El afán del mandatario uruguayo por ayudar en el proceso lo llevó incluso a mostrar su disposición de viajar a Colombia para tratar con Santos «algunos temas que es mejor conversarlos personalmente»
El presidente de Uruguay, José Mujica, con su deseo «de ayudar y colaborar» y «la autoridad moral» que posee por conocer «ambos lados del mostrador», se perfila como un «mediador ideal» en las negociaciones entre Colombia y las FARC, destacaron este lunes fuentes oficiales y analistas uruguayos.
Fuentes de la presidencia uruguaya reconocieron que el veterano mandatario uruguayo, de 78 años, «tiene pendiente» un «contacto directo» con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, un contacto que «todavía no está definido si será telefónico o personal».
El afán de Mujica por ayudar en el proceso de paz de Colombia llevó incluso al mandatario a mostrar su disposición a viajar al país para tratar con Santos «algunos temas que es mejor conversarlos personalmente», según dijo a sus colaboradores y a pesar de la recomendación de su médica personal de limitar los traslados en avión debido a su edad y el desgaste que suponen.
Este paso se uniría a las conversaciones que mantuvo a finales de julio en Cuba con representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y en el encuentro que sostuvo con el papa Francisco en Roma, en donde trató fundamentalmente este asunto.
Esos esfuerzos fueron reconocidos el Gobierno colombiano, cuya canciller, María Ángela Holguín, transmitió a Mujica una invitación de Santos para que viajara a Colombia y conociera «de primera mano» la marcha de las negociaciones que iniciaron en noviembre pasado en La Habana.
Aún así, Holguín descartó entonces que Mujica estuviera más implicado en el proceso de paz, más allá de su apoyo a la «reconciliación» en Colombia.
Mujica fue uno de los líderes históricos del guerrillero Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros), que tuvo su mayor actividad en Uruguay entre finales de la década de los sesenta y principio de la de los setenta antes de ser derrotado por los militares tras el golpe de Estado de 1973.
El hoy jefe de Estado uruguayo pasó 14 años en prisión y en duras condiciones antes y durante la dictadura.
Al salir de su cautiverio en 1985, Mujica se reinsertó en la sociedad civil y formó el Movimiento de Participación Popular (MPP), grupo que se integró en la coalición izquierdista Frente Amplio (FA) y en la que se convirtió en un referente, hasta el punto de ser elegido presidente de Uruguay en representación de esa fuerza en 2009.
«Creemos que ‘Pepe’ (como se le conoce a Mujica) puede aportar cosas importantes» en las negociaciones, aunque cuál puede ser su rol «será algo a definir entre las partes», dijo a Efe Ismael Smith, responsable de las relaciones internacionales del MPP.
Smith consideró como «generosa» la postura del presidente uruguayo de ponerse «a las órdenes y sin condiciones» para colaborar «en lo que pueda».
Más convencido del papel que Mujica juega, o jugará, se mostró Juan Raúl Ferreira, defensor del pueblo uruguayo, exrepresentante de su país ante la OEA y la ONU, además de exsenador y exdiputado por el opositor Partido Nacional, para quien los pasos de Mujica «confirman» la existencia de la anuencia entre el Gobierno colombiano y las FARC para que el uruguayo ejerza de mediador.
«Mujica exterioriza desde el inicio de su mandato la voluntad para aportar su experiencia personal y política a Colombia. Cuando Santos se jugó por la paz, nuestro presidente se volcó aún más. En un primer momento se pensó que por su actitud personal y su forma de ser extrovertida era algo personal, pero eso ya no es creíble. Tras tanta intervención le hubieran dicho algo», indicó Ferreira.
Así, pasos como viajar a Roma a ver al Papa, interrumpiendo un viaje a España con un costo grave para su salud «para tratar exclusivamente la mediación en Colombia», demuestran que las actividades de Mujica al menos «están coordinadas con las partes».
«Ante Colombia y ante las FARC, Mujica tiene la autoridad moral de haber estado en los dos lados del mostrador y haber transitado pacíficamente el camino de un lado al otro. No tengo duda que tendrá un papel importante para generar lazos de confianza entre las dos delegaciones. Y este no es un tema ya acordado, seguro que está muy avanzado», añadió Ferreira.
El hijo del histórico líder del Partido Nacional Wilson Ferreira, también apuntó que Mujica puede aportar también a Montevideo como sede «natural» de las conversaciones, en lugar de La Habana u Oslo, capitales de los países garantes del proceso de paz.
Precisamente, analistas colombianos especulan con que Uruguay será sede de las negociaciones entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla colombiana.
De momento, ninguna fuente oficial ni partidaria uruguaya confirma este plan.
En cualquier caso, Ferreira vaticinó que Mujica, cuyo período de Gobierno culmina en marzo de 2015, no «tendrá tiempo de aburrirse» cuando deje la presidencia, y que su vocación para alcanzar la paz en Colombia «tendrá una continuidad natural».
Fuente: Agencias