Un pasaje de avión de Caracas a Lima cuesta hoy casi ocho veces más que a principios de año. Y eso si uno tiene la suerte de conseguirlo: los billetes están agotados para los próximos cinco meses.
La posibilidad de comprar dólares baratos para viajar al extranjero disparó la demanda de pasajes a destinos como Perú, Ecuador y Cuba, a medida que los venezolanos aprovechan el “turismo cambiario” para burlar una década de controles de divisas en la nación petrolera.
En el primer semestre del año aterrizaron en Perú más del doble de venezolanos que en el mismo período del 2012.
“La diferencia abismal entre el dólar oficial y el (del mercado) negro ha hecho que viajar sea un negocio”, dijo Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela.
El Gobierno socialista de Venezuela limita desde hace una década la compra de dólares para evitar la fuga de divisas. Pero en un país que importa la mayoría de los bienes que consume, los controles de cambio generaron escasez de carne, pollo, harina y hasta papel higiénico.
El mecanismo ideado por el fallecido presidente Hugo Chávez y mantenido por su sucesor Nicolás Maduro permite, sin embargo, que los venezolanos que viajan al extranjero compren hasta 3.000 de dólares anuales a la tasa oficial de 6,3 bolívares, siete veces más barato que en el mercado negro.
En el 2012 las autoridades vendieron un récord de unos 3.000 millones de dólares baratos para viajes al extranjero.
La jugada se hizo tan popular, que conseguir un pasaje a Quito o Lima se volvió literalmente una hazaña. Muchos viajeros están reservando boletos para la Semana Santa del 2014.
“Raspar” la tarjeta
Los venezolanos que viajan a Perú, Ecuador e incluso Cuba tienen derecho a cambiar hasta 2.500 dólares a la tasa oficial.
Y en algunos de esos países el mercado se adaptó rápidamente a la demanda, con tiendas donde los venezolanos pueden realizar compras ficticias y recibir el efectivo a cambio de una comisión de hasta un 20 por ciento. El mecanismo tiene hasta un nombre: “raspar la tarjeta”.
“En Quito puedes preguntar en el mismo hotel donde te hospedas. Ellos te llevan a un sitio donde puedes raspar la tarjeta por una comisión de entre 10 y 15 por ciento”, contó un hombre que acaba de regresar de “raspar” su tarjeta en Ecuador y prefirió no ser identificado por temor a sanciones legales.
De vuelta en casa, los venezolanos venden los dólares en el mercado negro.
“Se gana bastante plata”, explica el turista. “Compras al dólar oficial en 6,3 bolívares y lo vendes en el mercado negro en 45 bolívares”.
Los venezolanos que viajan a Lima encuentran ofertas hasta por Internet. Sitios de venta o remate de artículos ahora ofrecen a los caribeños la posibilidad de hacer también compras ficticias para recibir dinero.
“Te ayudamos a raspar tus cupos viajeros con total seguridad y transparencia”, dice un aviso online de una agencia de viajes en la capital peruana.
Hay venezolanos que “compran el cupo” de otros compatriotas y viajan con varias tarjetas de crédito en el bolsillo realizando operaciones que pueden involucrar cientos de miles de bolívares.
“Sé que es un negocio al margen de la ley, pero no me queda otra”, dijo un venezolano que viaja varias veces al año al extranjero con diferentes tarjetas de crédito, la mayoría a nombre de otros. “Aquí un profesional gana una miseria y el sueldo mínimo apenas alcanza”.
“No show”
A principios del año, un boleto aéreo a Perú costaba el equivalente a 476 dólares. Hoy ronda los 3.810 dólares como consecuencia de la excesiva demanda.
Eso generó un problema mayúsculo para las aerolíneas, cuyos aviones despegan con más de un 30 por ciento de sus asientos vacíos pues muchos pasajeros no se presentan y piden luego el reintegro de su dinero.
Hasta ahora el Gobierno no controla si la persona que obtuvo dólares efectivamente viajó o no.
Pero en un intento por combatir el esquema, la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela envía la lista de “no shows” a las autoridades para que verifiquen si los pasajeros que no se presentaron en la puerta de embarque compraron divisas al precio preferencial para viajeros.
“Estamos frente a una mafia que se mueve a medida que se toman acciones”, dijo Figuera a Reuters. “Ya notificamos a los cuerpos de seguridad de la última modalidad. Nos informaron que ya se actúa para detener a las personas que cometen ese tipo de fraudes”.
En el pasado, las autoridades redujeron de 3.000 a unos 1.300 dólares la cantidad de divisas vendidas para viajes a Colombia e islas del Caribe como Curazao y Aruba, donde los venezolanos había comenzado a “raspar” sus tarjetas de crédito.
Pero las dimensiones del negocio son ahora mucho mayores y los venezolanos creen que las autoridades reducirán también el cupo de divisas para viajar a Ecuador o Perú.
Además, la ventana de oportunidad podría cerrarse en cualquier momento, si -como esperan muchos venezolanos- el Gobierno introduce un nuevo mecanismo de entrega de divisas para combatir el alza de la cotización en el mercado negro.
Mientras pueden, los venezolanos siguen viajando y “raspando” sus tarjetas como nunca antes.
“Puedes poner todos los controles que quieras, pero es complicado y no va a servir de nada si no atacan el problema de fondo: reducir o al menos hacer manejable la brecha entre el (dólar) oficial y el paralelo”, dijo el economista Asdrúbal Oliveros, de la firma local Econoanalítica.
Fuente: Agencias