El humor transforma nuestras debilidades en fortalezas, y nos motiva a seguir adelante.
Por eso, hoy quisimos compartir contigo esos momentos divertidos que todas hemos vivido, cuando nos proponemos ir al gimnasio. Así que, ¡empecemos!
1. Lo primero es lo primero: “¡No tengo NADA que ponerme!”.
2. Así que «inviertes» tu sueldo para lucir como la DIOSA del ejercicio.
3. Preparas EL plan: “Si voy a 5 clases por día, 9 veces a la semana…”.
4. ¡El gran día llega!, te miras al espejo y… “¿De verdad tengo que salir a la calle en estas calzas?”.
5. Pero, ¡te sobrepones! Y cuando llegas a la clase, mirar al profesor hace que todo haya valido la pena (¡por ahora!).
6. Pero, él rompe todo el romanticismo con ese “¿hace cuánto no hacés gimnasia?”.
7. Vas a la sala de musculación y sientes que la tecnología te ha pasado por arriba, cuando no tienes NI IDEA de cómo usar los aparatos.
8. Te levantas por la mañana y sientes que te duelen músculos que no sabías que existían.
9. Te miras al espejo para apreciar los frutos de tu GRAN esfuerzo y… no los ves.
10. Pero, ¡vuelves! Y vas a la clase solo para darte cuenta de que la mujer más mayor de toda la clase te da 5 vueltas.
11. Llegas a casa y asaltas la heladera, porque te lo me-re-ces.
12. Una vez más, retornas a la clase y maldices en silencio que no respeten tu espacio personal.
13. Sales de la ducha del vestuario y descubres que te olvidaste de la ropa interior…
14. …piensas que nada de esto te pasaría en casa…
15. Entonces, ¡vuelves a los viejos tiempos!
Pero, más allá de todos estos reveses, siempre regresamos al gimnasio, porque somos mujeres y, cuando se nos fija algo en la cabeza, no paramos hasta conseguirlo.
Fuente: iMujer