¿Existe el enamoramiento? O ¿las mariposas en el estómago sólo están en nuestra imaginación y poco tiene de real?
Cuando eres una adolescente te enamoras sin temor a no ser correspondida. Eres valiente y afrontas ese estado con la mayor naturalidad. Aunque no sabes qué te pasa, tu cuerpo tiene reacciones que ni tu misma entiendes. Sin embargo, tras los primeros fracasos de amores no correspondidos y de relaciones que no funcionan, llega el momento en el que decides ponerte la coraza y no sufrir por amor ¡Error!
Sin embargo, un día de topas con una persona con la que estableces un feeling indescriptible, especial. Te gusta como es, como te hace sentir, necesitas saber de ella, no dejas de pensar, pero ¿por qué? Y es aquí cuando tus migas te dicen eso de “te estás enamorando”, a lo que tú contestas “qué va, si el enamoramiento no existe, solo estoy pillada”.
A lo largo de la vida, hay personas que se enamoran sólo una vez, otras que se enamoran varias veces y por desgracia hay quien nunca se ha enamorado. Y es que el amor no es una ciencia exacta y aunque no haya leyes universales que expliquen cuándo se está enamorada, si es verdad que nuestro cuerpo experimente cambios que nos delatan. El enamoramiento es un hecho biológico.
¿Sabías que cuando estamos enamoradas nuestro cerebro libera mayor cantidad de dopamina? Esto explica el cambio de humor y el estado de “felicidad permanente”. Desde un punto de vista biológico, en el proceso de enamoramiento intervienen tanto nuestro cerebro como los órganos productores de hormonas.
Este hecho explica el por qué cuándo nos enamoramos experimentemos cambios fisiológicos en nuestro cuerpo. Producimos más hormonas y nuestro estado de ánimo cambia. En los primeros meses es cuando decimos eso de “tengo mariposas en el estómago”.
Este cosquilleo, señal clara de que hemos caído en las redes del amor, se debe al aumento de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. Cuando estamos enamoradas aumenta nuestro estado de ansiedad, aumenta nuestra sudoración, la presión arterial, se nos acelera el corazón y se producen los movimientos peristálticos intestinales, es decir las “mariposas en el estómago”.
Por tanto para saber si estamos o no enamoradas, no hace falta más que mirar nuestro propio estado, nuestras reacciones y pensamientos. Sudar, estar tensa, tener la necesidad imperiosa de mirar el teléfono cada segundo e intentar hablar de esa persona en cualquier conversación… son señales que delatan que ¡Estás enamorada!
Fuente: Derf.com.ar