Tras la más que segura ratificación del texto -que nadie ponía en duda antes del referéndum-, Egipto se encaminará previsiblemente hacia las elecciones presidenciales, ante las que sale reforzada la figura del jefe de las Fuerzas Armadas, general Abdel Fatah al Sisi, quien sugirió que se presentaría si «el pueblo» así se lo pedía.
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Los egipcios que acudieron el martes y el miércoles a votar sobre la nueva Constitución egipcia respaldaron de forma abrumadora su aprobación, lo que las autoridades interinas han interpretado como un claro aval para su plan de transición.
Los primeros resultados filtrados hoy por los medios estatales y privados apuntan a que la nueva Carta Magna fue refrendada por más del 95% de los votantes, un apoyo que sin duda se vio beneficiado por los casi inexistentes llamamientos al «No», mencionó Efe.
Para saber los datos oficiales habrá que esperar, no obstante, al próximo sábado, cuando la Comisión Electoral tiene previsto difundirlos en una rueda de prensa.
Tras la más que segura ratificación del texto -que nadie ponía en duda antes del referéndum-, Egipto se encaminará previsiblemente hacia las elecciones presidenciales, ante las que sale reforzada la figura del jefe de las Fuerzas Armadas, general Abdel Fatah al Sisi, quien sugirió que se presentaría si «el pueblo» así se lo pedía.
Sin embargo, todavía no se ha despejado cuál fue el índice de participación, verdadero caballo de batalla en la consulta, aunque las autoridades ya han dejado caer que esta sobrepasó el 33% que participó hace un año en el referéndum sobre la Constitución redactada por los Hermanos Musulmanes y sus socios islamistas. Algunos expertos hablan de casi 40% de asistencia.
«Los primeros indicios señalan que los egipcios hicieron historia esta semana con un alto nivel de participación en la votación sobre el proyecto constitucional», consideró hoy el portavoz de la Presidencia, Ehab Badaui.
En un comunicado, Badaui condensó los objetivos que el Gobierno provisional se había marcado frente a la consulta: «El voto representa un fuerte rechazo al terrorismo y un claro respaldo a la hoja de ruta para la democracia, así como al desarrollo económico y a la estabilidad».
Al aludir al terrorismo, Badaui se refería, sin nombrarla, a la cofradía de los Hermanos Musulmanes, cuyo antiguo dirigente, Mohamed Mursi, fue depuesto de la Presidencia egipcia el 3 de julio de 2013 por un golpe de Estado militar.
La Alianza por la Legitimidad, coalición islamista que reclama la restitución de Mursi, rechazó los resultados conocidos hasta el momento y proclamó el «triunfo histórico» del boicot que había defendido en la consulta.
«Déjenlos que se rían de sí mismos y celebren fiestas ilusorias», apuntó la coalición, ante las celebraciones de los partidarios del Ejército y de las autoridades interinas.
Los islamistas consideraron falsas las cifras difundidas y señalaron que suponen un regreso a «las mentiras de las seis décadas pasadas», en las que los militares dirigieron la política egipcia.
El referéndum se desarrolló entre protestas no muy numerosas de los partidarios de Mursi y brotes esporádicos de violencia, que se cobraron la vida de nueve personas, según el recuento facilitado hoy por el Ministerio del Interior, que agregó que un total de 444 personas fueron detenidas.
Tanto el ejército como las fuerzas de seguridad desplegaron un fuerte dispositivo en torno a los colegios electorales y en las fronteras del país para evitar un estallido de violencia que finalmente no se produjo.
Pese a todo, eso no impidió que hoy, de nuevo, se registraran duros enfrentamientos en la Universidad de El Cairo entre estudiantes detractores y partidarios de Mursi.
Un joven murió en los choques tras recibir disparos y otros diez resultaron heridos por el lanzamiento de piedras entre ambos bandos, según el Ministerio de Sanidad.
Las universidades del país se han convertido en uno de los mayores focos de protestas desde la caída de Mursi y, especialmente, tras la masacre de la plaza de Rabea al Adauiya, donde cientos de manifestantes islamistas murieron en el desalojo de una acampada el pasado agosto.
Fuente: Agencias