Luego de casi dos décadas de trabajo en Globovisión y que el Gobierno comprara ese canal, Nitu Pérez Osuna es despedida en un país donde, en teoría, existe inamovilidad laboral. «A mí me botaron por crítica», afirma la periodista al insistir que «da miedo perder el trabajo, pero da más miedo perder la dignidad»
Luego de casi dos décadas de trabajo ininterrumpido en Globovisión y que el Gobierno comprara esta planta televisiva, la periodista Nitu Pérez Osuna fue despedida como parte de los cambios emprendidos por Juan Domingo Cordero, Gustavo Perdomo y Raúl Gorrín.
Este hecho ocurre en un país donde, en teoría, existe inamovilidad laboral. Aun así, estos empresarios no se detuvieron en las «formalidades» que se leen en la Ley del Trabajo y la periodista fue sacada del aire.
Su despido, asegura la conductora del programa Yo Prometo, se debe a su posición contra el Gobierno. «A mí me botaron por crítica», afirma. Sin embargo, dice sentirse tranquila y «con un peso menos de encima. Ya pasé la página».
A tal punto que no volvió a ver Globovisión. Nitu Pérez Osuna continuó con su vida. La decisión de su despido no la tomó por sorpresa. Lo vio venir desde hace tres años cuando se dio el primer intento de venta del canal y cuando vio llegar a los nuevos dueños de esta planta televisiva. «El Gobierno aprendió: ya no cierra medios, ahora los compra», asegura.
Desde su salida de Globovisión, continúa con su programa en Radio Caracas Radio 750 AM todos los días y comenzó con un nuevo espacio en LaPatilla.com llamado «20 minutos». Además, está incursionando en las tablas en compañía del actor Javier Vidal con una obra llamada Poesía en boca de todos, en donde recitará un conjunto de poemas.
Justo en la semana del periodista, Pérez Osuna reflexiona sobre lo único que los comunicadores sociales pueden celebrar: el espíritu de lucha. A su juicio, «a pesar de estos 14 años de persecución no nos hemos doblegado, seguimos de pie, seguimos batallando y trabajando por lo que nos enseñaron en nuestras escuelas que es servirle a nuestras audiencias».
Para ella la compra del canal se trata de una táctica gubernamental en donde ya no se expropia, ni se confisca y mucho menos se cierra un canal, «ahora el Gobierno se quita el mote de ser un perseguidor y manda a comprar con una oferta fabulosa en dólares». Lo que para Pérez Osuna es sinónimo de corrupción porque «en Venezuela existe control de cambio y en teoría ese tipo de transacciones no se pueden hacer».
Otra de sus dudas es «por qué los registros mercantiles están desactualizados. De esa forma no se puede saber quiénes son los verdaderos dueños de los medios». Para ella se trata de boliburgueses que se enriquecieron en estos 14 años y que ahora le están pagando el favor a sus verdaderos patrones: el gobierno nacional.
–¿Qué opinión tiene de los nuevos dueños de Globovisión?
–No son buenas mis opiniones. Del señor Cordero conozco que huyó del país por los auxilios financieros del Banco Barinas. Del señor Gorrín conozco que tiene una empresa llamada La Vitalicia que ha crecido vertiginosamente en estos dos años cuando la gente no tiene ni empleo, pero al parecer a él le compran muchos seguros. Me encantaría saber a quiénes asegura: si es al Gobierno y si se los asignan a dedo.
El mismo Gorrín confesó en una asamblea con los trabajadores de Globovisión que había hecho su fortuna en dos años. Yo tengo 34 años trabajando y quisiera saber esa fórmula mágica para hacerse tan millonario. Del señor Perdomo lo conozco como uno de los miembros de la banda de Los Enanos, una banda que estuvo involucrada en el tema de Danilo Anderson. Eso fue lo primero que conocí, lo segundo es lo hipócritas que son. Lo tercero es que me botaron cuando hay inamovilidad laboral. Aquí hay leyes para los empresarios que no están con el Gobierno, y otras para los que les son afectos.
–Se dice que usted retó a la nueva junta directiva para que la botaran del canal subiendo el tono e invitando al diputado Ismael García a su programa Yo Prometo…
–¿Es que acaso tenemos que autocensurarnos? Si lo hacemos no hay libertad, y si no hay libertad no hay democracia. Entonces vamos a quitarnos las caretas y decirle al mundo que no vivimos en democracia. No sigamos jugando el juego que quiere el Gobierno.
Ellos buscan darnos un barniz de democracia a lo que en la realidad es una dictadura, un militarismo exacerbado, un país gobernado por un cucuteño, un teniente y los cubanos. Quisiera saber, por ejemplo, dónde nació Maduro, que me enseñe la partida de nacimiento.
Tengo muchas dudas sobre eso. ¿Por qué un día dice que sus orígenes están en Falcón y luego en Roma dice que nació en El Valle? ¿Dónde está su partida de nacimiento? Quiero saber quién usurpa Miraflores, si un cucuteño o un cubano. Además, según el Gobierno aquí todo está bien, pero ni siquiera hay papel sanitario; el sueldo no alcanza para los gastos de una casa normal; la inflación hace sal y agua el salario y nos están matando en las calles. Entonces, ¿hasta cuándo vamos a jugar el juego de que aquí no está pasando nada? ¿Hasta que ya no tengamos país? ¿En qué nos hemos convertido? Si decir esto es retar, entonces sí soy una retadora.
–Para que el Gobierno haya comprado a Globovisión hizo falta que la familia Zuloaga estuviera de acuerdo en vender el canal.
¿Entonces, de qué se trata todo esto?
–Me voy a ir al año 58 cuando en este país había una dictadura que duró 10 años. En aquella época los medios se autocensuraron y a otros los cerraron. Uno de ellos que batalló hasta el final fue Últimas Noticias, con Miguel Ángel Capriles a la cabeza, que por cierto terminó preso, pero no bajó la cabeza. Luego lo que ocurrió fue que la Cadenas Capriles se convirtió en un emporio en democracia. Esa es la respuesta que puedo dar. En sus sacrificios obtuvo su recompensa. No juzgo a nadie, lo que digo es que hay momentos históricos en los que hay que demostrar el temple del que se está hecho. Eso es todo lo que puedo contestar en relación a esta pregunta.
–Fueron casi 20 años en Globovisión. ¿Sintió solidaridad por parte de sus compañeros?
–Estas son luchas que se dan en solitario. No le puedo pedir a ninguna compañera que se solidarice conmigo porque ella tiene sus propias luchas y tragedias, así como yo tengo las mías. Entiendo que hay mucha gente que necesita su quince y último, y no le puedo pedir a nadie que se solidarice conmigo.
Aun así recibí respaldo, al menos de quien yo las esperaba. Existen sus excepciones, pero diría que son más las sorpresas que las decepciones.
–¿Cómo está su relación con Leopoldo Castillo?
–Nunca tuve mayor relación con El Ciudadano (Leopoldo Castillo) que no fuera de compañeros de trabajo.
Además teníamos horarios completamente distintos, no lo veía con frecuencia. Creo incluso que nunca me tomé un café con él en la calle, aunque en el canal sí, por supuesto. El Ciudadano fue un compañero de trabajo, pero que a la vez es el actual director del canal. Él es parte de la directiva, él tenía que saber que me iban a botar, como también tuvo que saber del despido de Kico Bautista. ¿Lo convalidó? Si lo convalidó, ¿por qué lo hizo? Si no lo convalidó, ¿por qué no dijo una sola palabra del despido de Kico Bautista? Y si no convalidó lo mío, ¿por qué no me llamó? Hasta ahora no me ha llamado. Igual ya no necesito su llamada, ya no es importante.
Esa página ya la pasé, pero eso fue lo que pasó. Lo que no entiendo es que tú formes parte de una directiva donde hay unos señores que ni saben de periodismo ni tienen hojas limpias como para participar con ellos en la junta directiva de una empresa. Yo nunca hubiese sido directora de esta junta.
Vivimos un momento oscuro en el periodismo venezolano, pero es también el momento de demostrar lo que somos, de demostrar el temple, la honestidad, la formación ciudadana que tenemos. Da miedo perder el trabajo, pero da más miedo perder la dignidad y el país por ser cómplices de bandidos.
La Entrevista
Fuente: Tal Cual