Guillermo-Alejandro y Máxima de Orange-Nassau se convertirán en reyes de Holanda, Aruba, Curaçao y Sint Maarten en menos de una semana e iniciarán una nueva etapa para su monarquía que el príncipe neerlandés ya ha señalado como «abierta a los cambios».
Tras la decisión de abdicar de la reina Beatriz, anunciada el pasado 28 de enero, el Gobierno holandés y las autoridades de Amsterdam han preparado sin descanso el escenario en que se producirá el próximo 30 de abril, el relevo generacional.
A la ciudad de los canales, que es también la capital neerlandesa, está previsto que ese día asistan más de 800.000 visitantes del país y de otros lugares, y que la coronación sea retransmitida en directo, además de que podrá verse en varias grandes pantallas y de que centenares de medios de comunicación de todo el mundo estén presentes ese día.
En una reciente entrevista de la pareja, emitida por la cadena pública de televisión neerlandesa NOS, el príncipe de Orange subrayó que «la única constante de la monarquía es que cambia» y abogó por dotar de contenido a la institución.
El heredero del trono holandés, que cumplirá 46 años el sábado y reinará como Guillermo-Alejandro I, subrayó el «respeto» a cualquier decisión democrática del Parlamento (Estados generales), incluso si se llegara a acordar que la monarquía debe de ser simbólica.
«No soy un fetichista del protocolo. La gente puede dirigirse a mí con el tratamiento con el que se sientan más cómodos», añadió.
En los Países Bajos, con 16,7 millones de habitantes y con territorios en el Caribe, hay una monarquía constitucional y una democracia parlamentaria que se rige por el llamado «Estatuto del Reino», que entró en vigor en 1954 y en el que algunas de sus partes han sido modificadas varias veces desde entonces.
Los cuatro países que forman el reino tienen una posición equivalente y se encargan de defender de forma autónoma las cuestiones propias, señala ese documento, que también establece que deben ayudarse y asistirse mutuamente.
«Solo es posible modificar el Estatuto si todos los países del Reino están conformes», dijeron fuentes oficiales, que explicaron que «la Constitución holandesa y los Estatutos de Aruba, Curaçao y Sint Maarten tienen un rango inferior al Estatuto del Reino».
Guillermo-Alejandro, que desde el 30 de abril tomará el relevo de su madre como jefe del Estado, forma parte junto a los ministros del Gobierno neerlandés según establece la Constitución, que entre sus tareas formales fija la firma de leyes y decretos, ratificar tratados internacionales o pronunciar el tradicional Discurso de la Corona cada tercer martes de septiembre, entre otras obligaciones.
Según la Constitución holandesa Máxima Zorreguieta, de 41 años y con quien contrajo matrimonio el 30 de marzo de 2001, será reina consorte al igual que lo fueron las esposas de los reyes Guillermo I, II y III, y al igual que su esposo, con tratamiento de majestad.
«No importa el título, princesa o reina, lo importante es lo que representamos y a mi todo el mundo me llama Máxima», señaló la princesa de Orange en esa misma entrevista televisiva, al tiempo que aclaró que su papel no es constitucional y que más bien consiste en «apoyarlo, puedo representarlo (…), pero no sustituirlo».
«Si el rey falleciera inesperadamente o abdicase, la corona no pasaría a la reina Máxima, sino a la sucesora legal la princesa Catalina-Amalia», la hija mayor de Guillermo-Alejandro y Máxima, indicaron fuentes oficiales.
Desde el 30 de abril, la casa real holandesa -que tiene como color emblemático el naranja- estará formada por 10 personas y no 17 como en la actualidad, ya que algunos príncipes dejarán de pertenecer a ella por ser parientes en cuarto grado del rey y ya no podrían sucederle según marca la Constitución.
Así la familia real estará integrada por Guillermo-Alejandro, Máxima y sus tres hijas, la actual reina que pasará a ser princesa Beatriz y los príncipes Constantino y Laurentien, así como la también princesa Margriet y su esposo Pieter van Vollenhoven.
Otros muchos cambios llegarán a la familia de Guillermo- Alejandro, Máxima y sus hijas Catalina-Amalia, Alexia y Ariane, ya que es muy probable que abandonen su residencia actual en La Haya y se muden al palacio de Huis ten Bosch, también en esa ciudad.
Una polémica que se acaba de abrir respecto a esos cambios se refiere a las protestas de algunos medios, como el semanario Nieuwe Revu, sobre el acuerdo de 2005 entre los príncipes de Orange y la prensa para proteger la vida privada de sus hijas.
El servicio de información del Estado holandés (RVD) ya ha emprendido acciones legales contra la revista por publicar fotografías no autorizadas de la princesa de 9 años jugando a hockey, pues consideran que «representan una inaceptable invasión de la privacidad», informó hoy el sitio de noticias Dutchnews.nl.
Según ese acuerdo, Guillermo-Alejandro y Máxima hacen dos posados anuales, y a cambio la prensa no toma fotos de la familia real fuera de los actos oficiales.// IPP
Fuente: lavanguardia.com