ellas dar la custodia de los millones de registros telefónicos de estadounidenses que recopila la NSA a las empresas de telecomunicaciones y nuevos límites a las escuchas en el extranjero.
Se prevé que Obama diga este viernes que ese programa de recopilación de registros telefónicos debe ser reformado, pero no apoyará traspasar el control de esos datos del Gobierno al sector privado, y dejará que sea el Congreso el que decida qué cambios son necesarios.
Ese programa se puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, una corte secreta conocida como FISA lo supervisa desde 2006 y los analistas de la NSA supuestamente solo acceden a los datos telefónicos con el propósito de buscar sospechosos en investigaciones antiterroristas.
En diciembre pasado el juez federal Richard Leon dictaminó que ese programa podría vulnerar la cuarta enmienda y dio la razón a dos demandantes que aseguran que es inconstitucional, aunque el Departamento de Justicia ha apelado esa decisión.
Mientras, en el Congreso fracasó en julio, aunque en una votación ajustada, una enmienda bipartidista para bloquear los fondos destinados a financiar esa herramienta de la NSA.
Por lo que sí parece decantarse Obama es por la creación de un defensor de la privacidad para la corte FISA, aunque no por la necesidad de que un juez revise cada una de las más de 20.000 órdenes que emite cada año el FBI para acceder a los registros telefónicos y de otro tipo de los ciudadanos.
En cuanto al espionaje en el extranjero, se espera que Obama apoye algunos límites para proteger la privacidad, algo con lo que busca recuperar la confianza de líderes como la canciller alemana, Angela Merkel, cuyo teléfono fue supuestamente pinchado por la NSA, o la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que canceló una visita a Washington por este escándalo.
Según las filtraciones de Snowden, en el espionaje de Estados Unidos en el extranjero colaboraron los servicios secretos británicos, si bien el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, siempre ha defendido que actúan conforme a la ley.
Precisamente Obama habló por teléfono este jueves con Cameron para informarle de la revisión de los programas de la NSA, de acuerdo con la Casa Blanca.
El discurso de Obama «determinará no solo la dirección de su política de seguridad nacional, sino también su legado fundamental en cuanto a libertades civiles», comentó al The Washington Post el director ejecutivo de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés), Anthony Romero.
Activistas y defensores de la privacidad ya anticipan que quedarán insatisfechos con los anuncios de Obama, puesto que consideran «esencial» poner fin a la recolección de datos de los ciudadanos para que la reforma de la NSA sea «efectiva».
«No puedo imaginar que alguien preocupado por estos programas vaya a estar satisfecho con un montón de retoques cosméticos que dejan esa recolección en su lugar», denunció Julian Sánchez, investigador del Instituto Cato.
Fuente: Agencias