Tener un buen o mal día malo no depende completamente de la suerte o de las circunstancias externas, debido a que cada persona tenemos una influencia decisiva en cómo percibimos, afrontamos y creamos nuestra realidad.
De manera general, decimos que tenemos un mal día cuando las cosas no suceden tan cual las quisiéramos, cuando existen imprevistos que no podemos controlar o bien cuando algunas vivencias son poco positivas, pero en realidad, todo depende de la actitud, por lo que si ésta es negativa, vamos a percibir nuestra realidad como poco agradable.
Por ello te damos algunos consejos para que cambies esa percepción, actitud o pensamientos negativos durante un mal día, a través de una estrategia muy sencilla pero efectiva, según el sitio yogaesmas.com: recordar buenas experiencias y tener pensamientos positivos:
1. ¿Importa? En ocasiones, cuando tenemos un mal día, es como que las cosas pequeñas tomaran mayor relevancia y nos quejamos de todo. Comienza pregúntate si es por algo realmente importante y si le das más importancia de la que merece.
2. Té eres tu mejor consejera. Intenta sentirte bien contigo misma, tómate tu tiempo para entenderte, y tomar tus decisiones. A veces sólo necesitamos dar un paso atrás, escucharnos y volver a evaluar una situación, una relación, o la vida en general.
3. No puedes controlar todo. Recuerda que no puedes predecir ciertas cosas, no sabes cómo va a salir todo y es posible que no todo salga como tú quieres. Toma la vida como viene, agradece que sea de esa manera, y si quieres modificar algo hazlo, una vez que hayas comprendido en silencio, una vez que hayas aceptado la situación. A veces solo basta con observar.
4. Tu opinión es lo que importa. En ocasiones deseamos complacer a los demás y dejamos nuestros sentimientos o necesidades de lado, sintiéndonos mal porque nadie nos comprende o atiende. Sé consciente de lo que te hace feliz, y hazlo, independientemente de lo que otras personas tengan que decir al respecto.
5. De todo se aprende. Considera todas las cosas buenas que tienes, no te enfoques ahora en el punto negativo. Piensa en todo lo que realmente tienes bueno a tu alrededor, que por pequeñas cosas que sean, te hacen feliz. Dar gracias por ello te dará una increíble sensación de bienestar.
Cuando tienes un mal día, hay otra cosa muy sencilla que puedes hacer, y que consiste en escribir en un diario todas las cosas buenas que te pasan, detallando lo vivido y sentido, para luego leerlas de vez en cuando.
De este modo, aunque tu mente, de manera natural, tienda a centrarse más en lo negativo, podrás compensar esta tendencia, y al mirar tus recuerdos verás que te suceden muchas más cosas buenas de las que creías y no tantas cosas malas como podría parecerte en un mal día.
Fuente: Bienestar.salud180