Crece el número de personas que se sienten siempre enfermas. El fácil acceso a la información médica y una época de pandemias, entre las principales causas. Cómo influye la difusión de los casos clínicos de los famosos. Todo, en esta nota de Infobae
Según la definición de la Real Academia Española, la hipocondría es una alteración mental enfermiza que se caracteriza por una preocupación obsesiva y sin motivos por la propia salud y provoca depresión y ansiedad.
El que se sienta identificado, que levante la mano.
Es que, de un tiempo a esta parte, el fácil acceso a la información a través de la web, así como la difusión –en extremo detalle– de casos clínicos de personalidades públicas colaboran a que, quienes padecen esa preocupación excesiva por estar enfermo sin motivos físicos que así lo demuestren, exacerben sus síntomas.
Entre los factores que pueden originar este padecimiento, muchas veces la propia historia familiar actúa como disparador: “Hay familias en las que esta preocupación es moneda corriente y eso luego queda como un modo de ver e interpretar situaciones. Otras veces, una enfermedad grave hace que se desarrolle un cuidado excesivo posterior“. Así caracterizó la licenciada en Psicología Cristina Benchetrit (MN 10707) aInfobae algunos de los determinantes de este cuadro.
La especialista del staff de Espacio Olazábal destacó que “en realidad estos son factores predisponentes pero no determinantes”.
Lo cierto es que la hipocondría se caracteriza por ser “una interpretación catastrófica de un signo cualquiera, un dolor de cabeza, una mancha en la piel, en fin, cualquier cosa. No hay ninguna razón que justifique esa reacción, salvo su propio miedo”.
Para Benchetrit, “a veces este síntoma es signo de malestar en otras áreas, y se traduce en hipocondría. Por ejemplo, una situación difícil de resolver se convierte en hipocondría porque en el fondo lo que está demostrando es un gran temor a aquello que es incontrolable, como es la vida misma. Suelen venir acompañados de otros miedos, que tienen el mismo común denominador: la falta de control normal sobre el desarrollo de la vida“.
A la hora de detallar un “perfil del hipocondríaco”, la especialista definió que “se trata de personas con ciertas características que tienen en común un nivel importante de ansiedad“.
“Suele darse más en hombres que en mujeres y la edad en que se ve es desde los 20 a los 50 años, con una mayoría entre los 35 y 40 aproximadamente”, puntualizó Benchetrit, quien aclaró que “estos valores son simplemente una casuística y esto no significa que no aparezca en otras edades también”.
En ese sentido, el psicoanalista y médico psiquiatra Teodoro Devoto (MN 29309) agregó que la hipocondría “suele afectar también a las personas ancianas. Por un lado, porque a su edad las enfermedades son más frecuentes, y por otro, porque es cuando suelen quedarse solos y empiezan a mirarse más a sí mismos”.
La enfermedad más temida
En este punto, todos los especialistas consultados por Infobae fueron unánimes: el cáncer es la enfermedad que genera más temor.
Para Benchetrit, “las enfermedades como el cáncer son de las que mayormente surgen”, aunque aseguró que “dependerá un poco de la facilitación física de cada uno y de sus mayores miedos, historia familiar”.
El doctor Daniel Gonzalo Grassi (MN 39.958), jefe del Departamento de Medicina Interna del Hospital Universitario Austral, coincidió en que “especialmente la posibilidad de tener cáncer” es lo que más temor genera en los pacientes.
Una misma consulta, ¿cuántas veces?
Acerca de cuántas veces es normal que una persona haga la misma consulta, Grassi consideró que “si bien no se puede establecer un término, en principio una consulta debe resolverse en pocos encuentros con el médico (dependiendo de la necesidad de estudios a realizar) y si el paciente no está conforme debería pedir una segunda opinión, no mucho más”.
Aunque aclaró que “diferentes son las enfermedades crónicas que necesitan un seguimiento periódico por el médico”.
En la misma línea se expresó la licenciada Benchetrit, para quien “lo normal es que uno consulte y, si no quedó conforme con la respuesta, lo haga de nuevo o busque un nuevo médico. Ahora, si pasa la tercera consulta por lo mismo, estaríamos ya frente a un cuadro de estas características”.
Los medios e internet, enemigos del hipocondríaco
Tras hacer la salvedad de que la hipocondría “es una enfermedad imaginaria, que abarca un campo muy amplio de situaciones” y que “todos tenemos momentos hipocondríacos, pero en el extremo están los casos de psicosis”, el profesor emérito de la Universidad de El Salvador Teodoro Devoto consideró que “la repercusión de casos importantes aumenta las preocupaciones de cada uno a su nivel”.
“Pero todos nos preocupamos: cuando hay gripe A, por ejemplo, tomamos precauciones que antes no tomábamos“, recalcó el especialista, quien reflexionó que “internet representa el peligro de acceder a información que puede ser malinterpretada, ya que alguna información es seria y otra no tanto y eso exacerba el cuadro”.
Para Grassi, en tanto, “es frecuente que un paciente consulte por algún síntoma al poco tiempo de que un familiar o amigo ha tenido una enfermedad grave, que en otra situación no lo hubiera llevado a la consulta”.
A lo que Benchetrit agregó: “Todos tenemos un cierto temor a las enfermedades, y cuando aparece en alguna persona pública, esto nos hace pensar en lo propio. Podríamos decir que es una ‘hipocondría pasajera’, pero en realidad es un fenómeno sugestivo”.
Y sobre el fácil acceso a la información que representa internet a quienes padecen este trastorno, la licenciada sentenció: “El uso de internet para estos casos está sumamente contraindicado, ya que hay mil variantes de síntomas que pueden ser leídos de manera diferente y quien padece de hipocondría sólo podrá leerlos como catastróficos”.
La especialista destacó que “se les pide a los pacientes que no busquen en internet”, pero reconoció que sabe “que lo harán igual”. Es que su mismo temor los lleva a buscar todo tipo de información, ya que la base de esta enfermedad es la desconfianza en el natural desarrollo de las cosas.
Y en este punto cobra relevancia la “transmisibilidad” de esta enfermedad. “La hipocondría no es tan contagiosa como para producir una enfermedad; sin embargo, la ansiedad y el modo de interpretar las posibles enfermedades suele ser fácilmente transmisible”, subrayó Benchetrit.
El tratamiento
Grassi señaló que “el médico debe saber cómo reforzar la seguridad del paciente para que sea capaz de tolerar la incertidumbre que le provoca no saber si puede tener una enfermedad; esto no se logra haciendo múltiples estudios para demostrarle que no tiene nada, sino que, al contrario, la proliferación de estudios genera mayor incertidumbre y en ocasiones puede provocar dificultades al aparecer un hallazgo inesperado que no significa nada pero que al paciente le genera mayor angustia”.
Desde la psicología, Benchetrit finalizó: “En casos graves de hipocondría, se debe tratar con ansiolíticos como primera medida y luego con psicoterapia, ya que, como se dijo, es una enfermedad de la desconfianza”.
Valeria Chávez
Fuente: Infobae