Desde el año 2009 se celebra el Día Mundial del Niño Prematuro. La fecha fue decretada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), con el propósito de alertar acerca del alto riesgo de mortalidad que representa el nacimiento de los bebes prematuros en el mundo.
Todo niño que nazca antes de la semana 37 de gestación, puede ser considerado prematuro. La oficialización del día, busca también ayudar a los niños y a sus familias para que puedan superar con éxito tal circunstancia.
El estilo de vida de la madre durante la gestación, es uno de los factores más influyentes para que un niño nazca antes de tiempo. Igualmente, diversos estudios han determinado que en las mujeres de bajos recursos, el problema puede estar latente desde mucho antes, a causa de la desnutrición, la anemia y cualquier mal estado del cuerpo.
Cada año nacen aproximadamente 15 millones de niños antes de tiempo. De ellos, más de un millón muere antes de cumplir los 5 años. Desde 2015 quedó establecido que los nacimientos prematuros son la principal causa de muerte infantil en el mundo y, en muchos casos, aquellos bebés que logran sobrevivir, pueden desarrollar patologías como retraso cognitivo, pérdida de visión o audición y hasta parálisis cerebral.
La participación en el cuidado y el acompañamiento del bebé prematuro desde el primer momento, hacen una gran diferencia en el pronóstico del recién nacido, por lo que resulta trascendente implementar cuidados centrados, en la familia y en el recién nacido prematuro.
De acuerdo a datos de la OMS, más de tres cuartas partes de los bebés prematuros pueden salvarse con una atención sencilla y costoeficaz, consistente, por ejemplo, en ofrecer una serie de servicios sanitarios esenciales durante el parto y el periodo postnatal, para todas las madres y todos los lactantes, además de administrar inyecciones de esteroides prenatales (a las embarazadas que corren riesgo de parto prematuro, para fortalecer los pulmones del bebé); aplicar la técnica de la “madre canguro” (la madre sostiene al bebé desnudo en contacto directo con su piel y lo amamanta con frecuencia); y administrar antibióticos para tratar las infecciones del recién nacido.
La prevención de las complicaciones y las muertes debidas al parto prematuro comienza con un embarazo saludable. Facilitar el acceso a los anticonceptivos y promover su empoderamiento también puede contribuir a que disminuya el número de nacimientos prematuros.