El cardenal protodiácono, Jean Louis Tauran, colocó al papa Francisco el Palio, antigua insignia episcopal, y el decano, Angelo Sodano, el anillo del Pescador, símbolos del pontificado, con lo que comienza el papado del argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años.
El palio es una estola confeccionada con lana de cordero que simboliza al Salvador, que encontrando al hombre como la oveja descarriada lo carga a sus espaldas.
Mide 2,60 metros de largo y 11 centímetros de ancho. Ha sido tejido con lanas de ovejas y corderos y sobre el mismo han sido colocadas cinco cruces rojas, que recuerdan las cinco llagas de Cristo, con alfileres, que recuerdan los clavos de la cruz.
Acaba con unos flecos negros, que simboliza la pezuña del cordero.
El anillo del Pescador, en plata dorada, lleva inciso al Apóstol Pedro con las llaves y sujetando las redes para pescar.
Francisco lo llevará hasta su muerte o renuncia, cuando el camarlengo se lo retire y lo machaque o anule para que nadie pueda usarlo y a la vez para simbolizar el final del Papado.
Después se realizó el rito de la obediencia. Seis cardenales -dos de la orden de los obispos, dos de la de los presbíteros y dos de la de los diáconos- en nombre de los 207 que conforman el Colegio Cardenalicio, le mostrarán obediencia.
Se trata de los purpurados Giovanni Battista Re y Tarcisio Bertone por la orden de los obispos, Joachim Meisner y Ricardo Vidal por la de los presbíteros y Renato Martino y Francesco Marchisano por la de los diáconos.
La misa, la de la festividad de San José, patrón de la Iglesia, la oficia el papa Francisco y la concelebran todos los cardenales.
También ofician el secretario del Colegio Cardenalicio, Lorenzo Badisseri; el prepósito de la Compañía de Jesús, el español Adolfo Nicolás, y el General de los Franciscanos, el también español Javier Rodríguez Carballo.
Las primeras palabras pronunciadas por Francisco fueron: “Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal. Es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud”.
Francisco ha agradecido la presencia de los representantes de otras iglesias y comunidades eclesiales, así como de la comunidad judía y a las delegaciones de 132 países presentes.
Hoy en la festividad de San José, patrón de la Iglesia, el papa ha recordado su figura y destacado que la misión que le confió Dios fue la de custodiar a María y a Jesús, “pero también una custodia que se alarga a la Iglesia, como señaló el beato Juan Pablo II”.
El papa subrayó que José ejerció la custodia “con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total”
Ademas el pontífice Francisco dijo que el poder del papa es el servicio a los otros, “especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños, el hambriento, el sediento, el forastero, el desnudo, el enfermo y el encarcelado”.
El Obispo de Roma también pidió a los responsables políticos y sociales que sean custodios de la creación y guardianes del medio ambiente.
“Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”, afirmó en la homilía.
Las lecturas se hicieron en inglés y español, el Evangelio en griego y la comunión la impartieron 500 sacerdotes. Francisco pronunció la homilía en italiano y no impartió la comunión. Al final de la ceremonia se cantó un Te Deum de acción de gracias y no hubo ángelus.
Tras rezar ante una imagen de la Virgen y despedirse de las 200.000 personas asistentes, el papa abandonó la plaza de san Pedro, en medio de los aplausos y el ondear de banderas.
Fuente: Agencias