Las activistas de Femen utilizan sus cuerpos desnudos para denunciar el turismo sexual y la corrupción, defender el aborto o los derechos de los gays
Una instantánea del álbum de Femen: a la derecha, con los dos brazos levantados, Alexandra Shevchenko
Alexandra Shevchenko es una de las fundadoras del movimiento feminista ucraniano Femen. Tiene 24 años, es natural de Jmelnitsky, ciudad situada en la parte occidental de Ucrania, y está licenciada en ciencias empresariales, en la especialidad de recursos humanos. Ahora dirige la célula de Femen que acaba de instalarse en Berlín.
-¿A cuándo se remonta el comienzo de vuestra actividad?
-En 2006 formamos una agrupación en el sentido clásico de lo que es una organización feminista. Pero, tras dos años de militancia, comprendimos que tal formato no es el adecuado para un país como Ucrania.
-¿Acaso el feminismo en Ucrania tiene un contenido diferente al extendido en otros países?
-En Ucrania sigue asustando la palabra feminismo. En 2008 fundamos una estructura diferente. Incluso dejamos de proclamar que somos feministas. Decíamos que nuestro movimiento era femenino, pero no feminista. Y no porque estemos en contra del feminismo sino porque creíamos que había que crear una nueva imagen para este movimiento.
-¿Piensan que el feminismo clásico está desfasado?
-No, pero hay que comprender que el terrible estereotipo que la sociedad machista ha hecho del feminismo es el de mujeres poco menos que barbudas, deseosas de acabar con los hombres y que hacen el amor entre ellas. Y había que cambiar esa percepción. Una mujer atractiva, en minifalda, con tacones altos y bien maquillada no tiene por qué ser tonta. Se puede ser sexy, femenina y, al mismo tiempo, inteligente, activa, y sabedora de lo que pasa alrededor. Necesitábamos una nueva forma de llamar la atención.
-¿Relacionada con la provocación mediante el desnudo?
-Sí, en 2008 comenzamos a emplear el topless en las protestas. Y es que a la mujer, sobre todo si es joven y guapa, no se la quiere escuchar, pero sí observar su cuerpo desnudo. Así que decidimos utilizar nuestros cuerpos como reclamo. A esto lo llamamos sextremismo. Creemos que el cuerpo femenino encierra un gran estímulo, un potencial enorme.
-¿Es un arma?
-Exactamente, pero hay que ver quién maneja ese arma. Una cosa es que lo manejen los hombres, vendiéndolo como si fuera una mercadería más, en la industria de la publicidad o del sexo, como un electrodoméstico para tener la casa arreglada o una máquina de procrear. En esta situación no somos dueñas de nuestro cuerpo. Es la sociedad la que pretende imponerte si te tienes que poner una minifalda o un burka, si tienes que abortar o no.
-¿Cuál es entonces la opción?
-Pues conseguir arrebatar nuestros cuerpos de las manos de la sociedad machista y ser nosotras mismas las que le demos el uso que creamos conveniente. La mujer debe utilizar su sexualidad en su propio provecho y en el de la persona o personas que ella estime oportuno.
-Se proclaman contrarias a la prostitución, pero sus detractores en Rusia y Ucrania les acusan de exhibirse como prostitutas.
-Claro, la sociedad está acostumbrada a que un cuerpo de mujer desnudo aparezca en la cama, en un club nocturno o en una película porno, no habitualmente en una protesta. El hecho de que mi cuerpo desnudo se asocie con algo indecente no es culpa mía ni de mi cuerpo sino de una sociedad que durante siglos ha relegado a la mujer a un papel determinado y en donde la desnudez se asocia con algo pecaminoso que debe manifestarse sólo en determinados sitios. Yo deseo que mi cuerpo se pueda utilizar según mi propio albedrío y eso no significa que sea una puta. Por cierto, la cantidad de hombres que han pasado por mi vida es ínfima.
-Hay quienes piensan que, si se ejerce legal y libremente, sin proxenetas, la prostitución puede ser una forma legítima de ganarse la vida.
-Eso de que hay mujeres que libremente quieren dedicarse a la prostitución es un mito. Es una mentira monstruosa que utiliza la sociedad machista para tranquilizar su conciencia. La prostitución es una industria que no parte de ningún supuesto deseo de la mujer de vender su cuerpo. Arranca más bien del deseo masculino de poseer a un ser humano mediante su adquisición a cambio de dinero y no necesariamente con el único objetivo de consumar un acto sexual, sino también con la idea de dominar, poner de manifiesto la desigualdad, delimitar quién es el dueño y quién el esclavo. La cuestión no es que hay mujeres que venden su cuerpo sino hombres que compran mujeres. Estamos en contra de la legalización de la prostitución y a favor de criminalizar a los clientes como hacen en Suecia.
-¿Se cumplieron sus vaticinios de que la pasada Eurocopa en Ucrania se convertiría en un gran prostíbulo?
-Mucha gente fue a Ucrania para ver partidos y de paso comprar sexo barato, pero nuestra campaña en contra dio su efecto porque logramos que al menos muchos burdeles dejaran de anunciarse en inglés.
-¿No tienen miedo de que un día alguien se extralimite en la reacción a sus protestas?
-Cualquier mujer teme cada día una reacción inadecuada de parte de un hombre o de la sociedad. Con este miedo viven todas las mujeres en el mundo. En París, a raíz de nuestra acción en la catedral de Notre Dame, hemos recibido amenazas de muerte, pero hay que saber responder a las provocaciones usando el intelecto, no con brutalidad, no entrando al trapo. A la acción de Pussy Riot en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú Putin reaccionó como un toro ante el color rojo. Las ha metido en la cárcel para dos años y son madres. A nosotras nos han declarado en Rusia persona non grata por salir en su defensa.
– ¿Qué opinión les merece el encarcelamiento de Julia Timoshenko?
-Timoshenko es un político como Yanukóvich (el actual presidente), pero con faldas. Es como el resto de los políticos en Ucrania, igual de corrupta. Nunca se ha distinguido por defender los derechos de la mujer. Desde que está entre rejas nunca ha denunciado las terribles condiciones de nuestros centros penitenciarios: violencia, hacinamiento, falta de higiene. Vive en una celda individual con cuarto de baño, algo de lo que ningún otro recluso puede beneficiarse.
-¿Creen que los rusos y los ucranianos son especialmente machistas?
-La sociedad rusa y ucraniana son más machistas que en otros países de Europa porque en la época soviética no tuvimos nuestra revolución feminista.
-¿Tiene pareja?
-He tenido. Ahora me quiero concentrar en lo que hago y por eso dedico más tiempo a Femen. No estoy en contra de los hombres, si encuentro alguno que me guste. Tuve ya relaciones y tengo buen recuerdo de ellas. Ahora tengo amigos y no son de los que pretenden tener una relación de dominación con respecto a mí, pero dedico más tiempo a mi actividad.
-¿Quién les financia?
-La financiación de nuestros modesto presupuesto viene de donaciones desinteresadas que llegan a nuestras cuentas bancarias indicadas en nuestra página de Internet y también de la venta de nuestra tienda online, en donde se puede adquirir camisetas, fotografías, carteles, nuestro logotipo…
El núcleo duro de Femen está formado por una treintena de activistas, pero el movimiento ya ha cuajado en Francia, Alemania, Brasil, Suiza, Holanda, Polonia, EE.UU., Canadá, México, Italia y Túnez, aunque aquí, por lo que pueda pasar, todavía sin topless.
Fuente: ABC