Estar embarazada no tiene por qué suponer una pega a la hora de practicar sexo con tu pareja. Existen viejas leyendas que hacen que muchas mujeres se abstengan de continuar con su vida sexual por miedo a estos mitos.
Uno de los más comunes es que el coito sexual puede dañar al bebé, algo completamente falso. Durante los primeros meses de embarazo la futura madre tiene la sensación de que el feto es muy frágil y de que cualquier movimiento brusco puede perjudicar al bebé. Surge un sentimiento de super protección hacia el niño que hace que la pareja sea más reacia al sexo.
Sin embargo ocurre todo lo contrario. En el primer trimestre, los órganos de la pelvis están mejor irrigados, lo que favorece notablemente que la mujer llegue al orgasmo. El placer femenino es mayor y el cambio hormonal que atraviesa la embarazada despierta en ella los instintos más excitantes.
Durante estos primeros meses también se suele rechazar más el sexo debido a los molestos síntomas que experimenta la mujer físicamente. Las naúseas, el dolor en el pecho y la necesidad de ir al baño constantemente hacen que el apetito sexual se apague.
El segundo trimestre, la mejor fase para el sexo
El segundo trimestre es la etapa del embarazo que más se disfruta. El cuerpo está más acostumbrado y la mujer está cargada de hormonas. En esta etapa desaparecen los miedos a lastimar al bebé y la tripa todavía no es un impedimento.
Además, aumenta la hinchazón de los labios mayores y menores y también la lubricidad de la vagina, por lo que muchas mujeres confiesan tener sexo más placentero durante su estado de buena esperanza.
En el último trimestre, a partir de la semana 30, el sexo se vuelve un inconveniente por culpa de la voluminosa barriga. Posturas como el misionero se vuelven casi imposibles. Pero no por ello se debe dejar de practicar, existen muchas otras posturas en las que se puede encontrar la comodidad.
El sexo ejercita los músculos y favorece el parto
Mantener relaciones sexuales con frecuencia durante el embarazo prepara el cuerpo para un parto vaginal y los músculos de la vagina están más ejercitados. Uno de los traumas psicológicos de los padres suele ser si el bebé nota la penetración. No debes preocuparte por eso, el feto no nota absolutamente nada, simplemente una respiración acelerada y más palpitaciones, pero nada que le perjudique lo más mínimo. El orgasmo produce contracciones y en el post-orgasmo el útero se mantiene más tenso por un tiempo, pero las contracciones son muy suaves y no tienen consecuencias negativas.
Hay ocasiones en las que el sexo puede no ser seguro. El médico es quien debe de advertir de los riesgos particulares que puede tener el embarazo. En caso de amenaza de aborto lo mejor es estar en reposo, por lo que se debe renunciar al sexo hasta que el experto recomiende.
Si sangras o tienes contracciones antes de tiempo que anuncien un parto prematuro, debes consultar a tu matrona. Son complicaciones de salud que pueden suponer un problema para la vida sexual de la pareja.
En cuanto al sexo oral, ¡cuidado! Se puede llevar a cabo pero debes tener en cuenta que tu pareja no debe soplar aire dentro de la vagina porque puede causar una embolia en el feto, que es una burbuja de aire que obstruye un vaso sanguíneo. Si esto sucede, puede ser fatal para ti y tu bebé.
Por lo demás, cualquier gesto de cariño, masajes y caricias son favorables en el periodo de gestación. La madre transmite su tranquilidad y armonía al bebé, por lo que cuanto mayor sea su sensación de bienestar, repercutirá en que el niño se forme mejor y nazca más saludable.
Fuente: Agencias