En algunos barrios los porteros avisan cuando llega al súper leche u otra mercadería. En un caso, las cajeras avisan por mensajito al vecindario cuando viene el camión. La inflación es el otro gran desafío.
Las calamidades de su economía han convertido a los venezolanos en verdaderos cazadores de los alimentos y productos que escasean en el mercado. Una investigación publicada ayer por el diario El Nacional de Caracas sostiene que la gente hace pools con otros miembros de la familia y amigos para comprar al mayoreo o para trasladarse de una ciudad a otra, por ejemplo a la capital nacional, donde los supermercados tienen más productos que en las provincias.
“Hay quienes viajan desde los Andes y la región zuliana a la zona central para abastecerse, y otros que envían por servicios de encomienda los productos que registran más faltas, como leche, harina, azúcar y aceite”, afirmó.
Venezuela es un rico país petrolero, pero enfrenta una alta inflación superior al 50% anual que alimenta una notable brecha de diez veces entre el dólar oficial de 6,3 bolívares y el paralelo a 64 bolívares. Eso encarece los productos básicos que en su mayoría son importados y que entran al país en cuotas más reducidas debido a esos desequilibrios y a que el Estado restringe la entrega de divisas a los importadores.
Los problemas de abastecimiento han originado cambios en los hábitos de compra y en la frecuencia con que la gente va al mercado, dijo el reporte que cita el testimonio de los consumidores. “Ya no lo hago mensualmente, sino casi a diario. Donde estoy veo si hay un supermercado cerca, y si consigo harina, leche y papel higiénico, compro”, relató Rita Martínez quien admitió que esa modalidad obligada de compra la lleva a pagar más de lo que mensualmente tiene presupuestado para alimentos y productos básicos.
Andrés Hernández, otro vecino de Caracas, dijo que la portera del edificio en el que vive es quien avisa cuando a un supermercado cercano llega leche de larga duración y otros productos básicos. “Nos hemos vuelto acaparadores porque compramos dos y tres veces un producto el mismo día, por el temor de que luego no lo consigamos en varias semanas”, admite. Agrega que tiene un inventario de leche por encima de lo usual. “He pasado dos meses sin conseguir leche”.
Otra modalidad que se ha desarrollado debido a la aguda falta de productos esenciales, son las denominadas “colas de guardia”, que son hileras de personas que se forman frente a los negocios para esperar lo que venga en los camiones de los distribuidores. Otra curiosidad provocada por la devastadora crisis venezolana lo detalla el testimonio de Ana Ascanio: “Me mantengo en contacto con las cajeras de los supermercados, quienes me avisan a través de mensajes de texto en el celular cuando llegan los productos y la cantidad que puedo comprar”.
La situación es tan crítica que en Venezuela las cadenas formales de supermercados operan custodiadas por la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional cuando llegan los productos con problemas de abastecimiento.
Antes de las elecciones municipales de diciembre, el gobierno de Nicolás Maduro intervino con fuerzas de seguridad las cadenas de electrodomésticos. Con esa presión obligó a los propietarios a vender su mercadería con descuentos de 50 o 70%. El presidente reclamó hace poco que los datos oficiales de la inflación indicaran una baja del costo de vida. Pero el dato final mostró que por el contrario el país tiene uno de los índices más altos del mundo y el mayor de las Américas con 54%.
El informe del diario cita una encuesta de la firma Kantar Worldpanel, que determinó que 55% de los entrevistados está dispuesto a pagar más en lugares en los que encuentra todo fácilmente. Esa misma opinión para el caso de los otros países latinoamericanos es de 37%, compara. El estudio señala que “para la gente, el problema básico es conseguir el producto, luego ven cómo resuelven el asunto del precio”.
Un dato interesante entre escasez e inflación es que al observar el tercer trimestre de 2013 contra el de 2013 se ve que el volumen de unidades compradas se redujo 6%, pero pagaron 42% más debido al incremento de los precios en el año.
El rubro de alimentos es el que se contrajo más con una caída de 4,3% en el número de unidades, aunque el valor de la compra subió en promedio 5,2% entre julio y septiembre del año pasado respecto a igual periodo de 2013. El resultado es menos pero más caro.
En un año, las ventas de alimentos en unidades disminuyeron 7,3%, pero los hogares pagaron 24,5% más por la inflación. En un esfuerzo para aliviar el problema o sencillamente porque no se lo puede adquirir la gente redujo sensiblemente el consumo de café y leche.
Roberto Baskin, directivo de Kantar Worldpanel dijo que cuando el consumidor afronta escenarios de escasez y altos precios, racionaliza la compra. “Elimina categorías que se podrían catalogar como superfluas y poco prioritarias, y comienza a consumir lo básico. Por ejemplo, las ventas de suavizantes han mermado, y se da mayor importancia a la compra de alimentos”.
Fuente: Agencias