1. Desarrollas un sexto sentido para detectar cosas que hasta ahora no te molestaban
¿Antes hacía ese ruido al masticar? ¿Sería tan difícil conseguir que dejara la puerta del armario abierta? Sí, le quieres y sí, te encanta comocompañero de piso, pero no puedes soportar esos pequeños detalles.
2. Adiós a los Lazy Sundays
Adiós a Netflix, adiós Facebook en la cama y hola compromiso y tolerancia (es decir, dejarle ver 12 horas de fútbol cada domingo).
3. En los días de fútbol, tú también eres de su equipo
Nunca te había interesado nada el partido de los domingos, hasta que la noche de sexo empezó a depender de ello.
4. Nunca pensaste que a su edad madura, estaría trasnochando a diario
Es curioso que ahora que vivís juntos, estás entendiendo que esos mensajes a las 23:30 horas de “buenas noches nena, me voy a dormir. Te quiero.” eran una gran mentira. En su lugar, él está hasta las tantas de la madrugada con el canal de deportes encendido.
5. Eres lo suficientemente mayor como para decir “Cariño, ya estoy en casa”, sin que suene sarcástico
¿Cuándo te has convertido en alguien mayor como para decir esa serie de cosas? ¿Cuándo te has convertido en alguien mayor como para admitir que es tu parte favorita del día?
6. Compartir el alquiler está bien, pero no otras cosas
¿Dónde está toda la comida que compraste ayer? ¿Y los 9 rollos de papel higiénico?
7. Te encuentras con la bonita escena diaria en la que él friega y tú secas los platos
Y con conversaciones como esta: “¿Cuánto tiempo hace que tenemos esta leche en la nevera? Es hora de tirar todas las sobras de esta apestosa nevera”.
8. Restos de barba
Si tú tienes que hacer el esfuerzo de recoger los pelos de la ducha cada mañana, al menos él podría hacer lo mismo con el pelo de su barba, pero por toda la casa, ¿no?
9. Todo huele un poquito mal
Sí, la colada es la colada, y todo se lava en el mismo sitio. Pero cuando ves que pone su ropa sudorosa del gimnasio en el mismo cesto de ropa sucia que tu delicada lencería…
10. Compartir el frigorífico
Cuando solo tienes un compañero de piso, que además es tu pareja, tienes que sufrir el difícil acuerdo del frigorífico, y ya no hay repartición de estantes. Desde ahora, sus batidos de proteínas tienen que convivir con tus múltiples quesos.
11. Ducharse juntos no es tan sexy como parece
No hay nada sexy acerca de compartir el baño. Aunque, en realidad, si sobrevivisteis a las últimas dos intoxicaciones de estómago con un solo baño, podéis con todo.
12. Estás tan emocionada por la nueva colección de fundas nórdicas que no te reconoces
Os habéis convertido en una pareja IKEA y vuestros fines de semana están basados en organización, colada y decoración.
13. Nunca pensaste que tendrías un compañero de piso que te gustaría tanto
Especialmente uno tan adorablemente mono como él.
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