Con firma de Carmen Muñoz, el diario madrileño ABC publica en su edición del 24JUN13 una entrevista con Dagoberto Valdés, opositor cubano quien viajó a Europainvitado por el Instituto Lech Walesa. A continuación parte de la entrevista realizada en Madrid.
Dagoberto Valdés (Pinar del Río, 1955) está considerado por diversos sectores como una posible «figura de consenso» en el futuro democrático de Cuba. Invitado por el Instituto Lech Walesa, acaba de asistir en Polonia a un seminario de intercambio de experiencias sobre la transición. El fundador de Convivencia dirigió durante trece años la revista «Vitral», de la diócesis de Pinar del Río, hasta que fue «intervenida» en 2007. Valdés tuvo que compaginar la dirección de la entonces publicación crítica con la condena del régimen castrista a recoger yaguas (vaina de la hoja de palma real, utilizada para envolver tabaco). Ahora el «ciberdisidente» y otros colaboradores de Convivencia, creada en 2008, sufren la represalia de que «no nos dan trabajo». Durante dieciséis años, este ingeniero agrónomo ocupó un frustrante «puesto ficticio» en la Empresa Tabacalera de Pinar del Río. Es la primera vez que sale de la isla desde 2005, cuando viajó al Vaticano como miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Dagoberto Valdés está convencido de que la Iglesia católica cubana «está llamada a jugar un papel muy importante en los próximos años».
-¿Cuál es la situación en Cuba después de 54 años de dictadura, en un momento en que bastantes disidentes han podido salir del país con la nueva política migratoria?
-Cuba atraviesa una crisis total agravada tras la muerte de Hugo Chávez y la inestabilidad en Venezuela. En el interior, no por voluntad política sino por necesidad política, el gobierno intenta hacer cambios periféricos, como la nueva ley migratoria, que no tocan todavía la esencia del sistema. No obstante, como el sistema totalitario es irreformable, porque cuando comienza a reformarse se le va de las manos el poder, entonces creo que estamos avanzando hacia un proceso de cambio inevitable. Al mismo tiempo, el fortalecimiento y la articulación de la sociedad civil han abierto una nueva etapa en la correlación de fuerzas respecto al gobierno. En los últimos catorce meses, los grupos opositores han entrado en un proceso de unidad en la diversidad, como la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) con José Daniel Ferrer como líder, Félix Navarro, Guillermo Fariñas…. Pero también está ocurriendo a nivel provincial. En Pinar del Río, por ejemplo, todos los grupos se han unido en la Alianza Democrática Pinareña, que apoya a la Unpacu. Se relacionan en la diversidad, esto es un cambio cualitativo en la sociedad civil.
-¿Ha cambiado también la represión con quienes disienten?
-La represión se mantiene pero ha cambiado desde 2003, la última vez que hubo altas condenas para un gran grupo de opositores. Con la presión de las Damas de Blanco y otros grupos de la sociedad civil, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, el gobierno ha tenido que cambiar su estrategia. De las condenas a muchos años ha pasado a una represión más horizontal y abarcadora, porque ahora son más los opositores y las personas inconformes que pierden el miedo, que son condenadas a un tiempo menor.
-¿La sociedad civil ya no es incipiente?
-Ya no es incipiente sino creciente y está suficientemente articulada en unos valores comunes mínimos, para dejar aparcados las circunstancias y los detalles que nos separan hasta el momento en que llegue el Parlamento y la democracia.
-¿El régimen cubano se está preparando para cuando Venezuela deje de ayudarlo?
-Lamentablemente la economía depende de la situación de Venezuela porque este país es hoy la nueva Unión Soviética para Cuba. Y esto debería servir de lección para no volver a caer en el error de colocar la economía nacional en manos de un solo país o bloque. La estabilidad política y económica de Venezuela tiene una influencia determinante en el presente y futuro de Cuba. El gobierno cubano no se está preparando con la urgencia y las decisiones políticas sustanciales que debería tomar: una reforma económica estructural que reconociera la propiedad privada, la libertad de empresa y la inversión extranjera con participación de los cubanos del exilio. Debe ir acompañada de una reforma política estructural con pluralismo político, democracia y Estado de Derecho, y de una reforma de los medios de comunicación, en la cual haya libertad de expresión, libertad de prensa y libre competencia de órganos de expresión de diferentes orientaciones.
Fuente: http://www.noticiasclic.com