El presidente sirio reconoció que su país «está en crisis», pero él sólo se irá si pierde las elecciones. A pesar de la guerra civil que ya provocó 80 mil muertos, no hace autocrítica
«Las acusaciones contra Siria respecto al uso de armas químicas cambian cada día. Y es probable que esto se use como preludio de una guerra contra nuestro país», afirmó Bashar Al Assad en diálogo con periodistas argentinos.
«Dijeron que usamos armas químicas contra zonas residenciales. Ahora, si fuesen usadas sobre una ciudad o suburbio con un saldo de diez o veinte víctimas ¿sería creíble? Su uso significaría la muerte de miles o decenas de miles de personas en cuestión de minutos. ¿Quién podría ocultar semejante cosa?», agregó.
Toda la conversación giró en torno a lo mismo: la causa del problema está afuera y hacer una autocrítica nunca fue considerado. Mucho menos la posibilidad de renunciar para descomprimir el conflicto en el marco de una negociación de paz.
«Que alguien diga que el presidente sirio tiene que irse porque Estados Unidos, otros países o los terroristas lo quieren es algo inadmisible. Este asunto lo resuelve una decisión popular a través de las urnas en las elecciones convocadas para 2014», sostuvo.
«Además, el país está en crisis, y cuando el barco se encuentra en medio de la tormenta, el capitán no huye. Y renunciar sería huir», agregó.
Los aliados de Assad: Hezbollah e Irán; la masacre de civiles no se detiene
Tan grande es la conspiración internacional para Al Assad, que está convencido de que ningún país occidental quiere que mejore la situación en su país.
«Hay terroristas de 29 países combatiendo en Siria, por lo que no creemos que muchas naciones occidentales que los apoyan quieran efectivamente una solución», precisó.
«Occidente miente y falsifica pruebas para desatar guerras, esa es su costumbre. Ahora encomendaron a Israel el ataque perpetrado días atrás para elevar la moral de los grupos terroristas», continuó.
Sin embargo, él mismo dio argumentos contrarios a su denuncia, al remarcar que algunos de los principales grupos insurgentes son islamistas radicales, marcadamente antioccidentales.
«A Occidente le importa tener gobiernos leales como los que existían en América latina, que explotaban a los pueblos para entregar sus bienes. Y si son extremistas, los usan ahora y los combaten después. Aunque Afganistán los refutó: apoyaron a los talibanes y con el 11-S pagaron un precio altísimo», sostuvo.
A pesar de todo, insistió en que tiene una posición dialoguista y en que aceptaría concurrir a la conferencia internacional que Estados Unidos y Rusia se proponen realizar en Ginebra para hallar una salida al conflicto, aunque con la exigencia de que los opositores abandonen la lucha armada.
«Hemos acogido bien el acercamiento ruso-estadounidense, aunque debemos ser realistas. Nosotros siempre optamos por dialogar con cualquier parte que lo quiera hacer, pero esto no incluye a los terroristas. Ningún Estado dialoga con terroristas», advirtió.
Y para que no quedaran dudas de su verdadero pensamiento, terminó relativizando la utilidad de una negociación. «Hay confusión en el mundo: creen que una conferencia política detendrá el terrorismo sobre el terreno y eso es irreal», concluyó.
Fuente: Agencias