Es porque las empresarios no pueden reponer mercaderías. Y a la larga se verían forzados a cerrar sus locales.
Renata Parodi fue ayer al súper a hacer el mercado como todos los 15 y los 30 de cada mes. Sólo dispone de los fines de semana para ocuparse de las compras. Ya había perdido dos horas en la cola sin haber conseguido papel higiénico, ni pollo, ni arroz, ni leche para tomar con el café de la mañana. Pero al terminar en el súper, dudó en hacer otra fila para comprar el azúcar que le hacía falta. Sin embargo, la sorprendió un cartel: “Cierre tras agotar el stock”.
En pleno barrio de Chacaíto, la cola de caraqueñas hervía entre conversaciones alborotadas de mediodía. En general, a las señoras les preocupaba la falta de productos esenciales que azota al país desde hace meses. Y todas comentaban la reciente decisión del presidente Nicolás Maduro de forzar a los comerciantes a vender a mitad de precio bajo la amenaza de prisión y con la acusación de que son “apátridas burgueses” que inflan los valores y conspiran contra “la revolución” bolivariana. Sin embargo, el cartel de cierre amenazante les mostraba el reverso de la moneda.
“¿Y si mi marido se queda sin trabajo?”, interrogó Renata.
A metros de allí, ante la pregunta de la cronista de Clarín los dueños de los locales de la galería respondían al unísono: “Si no puedo reponer mercadería, entonces a la larga cierro y mis empleados se tendrán que ir”, dijo Carlos Garmendia, titular de la tienda Total de artículos electrodomésticos. “Aquí llegaron los uniformados con fusiles largos de guerra a amedrentarnos para que bajáramos los precios”, apuntó a su vez Lyvia Morales, una empleada que teme quedar en la calle al cerrarse su comercio.
Bajo la presión de los militares, los fiscales y la amenaza de los vándalos, los comerciantes se han entregado. En el Centro Comercial de Sambil, la tienda de electrodomésticos Samsung colgó un letrero en el que avisa que cerró sus puertas por agotarse su stock y lo abrirá cuando tenga mercancía que vender. Juan Carlos Soto, dueño de Tuelectronics en Chacao, aseguró que no puede rebajar un 50 % en los precios como lo ordena Maduro sino un 15 %. “No tenemos dólares para importar. Compramos directamente a los distribuidores y aplicamos hasta un 30 % el margen de nuestra ganancia”.
Los comerciantes coinciden en afirmar que Maduro desató los demonios cuando el fin de semana pasado llamó a “vaciar” la cadena de electrodomésticos DAKA en Valencia. Los saqueadores desvalijaron la tienda y los intentos de saqueo se multiplicaron en otras ciudades como Puerto La Cruz, San Felix, Upata, Maturin, Maracaibo, donde los comerciantes rogaban llorando para que los militares no se los llevaran presos. En total hubo 50 detenidos.
El fondo de todo es la guerra económica que el gobierno ha emprendido contra el “empresariado burgués”, al que acusa de provocar la aguda escasez de productos esenciales que afecta al país desde hace meses, con una inflación del 54% anual, una de las más altas del planeta, y una sequía de dólares que afecta las inversiones y la reposición de mercaderías.
El problema es que Venezuela importa casi todo lo que consume.
Para ello se requieren dólares. Pero un cepo cambiario que rige desde 2003 hace que el gobierno los entregue en cuenta gotas. Si un comerciante quiere reponer mercaderías y no recibe dólares a precio oficial, debe recurrir al paralelo: 6,3 bolívares por dólar contra 63. La enorme brecha, a la larga, es descargada en el valor de las mercaderías. El gobierno los acusa de acaparar pero el problema de fondo es la falta de inversión y la ausencia de una industria competitiva. “No puedo vender a 6,30 por dólar los productos que compré a 40.
Esto es la ruina”, se queja Soto.
Por todos lados hay colas como si hubiera una guerra o se fuera a acabar el mundo. En los supermercados y también en las tiendas de juguetes, de vestidos, de calzado, ferreterías….Todos buscan las rebajas inusuales porque saben que tienen fecha de vencimiento: los comicios municipales del 8 de diciembre, que el oficialismo busca ganar a toda costa. Las encuestas dan mal al gobierno y a muchos analistas no se les escapa que, contra las negativas de Maduro, al final vendrá una devaluación.
Fuente: Clarin.com
Ludmila Vinogradoff