Los Atléticos están jugando su mejor béisbol en el momento indicado. No sólo llevan 16-5 en este mes, sino también que han sabido ganarles a los equipos buenos.
Desde el 26 de agosto, llevan 11-2 ante los Rangers, Tigres y Rays. En las dos series que esencialmente decidieron el Oeste de la Liga Americana, le ganaron cinco de seis partidos a Texas.
Oakland encabeza las Grandes Ligas en carreras este mes y ha conectado 68 jonrones en sus últimos 43 encuentros. En cuanto a pitcheo se refiere, un solo equipo de la Americana tiene mejor efectividad colectiva que los Atléticos. Ese club es Cleveland, que se ha lucido en esta recta final-pero ésa es otra historia.
Diferente al año pasado, cuando Oakland sorprendió a todos al ganar el Oeste, casi nadie se ha sorprendido con su título divisional del 2013. Al fin y al cabo, fueron el equipo que visualizábamos cuando comenzó la temporada.
Me prometí que iba a escribir esta columna sin mencionar que los Atléticos tienen la cuarta menor nómina en Grandes Ligas. Pero es un dato demasiado importante como para obviar. Hacer más con menos habla de la condición de genio de Billy Beane, gerente general del club.
Oakland no puede hacer las cosas como las hacen otras organizaciones, por falta de recursos económicos. Beane nos demuestra que la construcción de un roster es un arte.
El don de Beane es poder darle a su manager múltiples opciones para dividir tiempo de juego en varias posiciones. Confía en que su capataz tomará las decisiones indicadas para combinar todo el talento. Sólo cuatro integrantes de los Atléticos han sido titulares en más de 109 juegos. Algo de eso se debe a las lesiones, pero mucho tiene que ver con el sistema del dirigente Bob Melvin.
Los Atléticos también cuentan con estrellas. El tercera base Josh Donaldson debería ser incluido en las boletas para el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Fue una gran injusticia que no fuera convocado al Juego de Estrellas.
Y pensar que hace dos años Donaldson era cátcher. En ésta, su primera temporada completa como tercera base titular, lleva 24 cuadrangulares, 37 dobles y porcentaje de embasarse de .388. Su defensa en la antesala ha sido magnífica.
Tienen por lo menos 22 jonrones cada uno Coco Crisp, Brandon Moss y el cubano Yoenis Céspedes. En sentido general, los Atléticos están terceros en la Americana en anotadas, terceros en cuadrangulares, segundos en dobles y cuartos en OPS (porcentaje de embasarse más slugging).
En resumen, este lineup es tan bueno como cualquiera-con la excepción quizás de los Medias Rojas. Pero el pitcheo es el fuerte de Oakland. Beane ha hecho un fabuloso trabajo a la hora de acumular brazos y los abridores del equipo llevan la segunda mejor efectividad en la Americana. Mientras tanto, su bullpen es el tercero mejor.
La rotación empieza con el dominicano Bartolo Colón, de 40 años. Pero hay profundidad y calidad-A.J. Griffin, Jarrod Parker, Dan Straily y Sonny Gray.
Hay algo más de esta edición de los Atléticos, algo especial. Es algo difícil de definir para los que vemos a Oakland desde lejos, pero es uno de los fuertes del equipo. Pero es que a los jugadores les encanta jugar en este club. Ha sido así durante la mayor parte de las últimas dos décadas y sigue siendo el caso hoy en día.
Hay un ambiente suelto en el clubhouse, con un grupo de peloteros que se quieren y se respetan. Algo de eso se debe a la presencia de gente como el cerrador Grant Balfour y Donaldson, que parecen estar gozando como nunca.
Algo de eso tiene que ver también con Melvin. Es una persona tan decente tan querida que los jugadores quieren ganar para él. El capataz tiene un lado duro-sólo hay que preguntarles a algunos de los árbitros que lo han disgustado.
Pero la magia de Melvin y Beane convence a los jugadores a darlo todo por el sistema en Oakland. Jugar por los Atléticos es saber que no está garantizado tu tiempo de juego. Pero al final Melvin hará lo que piense que más le convenga al equipo y los jugadores parecen comprender eso.
Los Medias Rojas probablemente sean los favoritos de la mayoría para ganar un título de la Serie Mundial. Pero nadie se sorprendería si Oakland se coronara en la última semana de octubre.
Este título divisional de los Atléticos no contó con tanto drama como el del año pasado, cuando el Oeste se ganó en el último día de la temporada. Ahora esta edición de Oakland tendrá mucho tiempo para prepararse para los playoffs. No se le puede descartar.
Fuente: Meridiano