Este domingo Venezuela llega a las urnas para una nueva elección municipal. Si bien se definirán alcaldías, concejales y representantes indígenas, estos comicios también tendrán un fuerte impacto a nivel nacional.
En el Día de la Lealtad a Hugo Chávez, el gobierno de Nicolás Maduro se juega su futuro, luego de una gestión signada por una fuerte crisis económica y una profunda división social. La oposición, por su parte, también se juega una parada importante, ya que intentará quitarle legitimidad a la administración chavista.
Bajo el ala de su líder, Henrique Capriles Radonski, el bloque opositor dio una señal de aviso en las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril, cuando el delfín del Comandante, Nicolás Maduro, se impuso por un puñado de votos. Apenas por 224.742 votos, equivalente al 1,49 % del sufragio. A pesar de las denuncias de fraude por parte de la oposición, el chavismo una vez más se impuso en las urnas y se aseguró seis años más en el poder.
Sin embargo, con el correr de los meses se fue dando lo que muchos venían presagiando: una economía debilitada e improductiva, una sociedad cada vez más dividida y un avance del chavismo contra todo tipo de institución e, incluso, contra los sectores empresariales y la propia oposición.
En estos casi nueve meses que Maduro lleva en el poder, Venezuela registró su punto más bajo en las reservas del Banco Central en casi una década, con 21 mil millones de dólares; PDVSA, la petrolera estatal, sufre pérdidas a diario; la inflación se encuentra en las nubes con un índice del 54%; se logró la aprobación de la Ley Habilitante que le otorga al presidente superpoderes; el chavismo ordenó la intervención de comercios para bajar los precios, y detuvo a sus dueños.
La otra cara de la moneda está en las calles, donde se ven colas de más de cuatro o cinco horas en supermercados para que la gente pueda conseguir las pocas raciones de agua, leche, pan, y todo tipo de alimento básico, como consecuencia de la profunda escasez, que el gobierno no reconoce. En política y en la vida en general, nueve meses no son nada. Pero en Venezuela en ese tiempo pasó de todo.
Hasta sectores del propio chavismo comienzan a mirar con cierto recelo la gestión de Maduro. En ese sentido, ¿esta serie de medidas impulsadas por el presidente bolivariano, que despertaron la reprobación no sólo de la oposición local sino también de distintos sectores internacionales, podrá poner en jaque la legitimidad del chavismo luego de las elecciones de este domingo?
Ramón Hernández, periodista del diario El Nacional, es categórico en su consideración: «Por supuesto que lo va a afectar». «Estas elecciones son las más importantes de los últimos tiempos. Está en juego el futuro del chavismo», sostiene el periodista.
Hernández reconoce, además, que, tal como ocurrió en las últimas presidenciales, estos comicios serán muy reñidos y la «ventaja entre uno y otro va a ser muy estrecha, por muy pocos votos».
Por su parte, la oposición, ante este escenario de incertidumbre, también se juega una fuerte carta a futuro. Luego de haber estado cerca de arrebatarle la presidencia a Nicolás Maduro en abril pasado, este domingo el bloque no oficialista intentará no sólo retener e, incluso, aumentar el número de alcaldías, sino además su principal objetivo será debilitar aún más a un gobierno que parece no tener un norte claro.
«La oposición está optimista. Dicen ellos que van a mantener las alcaldías que están en su poder hasta ahora y que les van a quitar algunas al gobierno», expresa el periodista venezolano. Y aclara: «La oposición puede derrotar al chavismo. No es una batalla imposible».
De todas formas, Hernández reconoce que no será sencillo para el «anti-chavismo» triunfar en estos comicios, debido al extenso y poderoso aparato político con el que cuenta el gobierno bolivariano detrás.
«Una de las cosas que revela la debilidad del gobierno, y el miedo que tiene de que la oposición gane las elecciones es la manera grosera y procaz de cómo ha puesto al servicio de sus candidatos todos los poderes y recursos del Estado para ayudar a sus candidatos. Como el uso de los medios de comunicación y la propaganda», explica el periodista.
Al mismo tiempo, considera que, por esto último, la oposición «no llega en igualdad de condiciones». «El gobierno ha utilizado 81 minutos diarios para hacer propaganda, y esto es una situación muy cuesta arriba para la oposición», agrega.
No obstante, Hernández considera que, sumado a su mala gestión, a Maduro le influirá negativamente su «poco arrastre» con la población. Algo que Chávez manejaba a la perfección, producto de su gran carisma.
«Chávez tenía una gran capacidad de convocatoria. Este señor no tiene capacidad de convocatoria y ellos lo saben, y una prueba de eso es que ningún candidato sale retratado con Maduro en los afiches y carteles propagandísticos, el que sale es Chávez. Maduro es una persona que no tiene arrastre alguno», revela Hernández.
Sin embargo, el chavismo aún mantiene una gran influencia en las zonas más carenciadas, según explica el periodista. «La oposición tiene muchas posibilidades de ganar, como siempre, en las grandes ciudades, en los centros urbanos. En los centros rurales el gobierno tiene mucho poder. Allí el gobierno es la única fuente de ingresos de las familias, que dependen mucho del Estado para sobrevivir, para obtener alimentos, salud, trabajo…», asegura Hernández.
En ese sentido, el futuro del país se encuentra igual de polarizado de lo que está su sociedad. Los resultados de los comicios de este domingo pueden ser determinantes para lo que viene.
«Si Maduro ganara significaría algo muy importante para el gobierno. Sería la legitimación de Maduro como presidente. Porque las elecciones pasadas no las ganó, o por lo menos hay dudas de que las haya ganado», analiza Hernández. Y añade: «Si él pierde ese castillo de naipes que tiene construido sobre una supuesta legalidad de su mandato, se puede ir cayendo. Puede caer de un solo sopetón».
Tal como apunta el periodista de El Nacional, la verdad se va a conocer una vez que estén los resultados esclarecidos. Pero el escenario, a priori, no le es favorable a un gobierno que simplemente aplica medidas «para radicalizar aún más el chavismo».
La oposición, mientras tanto, persiste en su cruzada para derrocar al oficialismo, encabezada y guiada por su líder Henrique Capriles. «El chavismo es consciente que de perder esas elecciones , y perderlas por un amplio margen, significaría el fin del proyecto», concluye Hernández.
Fuente: Infobae