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30 horas a la intemperie para ver a Chávez

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina No Comments

“De aquí no me voy hasta que vea a mi comandante”. La afirmación se repite en las filas kilométricas que forman los seguidores del presidente Hugo Chávez en las adyacencias de la Academia Militar para despedir a su líder, un camino de largas horas a la intemperie, aguantando el frío de la madrugada o el sol inclemente del mediodía.

 

No hay obstáculo que valga. Ningún ciudadano que quiera llegar a la capilla ardiente puede planificar la hora en que estará de regreso en su casa. La esperanza se alimenta cuando avanza la cola, aunque, en promedio, ver por última vez a quien condujo los destinos del país durante 14 años puede tomar más de 24 horas.

 

Quienes el jueves a las 11:30 am comenzaron a hacer fila en el parque Bimbolandia, en Los Símbolos, llegaron el viernes a las 5:54 pm al Hall de la Academia Miliar. En ese grupo de personas estaba Josefina Escalona junto con sus hijos, de 23 años y 15 años de edad, y sus dos sobrinos, de 20 y 22 años.

 

Ese día la mujer salió de su casa, en La Pica de Palo Negro, estado Aragua, a las 6:00 am, para subir a un autobús de la gobernación que los trasladó a Caracas. A las 6:00 pm tenía la opción de tomar el transporte para regresar a su hogar, pero no se fue porque aún no había visto a Chávez.

 

“Él era para mí, después de Dios, mi padre, mi segundo libertador, y esto no es idolatría. Lo amaré hasta la muerte y en mi corazón seguirá”, dijo consternada.

 

Luto vestido de rojo. 5:00 pm del jueves en la tarde. El hijo de 23 años de edad de Josefina duerme en la grama de Los Próceres, mientras la hija de 15 años hace ejercicios en el gimnasio al aire libre ubicado en la zona.

 

Mara, la sobrina, aprovecha para jugar voleibol con otros jóvenes. Los niños se divierten en el parque infantil y se suben a los tanques militares que se exhiben en el paseo Los Próceres.

 

Josefina se volvió popular porque una pancarta que le hizo a su líder sirvió de baño portátil y la compartió con quienes lo necesitaron. Con ayuda de sus sobrinas e hija, la mujer bordeó con la tela algunos troncos de árboles para que quien hiciera sus necesidades no fuera visto por los demás:

 

“Nunca le pude mostrar esta pancarta a mi comandante, que elaboré en agosto con ocho compañeras de la Misión Saber y Trabajo”.

 

A las 10: 00 pm el grupo había cumplido la primera meta: llegar a los monolitos del paseo Los Próceres. Ver la bandera de Venezuela les dio fuerzas para continuar en la noche.

 

En ese punto estaban dos camiones cisterna de Hidrocapital con agua potable y se podían llenar las botellas. Más adelante, en el área de las gradas, la espera se hacía más llevadera por las pantallas de televisor y baños portátiles.

 

La cola fue amenizada con consignas a favor de Chávez, que invitaban a darle continuidad a su legado político. Todos coinciden en que la única manera de hacerlo es solo una: votar por Nicolás Maduro, tal y como se los pidió el Presidente en su último mensaje, el 8 de diciembre.

 

“Con Chávez y Maduro el pueblo está seguro”, “Capriles, no te vistas que no vas, tenemos un Presidente que se llama Nicolás” y “Chávez lo dijo, lo dijo duro, el hombre es Nicolás Maduro”, eran las que más se repetían.

 

Cobija tricolor. Después de las 11:00 pm las personas se las ingeniaron para dormir. La camaradería que nació entre amigos, familiares e, incluso, gente que se conoció allí, permitía cerrar los ojos por unas horas mientras otro hacía la cola. Varios llevaron carpas y sábanas, otros aprovecharon las banderas colocadas en los postes de luz para arroparse.

 

En esa fría madrugada del viernes, que exhibía en el cielo una luna en cuarto creciente, los seguidores de Chávez repasaban las razones de su liderazgo.

 

Una mujer afirmó: “Pasaron 171 años desde que murió Simón Bolívar para que naciera Hugo Chávez. Pasarán 200 años para que vuelva a nacer uno como él”.

 

2:56 am. Sonó el primer toque de diana, que se repitió a las 3:18 am. Algunos que dormían en la grada H se despertaron y gritaron “Viva Chávez” y “Chávez vive, la lucha sigue”.

 

A las 4:38 am una mujer convulsionó y fue necesario buscar ayuda. Cinco minutos después, fue atendida por bomberos del Distrito Capital, que la trasladaron a una ambulancia.

 

Ella, al igual que otras personas con algún tipo de discapacidad, no dejó que su limitación le impidiera estar allí. Mujeres embarazadas y con niños recién nacidos, personas en silla de ruedas y con enfermedades también pernoctaron.

 

Antes de las 5:00 am llegaron vendedores de café, arepas y empanadas. Varios mototaxis ofrecían el servicio de traslado hasta la entrada de Los Próceres.

 

El viernes, a las 7: 00 am, el grupo casi llegaba a las escaleras del Patio de Honor. Una hora después, un hombre anunció que la capilla ardiente sería cerrada mientras se realizaba el funeral presidencial. Las puertas volvieron a abrir a las 4:30 pm.

 

Algunos desistieron, pues al llegar a las escaleras la espera se hacía menos llevadera: ya no había oportunidad de ir al baño, sentarse o comer. Moverse implicaba perder el puesto más cercano para llegar a la meta.

 

La sensación era similar a la de la llamada “olla” de un concierto. Las personas empujaban y el calor podía hacer perder el control. Ver cómo pasaban mujeres y niños desmayados requería serenidad para no declinar.

 

A las 5:30 pm Josefina abandonó la cola. Ya había gastado todo el dinero y la única opción que tenía era irse en los autobuses de la Gobernación de Aragua.

 

“No logré verlo, pero no me doy por vencida. Voy a volver y sé que lo voy a lograr”. 24 minutos después el grupo ingresó en la capilla ardiente.

 

La primera imagen que se observa son los arreglos florales y se percibe su olor característico.

 

A mano izquierda de la capilla estaba la madre del ex presidente de la República, Elena de Chávez; el padre, Hugo de Los Reyes; las hijas, Rosa Virginia, María Gabriela y Rosinés; el hijo, Hugo, y los hermanos, Adán, Adelis, Narciso, Argénis y Aníbal.

 

En el féretro reposaban los restos de Chávez, quien luce un semblante pálido, uniforme militar y boina roja. “Lo dejaron nené”, dijo un hombre, que viajó desde Margarita para verlo.

 

Rápidamente hay que salir. A mano derecha está un mural blanco, en tela de nylon, en el que los dolientes le escriben mensajes al jefe del Estado. Es el epílogo de un esfuerzo de 30 horas, que sólo la perseverancia permite cumplir.

 

Fuente: El Nacional

Diego Arria: Ante el fraude constitucional y las elecciones, claro que participaremos

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina No Comments

Ante la juramentación de Nicolás Maduro como presidente encargado de la República y las venideras elecciones presidenciales, el ex candidato presidencial y miembro de la Junta Patriótica, Diego Arria, expresó: “Que no se equivoquen los voceros del poder político que usurpa el Gobierno en Venezuela. Ahora es cuando sobran razones para participar en el rescate del país; lo que no vamos a hacer los venezolanos es avalar el fraude continuado”.

 

“De entrada decimos que es una condición absolutamente vinculante, la separación de Nicolás Maduro de la posición que usurpa”. Arria aseguró que ha sido coherente en su discurso y sus acciones y ello le permite sorprenderse ante quienes asumen ahora una postura que se acerca un poco a los planteamientos de fondo que siempre ha sostenido.

 

“Me complace que poco a poco la dirigencia política oficial asuma que en el país se comete fraude a la Constitución, fraude al pueblo. Eso lo dije durante años. No cesé tercamente en los conceptos, aunque éstos me hayan valido la distinción honorífica de radical”, sostuvo.

 

“Nosotros vamos a participar activamente en los procesos que se avecinan; pero no vamos a convalidar ningún vicio, ningún fraude, ninguna posibilidad de cohabitación, y menos aún de acomodamiento o complicidad con quienes mienten a los venezolanos”, señaló quien fuera candidato presidencial.

 

“Algunos se declaran listos para el proceso electoral. Sepan que nosotros participaremos abiertamente en la lucha para lograr condiciones electorales que respeten la voluntad de los electores. Sin condiciones justas sería un error monumental ir a convalidar el fraude. Entonces nuestra participación democrática, debe ser en otro nivel, en otro plano; con fuerza y disposición por la libertad y la soberanía verdaderas”, señaló Arria.

 

“Unos y otros quieren reponer el mismo guión del 7 de octubre. Unos quieren utilizar la figura de un muerto para ganar el favor de los votos, pero al mismo tiempo quieren copiar sus formas fraudulentas, sus cadenas, su injerencia, su abuso, su fraude y sus vicios para perpetuar un estilo de “mando” que viene haciendo colapsar nuestra economía y que contraviene la tranquilidad y el progreso del país”, recriminó Arria a los voceros políticos del régimen.

 

Al mismo tiempo, señaló que en la acera de la oposición oficial se sienten tímidos vientos de cambio. “Da la impresión de que el contenido del informe crítico de la comisión especial de la MUD, pese a que no ha sido comentado por sus directivos, podría haber dado fruto aunque no puedo confirmarlo.

 

Es la hora de la verdad, y en consecuencia, es necesario impulsar la participación directa de los venezolanos en la toma de decisiones, sin distraernos en los formalismos que los entes viciados de la institucionalidad constituida intentan imponer”, aseveró.

 

El proceso electoral tiene mucho actores mas allá de los venezolanos. Cubanos, nicaraguenses, bolivianos, iraníes, rusos, chinos y sobre todo los grupos delincuenciales que hacen vida activa en Venezuela en muchos casos asociados a oficiales militares.

 

“La MUD está obligada a un esfuerzo de amplitud que garantice la participación más plural y representativa del país. Esto sería una Gran Alianza Nacional indispensable para movilizar las voluntades de todo el país”, sostuvo Arria, antes de recordar que “Venezuela no saldrá por partes, o sale toda o no sale”.

 

Si la asumen solos semejante responsabilidad tendrán mucho que responder al país.

 

Arria insistió en que los venezolanos estamos preparados para participar en el proceso político; pero teniendo claro que participar no es compartir, ni por un segundo, la arbitrariedad, la parcialidad, el abuso, el fraude, la discriminación, la burla y la mentira, que se intenta aplicar con el chantaje de la defensa de los espacios

 

“Y esto incluye, más que significativamente, la amenaza real que representa una cúpula militar desacreditada que se proclama “antimperialista, socialista, revolucionaria y chavista… Y ahora piden públicamente votar por Maduro. Han pasado a ser chavistas a maduristas. ¡Qué vergüenza!”, concluyó.

Fuente: La Patilla

Los últimos días de Chávez

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Aunque jamás sabremos lo que pensó, habló o escribió Hugo Chávez en los 84 días en que esperó a la muerte en quirófanos de La Habana y Caracas, puede intentarse, razonablemente, aproximarse a las ideas que pasaron por aquella mente siempre despierta y presta a divagar sobre su destino, su rol en esta u otras vidas, el futuro que aguardaría a su proyecto y a sus seguidores y el por qué había terminado entre aquellos olores a cloroformo después de haber soñado con liberar a Venezuela, a América y el mundo.

 

No era una mente simple, Chávez, por más que una cadena de derrotas que sorpresivamente convirtió en victorias le abrieron un escape a la mentalidad mágico religiosa que fue en realidad su sello más personal y característico, y le forjaron una ilusión de invencible que lo llevaron a trazar sus tiempos políticos en términos de cifras casi cincuentenarias.

 

Creyó, en consecuencia, que sus períodos presidenciales podían extenderse hasta el 2021, el 2030, o el 2040 ( fecha en que se acercaría a los 90 años) y se solazaba soñándose como un anciano feliz, rodeado de familiares, amigos, seguidores y millones de venezolanos que, agradecidos, lo llamarían el “taita”, el “tío” o el “abuelo” Chávez.

En otras palabras, que jamás pensó en entregar el poder, ni dejar la silla y el solio presidenciales, los símbolos que lo transfiguraban en el tótem o caudillo de una tribu siempre obediente, siempre obsecuente, según era la adicción que había tomado por el control y el mando que hacía consustanciales con los años que Dios se dignara tenerlo en este mundo.

 

Pero ahora estaba ahí, tendido en una cama, y en un cuarto frío, muy frío, siempre en un pre o un post operatorio, muy bien cuidado, eso sí, entre médicos cirujanos que en un comienzo lo habían inundado de esperanzas, pero que ahora, cuando ya iban por la cuarta operación, no dejaban decirle con los ojos que sus días estaban contados. Y si estaban “contados” había que aprovecharlos, entonces, en los pensamientos, sueños y dudas que nunca dejaron de perseguirlo, de acosarlo desde que se enfermó.

 

Una en especial lo escaldaba: ¿Por qué nunca dejó, o habían dejado, que lo atendieran médicos venezolanos y en Venezuela? Porque le constaba que habían muy buenos y reconocidos en Caracas y otras ciudades del interior, en magníficas clínicas y hospitales, y sin embargo, se desechó su opinión que siempre hubiera sido muy profesional, amistosa y cálida y se prefirió a una medicina política e ideológica como la cubana.

 

nombre y una imagen pasaron ante sus ojos, los del médico Salvador Navarrete, quien lo atendió una vez como cirujano de palacio y era, al parecer, muy cercano a su familia, y llegó a expresar su preocupación por el diagnóstico de su enfermedad y tratamiento, pero al cual se mandó a callar y contradecir con unos médicos chimbos que deben estar muy tranquilos, mientras Navarrete se fue al exilio.

 

“!Que vaina con la medicina política e ideológica!” puede que pensara en una de aquellas noches solitarias en que despertaba de una sedación de horas o días. “Siempre esperando la opinión del partido o de Fidel o Raúl para atreverse a dar los resultados del examen o el diagnóstico.

 

Y si sabían tanto ¿cómo me han traído hasta aquí, a la cuarta operación? Si le hubiera hecho caso a Lula, al fraterno Lula. “En Sao Paulo te curan Hugo, te lo juro” y se besó los dedos índice y pulgar en un gesto que le quedó muy bonito.

Mi amigo, mi hermano, Lula y no le hice caso, no dejaron que le hiciera caso. Las ideologías… nunca me gustaron, y si dije una vez que era marxista fue por decir algo. Mi natural me llevaba a la religión que es la cristiana y católica, que aprendí de mis padres, y era la de Bolívar, la de Zamora, la de mi abuelo, Maisanta: “!Maisanta, que son bastantes!” y se agarraba el escapulario de la Virgen del Socorro. En realidad, nunca entendí y me aburrían esos ladrillos marxistas que me leía Giordani, (y, aquí entre nosotros, creo que él tampoco los entendía).

 

En cambio que el “Sermón de la Montaña”, o “El Apocalipsis de Juan”…!qué lecturas más comprensibles y fascinantes!.La ideología me perdió, porque me hizo cometer pecados contra enemigos que nunca tuve y con los cuales pude avenirme y conciliarme para el bien de todos y de Venezuela. Pecados que me condujeron a la soberbia, a la hubrys griega que después debía pagar en vida con el desplome de mis castillos de arena.Ahora tendré que dar cuenta de ellos, y frente a los poderes Eternos y Omnipotentes, solo me queda aspirar al perdón que procura el arrepentimiento.

 

¿Lo peor de las ideologías? Creer en realidades que no existen, porque así lo imponen los dogmas de una teorización seca y abstracta, sin alma”.“Es verdad que cometí desarreglos” se dijo otra noche “Que violé indicaciones y tratamientos por creerme invencible e irme a hacer política a Caracas, a Venezuela, a mi patria, pero nadie me advirtió que no lo hiciera, además, si no lo hacía a esos muchachos los hubieran sacado del poder a sombrerazos.

 

Lo juro y hago la señal que me hizo Lula.Las elecciones, creo ahora, que fueron en especial mi gran error, pero pudieron no serlo si de verdad, desde el principio, hubiera contando con otros equipos médicos, otros tratamientos y otros hospitales. Porque ahí están Dilma, Lula, Lugo y Santos, a quienes el cáncer no les ha impedido continuar haciendo política”.

 

Pero había otras dudas, preguntas, e incertidumbres que lo acosaban, que lo perseguían, y todas tenían que ver con el aislamiento, el encierro y enclaustramiento que sufría en el CIMEQ de La Habana desde que llegó en la tarde del 11 de diciembre a hacerse la fracasada cuarta operación. “¿Por qué” se interrogaba “me han aislado del mundo, de mi familia, de mis queridas hijas y nietos a quienes solo puedo ver automática, telegráficamente?

 

Pero si hasta Nicolás, Elías, Rafael, pasan por aquí como de carrera y a explicarme decisiones que han tomado y que no entiendo muy bien.¿Quién o quiénes toman las decisiones, con qué objeto o cuáles fines? ¿Quién o quiénes me suplantan y hablan y hacen en mi nombre?, son preguntas que me acompañarán hasta el final y que seguramente me llevaré sin respuestas?

 

“Cristo, mi Señor y Redentor Jesucristo, es ahora mi único médico, tratamiento y medicina y me encomiendo a su infinita misericordia para que decida que será de mis días y dónde transcurrirán, sea para vivir o para morir.

 

Nicolás, Rafael, Elías, Cilia, llévenme a mi tierra, a mi Venezuela, a sus olores, a sus sabores, a sus sonidos, a mi gente, a mi pueblo, siempre alegres, siempre sonrientes y dispuestos a emprender los caminos que se presenten para alcanzar el bien del amor y la solidaridad.

 

Pero como sentimientos cristianos, de los que se leen en el “Sermón de la Montaña”, y no como reflexiones ideológicas frías y desalmadas que tanto conducen a la soberbia y la vanidad”.El presidente Chávez regresó a su tierra, a Venezuela, el 18 de febrero pasado, no se sabe en qué condiciones, y si aun permanecía rodeado del férreo anillo de la seguridad cubana, y del equipo médico que tan poco hizo por su salud y su vida.

 

Tampoco, si llegó a sentir las brisas del Ávila, los olores de los cerros y valles de Caracas y el habla de los hombres y mujeres de Venezuela que tanto lo animaron a emprender y consolidar su carrera.Mentalmente si es posible que recordara y entonara las músicas con las que nació y convirtió en elemento esencial de sus días, de sus años.

 

Paradoja sin par e inmensurable: el hombre más extrovertido, abierto y con más horas de exposición en los medios audiovisuales e impresos del país, murió en absoluto silencio y rodeado de misterios e interrogantes que solo el tiempo, el acucioso tiempo, nos ayudará a descubrir y dilucidar.

 

Entre otros: ¿Por qué se le mantuvo durante 84 días escondido a la presencia y mirada del público, sin una foto, grabación o imágenes que revelaran su estado físico y mental? ¿Por qué no se le permitió escribir su testamento político de modo que el país y sus seguidores conocieran que cambios se habían operado en su mente durante los terribles últimos 84 días?

 

¿Por qué aun no se conoce un informe o historia médica del comienzo y fin fatal de su enfermedad? ¿Dónde murió, en La Habana o en Caracas, y que cerebro macabro concibió el espectáculo infame de su embalsamiento o momificación? ¿Y la autopsia? ¿Es posible que nunca se de a conocer el documento que testifique las causas de su final y deceso?

 

Manuel Malaver

La hora del sentimiento

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Mis compatriotas de todas las tendencias han decidido que esta sea la hora de la subjetividad. Todos defienden el derecho a estar tristes, confundidos e incluso aliviados (mientras no se exteriorice). Algunos han optado por dar sabana a una franca estulticia, porque, como es la ocasión de conectar con el sentimiento dándole un rodeo a la reflexión, no hay freno que reprima la estampida de tonterías.

Me montaré a ese carro. Comienzo con una declaración personal para dejar muy claro dónde me emplazo, desde dónde percibo los hechos: considero que el carisma es algo que está en los ojos del seducido y no de la figura de la que emana el encantamiento

Pues bien, nunca, en ninguna circunstancia percibí ningún atractivo en la figura de Chávez, jamás experimenté la sensación de estar escuchando una persona inteligente, articulada, sensible ni mucho menos formada.

Por el contrario, en todo evento y sin variación tuve la desoladora certeza de que Venezuela había caído en manos de un individuo primitivo, errático, tosco y insondablemente ignorante.

Quizá por eso mi divergencia con su conducta y discurso no fue de carácter ideológico, puesto que todas las tendencias pueden entenderse si se expresan en el campo común de la responsabilidad y el sentido del decoro, sino porque siempre pensé que Chávez era una entidad nebulosa en la que cada sector veía la concreción de sus fantasías. Y que cuando él mismo advirtió que un fenómeno tan inexplicable podía ocurrir, dio rienda suelta a sus inclinaciones, que desafortunadamente se orientaban al exceso, la contradicción, el autoritarismo, así como a un pacto endeble con la realidad y ya no digamos con la legalidad.

Nunca me resultó hipnótico. No me explicó el mundo ni me reveló una arista insospechada de su funcionamiento. Tampoco me atizó ninguna malquerencia ni logró convencerme de la conveniencia de una justicia fuera de la Justicia, o de que la expropiación, el arrebatarle a otro lo que hubiera construido con su esfuerzo o el de sus mayores, fuera algo distinto al crimen.

Ni por un instante me hizo titubear en mi convicción de que Fidel Castro es un sátrapa que ha destrozado a Cuba; y que los irregulares colombianos, la ETA y los narcotraficantes con disfraz de redentores son otra cosa que delincuentes.

Ni una sola vez, en esta eternidad de 14 años con su ubicuidad y brutal verborrea, consideré que tal o cual salida fuera ingeniosa o digna de celebración. No hubo una sola oportunidad en que me sintiera vengada o remotamente acorde con sus insultos a cualquier persona, lo que no excluye las vapuleadas por televisión a sus propios colaboradores de cuyo proceder y actitud deploro.

Desde mi perspectiva, Chávez deja los problemas que teníamos a su llegada, más otros muy pesados con los que el país habrá de lidiar por varias generaciones. No haré el inventario. Todo el mundo sabe cuáles son.

Baste decir que a las pocas horas de anunciarse su deceso, el ministro de la Defensa compareció ante el país para amenazar a la mitad opositora con las armas de la república y un lenguaje tabernario que la cubre de vergüenza. Eso no se explica sin el paso de Hugo Chávez.

Como no soy candidata a ningún cargo de elección popular y tengo una profunda aversión a la condescendencia, no desbarraré hacia la adulación a las masas.

Precisamente por respeto a mis compatriotas, no respondo a la tentación de dorarle la píldora y tratarlos como menores de edad, incapaces de captar la real dimensión del desastre que Chávez nos ha legado.

Los cambios fundamentales en la vida de cada individuo requieren rituales que funcionen como bisagras: es necesario cerrar los ciclos, llorar las pérdidas, celebrar los logros, darle la llave de la casa al adolescente que ha dejado de ser niño y necesita un hito que demarque el tránsito, refundir en la última gaveta las cartas del amante fugitivo.

La era de Chávez es una sucesión de desastres. Dicen que se preocupó por los pobres, pero no se sabe de algún porcentaje, aunque mínimo, que haya salido de esa condición para engrosar la clase media.

Sin embargo, muchos lloran. Y sus lágrimas, con las excepciones escandalosamente evidentes, son genuinas. Tengo para mí que esas lágrimas son provocadas por el dolor del crecimiento. No nos quedará más remedio que madurar y ponernos al frente de nuestro destino. Sin coartadas.

Sin un polo magnético que concentre todas las decisiones y todas las culpas.

Nos hemos quedado solos en un paisaje humeante y sin un tutor a quien cargar con nuestros deberes. Qué duro es ser adulto.

Milagros Socorro

Hugo Chávez Frías

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Desde el 4 de febrero de 1992 hasta el 5 de marzo de 2013, cuando se rindió ante los dictados del destino, Hugo Chávez Frías frecuentó la escena política venezolana. Desde joven sucumbió a la ambición de poder, y desde joven conspiró para conquistarlo. Probó primero con el golpe de Estado militar y terminó en fracaso. Pero el fracaso fue su salvación.

 

Una junta de gobierno, ¿presidida por un notable?, no habría sobrevivido 48 horas. No obstante, el clima político le fue propicio. A la conspiración militar se juntaba la conspiración civil, como si el país se hubiera fatigado de la democracia –y no faltó quien la cuestionara a fondo–­.

 

Y en medio de la gran confusión capitaneada por los “notables”, el prisionero de la cárcel de Yare veía crecer su popularidad. Vino el sobreseimiento, el perdón, el pase de página, el olvido.

Hugo Chávez Frías se enfrentó a sí mismo, el profeta desarmado que decidió recorrer calles, conversar con la gente, transitar el mapa, discurrir en las esquinas. Entonces Hugo Chávez descubrió a Hugo Chávez.

 

A partir de entonces las masas populares tuvieron un caudillo. La democracia le abrió de par en par las puertas del poder. Y como si hubiera llegado el gran salvador del pluralismo, lo rodeó y aupó la más contradictoria alianza de intereses contrapuestos. No pasaba de ser un espejo de la crisis política. Sorpresa: las masas le ofrecían lo que le negaron los tanques de guerra.

 

En las elecciones de diciembre de 1998, resultó elegido presidente de Venezuela. Al posesionarse en febrero de 1999 y entrar en Miraflores, percibió que el poder conquistado no le sería suficiente para su permanencia en la conducción de la revolución.

 

Y la revolución había llegado para quedarse. Había allí una contradicción y se esmeró en resolverla. A partir de entonces, no cesó nunca en el control de todos los poderes del Estado.

 

Impuso la reelección indefinida. Ningún presidente había tenido antes ni su dominio ni su influencia. Dibujó el Estado a su imagen y semejanza. Y esta es una de las herencias que acaba de dejarnos.

 

Necesariamente, los poderes del Estado deberán retomar el equilibrio y la independencia que garantizan la soberanía de la nación. Sin contrapesos entre los poderes, la democracia es una ficción.

 

Si a Chávez lo movió una gran ambición de poder y lo conquistó de manera absoluta, de algún modo el país político y el país no político lo acompañaron en el empeño. No pocos confiaron en él su redención. De manera excepcional, contó durante más de una década con precios petroleros que superaron siempre los cien dólares el barril, algo que en otras épocas no fue imaginado. Esto le permitió al Presidente llevar a cabo programas populares de diversas categorías, dentro y fuera de Venezuela.

 

Quizás la diversidad y la improvisación no fueron las estrategias más adecuadas. Los expertos observan que las misiones, por ejemplo, son ensayos fatalmente condenados al vaivén de los ingresos del Estado, y que una vez mermados todo se viene abajo, y tal comienza a ocurrir. Como en tantos otros aspectos, el dogmatismo no permitió una evaluación ponderada.

 

Hugo Chávez Frías se consagró como un caudillo popular. En la era mediática, fue un político mediático como no habíamos conocido otro antes. Estaba bien dotado para estos ejercicios, conocía el folklore, la poseía y la música popular, el contrapunteo, cantaba, bailaba joropo, tenía una memoria prodigiosa. Leía y frecuentaba los libros y se enorgullecía manoseándolos.

 

Quiso cambiar el mundo y también cambiar la historia. Sobre todo quiso cambiar la historia. Reescribirla de manera que el rompecabezas pudiera armarse para la gloria de la revolución bolivariana y de sus objetivos de prolongada dominación de la sociedad venezolana.

 

Hugo Chávez Frías quiso cambiar el mundo y no le faltaron razones.

 

Ocurrir a la OEA después de sus sistemáticos asedios casi sería un despropósito. Invocar la Carta Democrática Interamericana no podría hacerse sin una toma de conciencia de la región, absorbida por los negocios petroleros y el pragmatismo.

 

Igual sucede con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Con su silencio reverencial (y su aquiescencia) los jefes de Estado de América Latina y del Caribe acompañaron al presidente Chávez en los funerales del sistema regional.

 

En materia internacional el Presidente extremó la generosidad, tanto que este permanecerá como un capítulo poblado de interrogantes. Quiso cambiar el mundo, digo, y mucho quedó como proclama.

 

A veces aparecía como un solitario empeñado en cruzadas que pocos compartían, o en las que hipócritamente sus pares lo acompañaban de modo ceremonial. La idea de la integración de América Latina naufraga en las rivalidades del Sur y en los intereses creados o los dogmas políticos.

 

Ver a Hugo Chávez Frías como una figura histórica nos permitirá la perspectiva necesaria para una comprensión de su papel en la historia venezolana, sin despojarlo inútilmente de las controversias y de las divisiones que han prevalecido a lo largo de los veinte años de su protagonismo como personaje de primer orden. Su legado perdurará porque tuvo el privilegio de convertirse en el gran profeta del pueblo.

 

Nadie podrá negarle el singular coraje con el cual resistió el mal y procuró vencerlo hasta el último respiro. Quiso vivir largos y prolongados años, transformar su país e, inesperadamente, el destino lo dejó a medio camino. La historia venezolana no registró antes un drama como el suyo

 

Simón Alberto Consalvi

Los mitos que confunden

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Sólo siendo más grande que tu adversario se puede ganar y defender tu triunfo

Hay un grupo de mitos instalados en la mente de algunos de nosotros que podrían impedirnos un mejor entendimiento del entorno y llevarnos a conclusiones y proyecciones desacertadas.

 

Veamos una muestra de esos mitos y porqué considero que son errados.

 

1) «En Venezuela hay vacío de poder».

 

Desde que Chávez se fue a Cuba la última vez, Maduro fue empoderado por el líder y luego ratificado por una decisión acomodaticia del TSJ para representarlo y así ocurrió.

 

El gobierno chavista gobernó mientras Chávez estaba ausente. Se cambiaron ministros, se devaluó el tipo de cambio, hasta se expulsó a un representante diplomático. El país aceptó y acató esas decisiones, porque las compartía o porque no sabía qué hacer contra ellas.

 

Entonces, ¿dónde está el vacío de poder? Aquí los problemas no son de vacío sino de abuso y exceso de poder.

 

2) «Diosdado Cabello asumirá el poder como plantea la Constitución».

 

Es impresionante cómo las mismas personas que critican que el chavismo tenga colonizadas las instituciones planteen como un hecho que la sucesión presidencial ocurrirá tomando en cuenta los aspectos constitucionales y no los políticos.

 

interés del chavismo es mantener a Maduro en cabeza de gobierno mientras desarrolla su campaña electoral. Estar en el poder da una ventaja en términos del marketing político. Si el chavismo sabe que esto potencia sus posibilidades de ganar, parece obvio lo que decidirán.

 

Pero, además, considerando que el TSJ tomó la misma decisión contradictoria a la Constitución el 10 de enero, bajo la tesis de la continuidad, ¿qué será lo que ven ahora algunos analistas que dan por descontado que ocurrirá algo distinto?

 

3) «Si Maduro es empoderado como presidente se forma la sampablera».

 

El 10 de enero no pasó nada. El país aceptó pasivamente la decisión sesgada, madre de la actual, pero además ahora están todas las emociones a favor de los herederos del líder fallecido y hay manifestaciones masivas de respaldo y dolor por él.

 

¿Cómo es que te imaginas que ese mismo pueblo se rebelará contra el delfín designado por el líder que acapara la atención nacional

 

Mejor vayamos al otro mito para no perder el tiempo.

4) «La gente está furiosa por el engaño sobre la real situación de salud del Presidente y eso le costará el puesto a Maduro» .

 

¡Dios! La gente piensa que una persona enferma debe luchar con optimismo hasta el final, porque eso aumenta las posibilidades de vencer la adversidad.

 

Nadie culpa a un enfermo por creer que se va a salvar, por luchar para regresar, aunque al final la enfermedad lo venza. A su muerte, el sentimiento de quienes esperan su recuperación es de tristeza no de reproche y la afectación política por la información errada (en este caso manipulada) es prácticamente nula.

 

5) «Maduro debe ganar seguro la elección presidencial».

 

Quizás este sea el mito más duro de desmontar, porque de los cinco, es el único que tiene una probabilidad alta de acertar. Lo que lo hace un mito no es que no sea posible (que lo es) sino que no puede darse por descontado y mucho menos rendirse frente a él.

 

La política es relancina y todo puede pasar. Proyectar un resultado cuando estamos en campaña ya es complejo, pero mucho más sin incluso arrancarla. Los grandes cambios políticos en la historia se han producido por eventos no predecibles.

 

Lo que la literatura llama los «Cisnes Negros» y quienes los han aprovechado son los que están ahí, al pie del cañón, luchando contra corriente.

 

Pues ahí debe estar el líder alternativo y toda la gente que quiere el cambio. Luchando por convertirse en mayoría, acompañando a la gente en sus problemas, necesidades y expectativas.

Sólo siendo más grande que tu adversario se puede ganar y defender tu triunfo.

 

Luis Vicente León

@luisvicenteleon

Tiempo de Palabra

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Vienen elecciones presidenciales en condiciones más desiguales que nunca

 

Larga despedida

 

Es momento de respeto y también de sobriedad. Los que hemos adversado a Chávez debemos consideración a su gente no por el terror que imponen agresivos motorizados o amenazantes ministros sino porque es la actitud decorosa ante el dolor ajeno. Con sobriedad y sin el aspaviento hipócrita de quienes quieren mostrar que les duele la muerte de Chávez más que a los chavistas.

 

Veo con una mirada perpleja el llanto y el dolor de la gente que ha querido a Hugo Chávez. Allí ha habido una siembra de muchas semillas, algún trigo que ahora espiga en fervor e idolatría, al lado del ricino con capacidad para intoxicar los espíritus.

 

Veo pasar la urna que contiene los restos de Chávez y percibo la vibración de la muchedumbre cuyo genuino dolor no purifica su causa ni endereza su equivocación histórica.

 

El caudillo fallecido se hace millones como se decía de Perón. Su audacia e inteligencia, la cobardía de las élites, las hambres acumuladas en la tierra del petróleo y la lasitud moral, le abrieron el territorio para moldear multitudes a su imagen y semejanza, a lo que contribuyó en su momento la hipocresía de antes que es idéntica a la de ahora.

 

El llanto de la gente estremece porque esas lágrimas son provocadas por la pérdida de un personaje que para los gimientes llenaba un vacío: el de ausencia de destino. Destino que sólo logra existir si recibe el gesto providencial del benefactor.

 

No es cierto que Chávez haya descubierto a los pobres ni que el ancien regime se hubiese desentendido de éstos; si no, véase el testimonio de la superación de tantos a lo largo de 40 años. Lo que Chávez sí hizo fue darle otro sentido a la pobreza y convertirla en virtud. No fue el reconocimiento a los pobres, tarea que con altibajos desarrolló la democracia, sino el ensalzamiento de la pobreza, que es otra partitura.

 

Ser pobre se convirtió en virtud a cambio de estar a la diestra del Comandante. «Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo» fue una creación popular que mostró el tipo de satisfactores alternativos representados por el caudillo, capaz de proveer, como Dios, desde esa cornucopia petrolera por él manejada.

 

Se convirtió en redentor al extraordinario costo que verán los que en estos tiempos lóbregos les corresponda regentar la hacienda. No fue Chávez el campeón de los pobres sino de la pobreza.

 

La conversión de la pobreza en fuente de virtudes, derechos y valías, es lo que permite hacerla compatible con la riqueza que en forma paralela los jerarcas y los amigos sobrevenidos han cosechado. No es contradicción, ni siquiera coexistencia pacífica, sino muestra de la más pura esencia de la nueva República: para todos Chávez ha sido el proveedor, la diferencia es de grados, unos ricos y otros pobres.

 

LO SIENTO POR NOSOTROS. No hay que equivocarse, para muchos de nosotros hay también un vacío. Hay un duelo pendiente de elaboración. Son 21 años, 1 mes y 1 día que Chávez ha gravitado sobre quienes lo combatimos. Así como para sus partidarios él fue surtidor de abastecimientos morales y materiales, para quienes lo hemos adversado ha sido fuente de desabastecimientos, penas y luchas de diferente suerte. Unos han perdido más que otros, pero todos hemos perdido lo que no regresará jamás: tiempo, paz, vida… Estaciones invernales de exilio interior y guetos de cercas invisibles…

 

En esa especie de Universo-Chávez, con el ruido de fondo de un personaje que peroraba como si estuviera desde siempre y para siempre, hemos habitado todos los actores del drama venezolano.

 

El caudillo que ensilló su bestia por allá en el siglo XIX y que se puso a andar hasta la segunda década del siglo XXI (y que promete seguirlo haciendo detrás del cristal), ha ocupado un espacio en las familias que ha dividido, entre los amigos que ha separado, en el medio de los enemigos que los odios atan, en las tertulias de los ahora pugnaces parroquianos.

 

Escribo en la prensa desde hace más tiempo del que recuerdo. En la época de Chávez no he dejado de escribir ni una semana y ni una semana he dejado de enfrentar, combatir, analizar, elucidar, su régimen. Éste no ha cesado pero no será jamás, dure lo que dure, lo que fue con su autor. Combatir en contra de Chávez es una cosa, combatir en contra de sus sucesores es otra.

 

No porque éstos sean como para descuidarse -pienso que pueden ser más feroces en la medida en que son más incompetentes-, sino porque aquél representaba un proyecto, si bien fallido, mostrenco e irrealizable, con capacidades inspiradoras. Los sucesores recitan mal el libreto; los apuntadores no manejan el oficio.

 

imitar a Chávez pero no entienden que los insultos de Chávez, la grosería que manejaba y el estilo retrechero, amenazante y zumbón, eran el corolario de su proyecto pero no su sustituto. El agravio puede ser la quilla de una idea pero no es la idea; los sucesores no lo saben.

 

LO SIENTO POR ELLOS. Han violado la Constitución a placer, lo han hecho con el derecho que da la fuerza del tumulto convertido en «pueblo». La palabra de Chávez ha atravesado códigos y disposiciones para convertirse en ley y Nicolás Maduro se convirtió en Presidente.

 

Legitimidad revolucionaria que nace de la usurpación; legitimidad que nace de la fuerza para imponerla; ilegitimidad que de tanto exagerarse produce un acuerdo tácito para admitirla como legítima. ¡Qué se le va a hacer!

 

Las furias casi no le ahorraron sufrimientos al Comandante salvo uno solo: su proyecto no naufragó en sus manos. Tiende a hacerlo en las manos legatarias. Chávez era jefe indiscutible y sobrado del chavismo; Maduro es jefe de un sector en pugna con otros que tienen o sienten que tienen más derechos que él.

 

Al parecer ha renunciado a su única opción para alcanzar una cierta gobernabilidad de mediano plazo que era -¿es?- una apertura para alcanzar zonas de entendimiento con el empresariado y los trabajadores en el terreno económico y con la oposición en el político.

 

En solitario carece de fuerza para promover estrategias que permitan salir del foso en que la economía se entierra; y para encontrar aliados tiene que hacer concesiones que podría hacer pero corre el riesgo de que lo acusen de «blando». Está entrampado.

 

Chávez le deja una herencia de doble filo: la Presidencia, y la crisis que la escasez y la inflación reflejan y potencian. La historia muestra que el primer recurso de un gobernante en desespero es la represión, pero enseña que la policía y los perdigones no resuelven los asuntos que causan la protesta.

 

Vienen elecciones en condiciones más desiguales que nunca, con Chávez como jefe de campaña de Maduro, el ilegítimo, lo que es una circunstancia más desafiante que tener a Chávez como candidato.

 

No sabemos lo que viene pero será más complejo de lo que se pensaba.

 

Carlos Blanco

 

www.tiempodepalabra.com

Twitter @carlosblancog

¿Qué vendrá después de Chávez?

Posted on: marzo 10th, 2013 by lina

Tenemos muy oscuras señales de lo que vendrá después de Chávez

 

Aunque todos sabíamos que su muerte sería comunicada en cualquier momento, fue a partir del anuncio oficial la tarde del 5 de marzo cuando se inició «la era sin Chávez», como titulase El Universal e informasen profusamente los medios de comunicación del mundo.

 

Su controversial y carismática personalidad, su preocupación por los pobres, feroz combate contra los «ricos» y el «Imperio»; su llamativa irreverencia en las cumbres internacionales, la polarización generada por su agresivo estilo político, y su misteriosa enfermedad nunca explicada a través de un parte médico y sobre la que sus voceros cayeron tantas veces en contradicciones, entre otros, fueron hechos que suscitaron una permanente atención de la opinión pública interna y externa.

 

Su muerte no solo ha conmocionado a su atribulada familia y a centenares de miles de desconsolados seguidores, sino que «el mundo se centró en Venezuela» al convertir el fallecimiento presidencial en la noticia más relevante tratada en la prensa escrita, medios radioeléctricos y redes sociales internacionales, muchos de los cuales enviaron a sus periodistas para cubrir las exequias, a las que también asistieron numerosos mandatarios.

 

Los medios nacionales, así como el liderazgo opositor, han expresado gran respeto, compasión y solidaridad ante los sentimientos de dolor de la familia Chávez y de la multitud de sus seguidores.

 

Conmueve ver al pueblo chavista haciendo grandes colas, con visible expresión de tristeza, para despedir a su líder. Así que estos días de exequias no son propicios para abrir el debate nacional, que vendrá en breve, sobre el legado presidencial, el inconstitucional nombramiento de Nicolás Maduro como Presidente encargado y la inminencia de unas obligatorias elecciones presidenciales ante la falta absoluta del Presidente.

 

A diferencia del respetuoso y hasta censurado tratamiento que durante estos días los medios venezolanos han dado a todos los hechos relacionados con la muerte del Mandatario, la prensa mundial ha analizado «las luces y sombras del legado de Chávez» (EN 07-03-13).

 

Así El Mundo de España titula «Duelo en el corazón de Venezuela» al observar la entristecida muchedumbre alrededor de la capilla ardiente. O este otro de El País: «Te amamos aunque estés muerto», tomado de una mujer que sujeta una estampita con la imagen de Chávez. En artículos de opinión reconocen el interés del Presidente por los pobres, pero critican las Misiones, creadas más para ganar adhesiones políticas que para solucionar el problema de la pobreza.

 

El petróleo -dicen- fue clave para su plan político de permanecer en el poder, del que sólo le apartó la muerte.

 

Numerosos medios europeos y de nuestro continente reseñan la persecución de periodistas y cierre de medios; violación de los derechos humanos y haber gobernado a sus anchas, sin contrapesos, gracias al control hegemónico del Parlamento, del TSJ, de la Fiscalía y de los militares.

 

Voceros externos expresan temores respecto a lo que vendrá después de Chávez al ver muestras como la arenga del ministro de la Defensa, Diego Molero, de «estar para promover la ideología bolivariana y socialista» y llamar «a votar por Nicolás Maduro para darle en la madre a los fascistas» de la oposición.

 

Gina Montaner, de El Mundo de España se pregunta: ¿Cabe pensar que desaparecido Chávez se descomponga el chavismo?

 

Es lo previsible, pero la reacción de la cúpula militar podría impedirlo. Aunque medios internacionales dudan del carisma y de la capacidad de Maduro y recuerdan que «los regímenes caudillistas no suelen sobrevivir a sus íconos más allá de lo inmediato», varios temen que pueda «alzarse» con unos comicios llenos de ventajismo electoral y bajo el impacto emocional de la enorme huella de Chávez» (El País).

 

El anuncio de Maduro de que Chávez será embalsamado y expuesto eternamente en una urna de cristal (práctica que Chávez había rechazado públicamente) ratifica que el «espectáculo debe continuar». Mientras la MUD y Capriles dicen que «no es la hora de las diferencias, sino del diálogo y la paz», el chavismo sin Chávez cierra filas con Maduro como Presidente encargado, violando el ar- tículo 233 de la Constitución.

 

La Venezuela que hereda Maduro -dicen Gina Montaner y Moisés Naím- está minada por la corrupción rampante y asaltos continuos a los medios independientes, además de una economía en ruinas, con déficit fiscal de los más altos del mundo, caída enorme de la producción, escasez e inflación. Sumemos la violencia desenfrenada que hace de Venezuela uno de los países más inseguros del mundo y la descarada politización de la FAN y tendremos muy oscuras señales de lo que vendrá después de Chávez.

 

Marta Colomina

mcolomina@gamil.com

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