Sentirnos confundidos y desenfocados es uno de nuestros estados habituales en estos días. Nuestra tendencia a perder el norte es tremendamente fácil en un mundo que se nos presenta, a menudo, adverso, desigual, y en donde pareciera que alcanzar un nivel de bienestar personal acorde a nuestras aspiraciones más profundas solo estuviese en manos de unos pocos privilegiados.
Nuestra mente divaga de múltiples formas y entre miles de pensamientos en forma de apego a situaciones del pasado y de preocupaciones por el futuro. El poder que puede ejercer nuestra cabeza cuando estamos en el proceso de tomar una decisión importante o de redirigir nuestros pasos es tan fuerte que, a menudo, terminamos no haciendo nada y cediendo ante lo que el intelecto nos dice.
En la escuela no se nos enseña a adquirir herramientas para enfrentar un mundo caótico y desarrollar la calma y la claridad en medio de la confusión personal. Si bien es algo que nace desde nuestro entorno más cercano, es vital que, desde pequeños, se nos enseñe a identificar y clarificar nuestras virtudes, realizando refuerzos positivos hacia nuestra propia seguridad y determinación para lograr nuestros propios objetivos.
Cuando somos adultos, necesitamos darnos cuenta que esta vida necesita de la expresión de muchos más fragmentos de amor y libertad que fluyen desde nuestra creatividad 100% enfocada. Y, en todo orden de cosas, cuando nuestras propias decisiones emergen desde un lugar de claridad y determinación, éstas funcionan como un catalizador que da origen a tantas otras oportunidades de crecimiento personal y también colectivo.
Es por ello tan importante el detenernos unos momentos y analizar en perspectiva el camino que hemos recorrido hasta ahora, clarificar en dónde nos encontramos en este momento y decidir qué dirección queremos seguir. En este sentido, los siguientes 4 consejos pueden ayudarnos a reforzar nuestra seguridad y romper con nuestra confusión habitual:
1) Desapegarnos del miedo: El miedo nos paraliza de formas que muchas veces no dimensionamos. Es importante darnos cuenta que el miedo es natural porque implica un cambio y un movimiento de energía que, en el fondo, sabemos será favorable para nosotros. Para ello, simplemente visualicemos nuestra meta ya cumplida y dirijamos nuestros esfuerzos a sentir ese bienestar dentro nuestro para continuar.
2) Actuar ahora: El momento es ahora. Por tanto, dejemos a un lado esa tendencia a postergar nuestras decisiones contando con tiempo, en este momento, para actuar con determinación. Pequeñas acciones hacen una gran diferencia, y solo necesitamos dar el paso.
3) Potenciar nuestros puntos altos: Tengamos claridad sobre todo lo bueno que somos y tenemos en este momento. Si no somos capaces de verlo por nosotros mismos, pidamos a alguien querido y cercano que nos ayude a tener esa claridad. Escribámoslo si nos cuesta mantenerlo en nuestra mente. Cada vez que estemos ad-portas de una situación confusa, recurramos a recordar el potencial dentro de nosotros y así poder solventarla con mucha más energía y determinación.
4) Evitemos compararnos: La comparación con los logros y estilos de vida de otras personas es sumamente dañino, especialmente porque resta un enorme poder a la expresión de nuestras propias capacidades. Somos seres únicos y con una infinidad de posibilidades de desarrollo y de inspiración a tantas otras personas. La invitación es, siempre, a explorar dentro de nosotros.
Enfrentar nuestra existencia con claridad y determinación es una tarea fundamental a realizar. Aprender a pensar con el corazón y caminar en la dirección de nuestros verdaderos deseos es un viaje que vale la pena realizar.
Fuente: Guioteca.com