Las almendras fueron unos de los primeros alimentos cultivados por el hombre. Son ricas y saludables y hoy, en su día mundial, nos encargamos de redescubrir las mejores formas de consumirlas y presentarlas a la mesa.
Como fruto seco que es ya podemos atisbar un sinfín de propiedades nutricionales a la vista; como por ejemplo, su bajo contenido calórico, que nos permite consumirlas cuando queramos sin tener que pasarlo más por el posible aumento de peso. Además, su alto contenido en fibra nos ayuda a regular el tránsito intestinal y a facilitar las digestiones ya que, de todos los frutos secos, las almendras son las más cómodas para el estómago.
Recogen el 37% de las vitaminas diarias recomendadas y son una fuente inagotable de antioxidantes que además de rejuvenecerte por fuera, también lo hará con los órganos. Disminuyen el colesterol, ayudan a regular el azúcar en sangre y mantiene una buena presión sanguínea sin alteraciones.
Las almendras aportan una cantidad importante de minerales y vitaminas, tales como calcio, vitaminas B hierro y fósforo, donde encontramos la vitamina E y esto aporta beneficios a nivel cognitivo porque nos ayuda a mejorar nuestro aprendizaje. Gracias al calcio, este fruto seco también ayuda a reforzar nuestros huesos tanto en etapas de crecimiento como posteriormente.