Un estudio detectó la cantidad de mentiras que decimos por semana. Sugieren reducirlas para tener beneficios físicos, psicológicos y en el trato con los demás.
Una investigación realizada en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, demostró que decimos, en promedio, 11 mentiras por semana, y que reducir ese número sería beneficioso para nuestra salud. Los resultados fueron presentados en la 120ª Convención de la Asociación Americana de Psicología.
El experimento se hizo con 110 personas durante 10 semanas y consistió en analizar cómo respondían ante determinadas situaciones. La mitad de los participantes fue entrenada para reducir la cantidad de mentiras que dice habitualmente. El resto no recibió ningún tipo de instrucciones. Mientras, les hicieron análisis físicos y controlaron sus interrelaciones personales.
En base a los resultados, los científicos analizaron qué pasa cuando las personas se vuelven más honestas. “Los participantes pudieron reducir sus mentiras diarias y eso representó mejoras significativas en su salud física y mental», señaló Anita Kelly, autora principal del estudio. Entre los cambios positivos, bajaron los sentimientos de tensión, los de melancolía, los dolores de cabeza y las molestias en la garganta.
Estrés, angustia y dolor
En línea con los resultados, el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, le explicó a Entremujeres: “la mentira es un factor de estrés, sobre todo cuando que hay sostenerla durante largo tiempo. Para la mayoría de las personas sostener la mentira provoca angustia y dolor moral”.
Según Ghedin, sólo algunos sujetos con trastornos de la personalidad pueden convencerse de que la mentira les aporta beneficios o algún tipo de placer. Los sujetos narcisistas – asegura- usan la mentira para convencer a los demás de sus virtudes y de los beneficios que obtendrían si los tuvieran en sus filas, llámese pareja, trabajo, grupos, etc. Los antisociales o psicópatas encuentran placer al mentir, sin culpa ni remordimiento.
Ante este panorama, la recomendación del doctor es clara y simple: apostar por la verdad. “La comunicación franca, sincera y honesta seguirá siendo la forma más saludable de relacionarnos con uno mismo y con los demás. Y aunque pensemos ´si digo esto el otro va a sufrir´ siempre será la mejor solución ´blanquear´ las situaciones temidas”, concluye.
Más autoestima, menos mentiras
El doctor Luis Hornstein, médico psiquiata y psicoanalista, relaciona a la mentira con los pensamientos negativos que tenemos sobre nosotros mismos. «En personas con baja autoestima predominan las emociones negativas y padecen de un sentimiento de vulnerabilidad al sentirse amenazadas por las vicisitudes de la vida cotidiana. Cualquier riesgo es una amenaza. El temor al fracaso hace que eviten arriesgarse a la crítica o al rechazo», dice en su libro «Autoestima e identidad».
Su consejo es, entonces, trabajar para lograr una autoestima sólida. «Permite expresar temores y flaquezas sin avergonzarse, vincularse con otros significativos sin vigilarlos o ahogarlos, aceptarse el derecho de decepcionar o fracasar», concluye el experto.
Fuente: Entremujeres