El mal humor es un rasgo de la personalidad humana totalmente natural y razonable, siempre que sea por períodos determinados y que no afecte el normal desenvolvimiento de una persona y su entorno.
Por lo general, además de rasgos basados en las experiencias de vida, las decepciones, problemas, situaciones tortuosas y frustraciones cotidianas, sus causas están muchas veces relacionadas con la ansiedad, la depresión encubierta, el estrés sostenido en el tiempo y el miedo.
El cansancio, el hambre, la sensación de soledad y desamparo son, también, desencadenantes de esta variación del estado de ánimo.
Un mal día lo tenemos todos; el problema aparece cuando se sostiene en meses, años, y toda una vida atravesada por la pesadumbre, la queja y la victimización, que son primas hermanas del mal humor manifiesto.
· Amanecer con el pie izquierdo
Muchas personas han desarrollado un mecanismo de defensa autodestructivo hacia ellos y, sobre todo, con un impacto negativo hacia los demás. Desde que se levantan hasta que van a dormir están ofuscados con todo y todos, por cualquier motivo. Esta manifestación de su energía vital produce un efecto contraproducente desde toda perspectiva, ya que:
a) Afecta la salud
b) Deteriora los vínculos
c) No aporta soluciones
d) Desencadena situaciones de ira y descontrol
e) Frustra y deprime a la persona mal humorada, y a los que lo rodean en cualquier ámbito.
f) Corroe la autoestima y la valoración personal.
· Cómo cambiar
Si eres una persona malhumorada por naturaleza, estas sugerencias pueden ayudarte:
1) Deja de afirmar “yo soy así y no voy a cambiar”. El primer paso es aceptar que tienes un trastorno disfuncional que afecta a ti y a los demás, y pide ayuda.
2) Participa de actividades que te contacten con experiencias gratas. Aunque al principio te veas un poco forzado, consume comedias; apúntate en clases de yoga de la risa -excelente disciplina- o risoterapia; escucha chistes graciosos mientras vas al trabajo.
3) Haz ejercicio diariamente. Está probado que desconectar de la constante fantasmática de rumiar internamente en negativo ayuda a superar el mal humor.
4) Descubre tus fortalezas y expándelas. ¿Hay algo que tienes pendiente por hacer desde pequeño? ¿De algo te arrepientes? Jamás es tarde para empezar. Hazlo paso a paso, para saborearlo y no descartarlo al primer escollo que se presente.
5) Establece un código con las personas íntimas. Se trata de que ellos te adviertan cuando estás pasando determinado límite en tu conducta malhumorada. Por ejemplo, un gesto establecido te hará saber conscientemente que estás pasando la raya.
6) Aprende a sonreír, aunque no te den ganas. Debes hacer el esfuerzo, aunque suene artificial. Verás cómo te ayuda si lo sostienes en el tiempo.
7) Incorpora permanentemente frases como “Muchas gracias”, “Perdón por mi mal humor” y “No debí haber usado ese tono contigo”. Esto permitirá que resignifiques -le des la vuelta- a tu comportamiento que ya es costumbre, y puedas establecer un punto de inflexión hacia lo nuevo.
8) Reconoce a las personas alegres. Felicítalos, pídeles consejos, comparte tu problema y ábrete a escuchar. Seguro encontrarás algo de valor para implementar de a poco.
9) No le eches la culpa a tus ancestros. “Mi abuelo era…”, “Cascarrabias como papá…”, o cosas por el estilo lo único que hace es que te auto justifiques. De lo que se trata es que asumas tu total responsabilidad por quien eres, y todos tus comportamientos.
10) Ve a un profesional de salud mental si sientes que no puedes controlar o corregir tu mal humor. No lo confundas con la ira o bronca, que es natural que la sientas en algunos momentos.
11) Haz un ejercicio en privado. Debes preguntarte y responderte varias veces, en un patrón de continuidad hasta llegar al fondo de la cuestión: “¿Qué es lo que me produce mal humor ahora?”, y empieza a “pelar esta cebolla emocional” hasta llegar al fondo. Anota la primera y última respuesta de cada vez que lo hagas: será muy revelador.
Observarás que, conociéndote más profundamente, estarás más cerca de dejar de manifestar mal humor todo el día.
Te sentirás que rejuveneces; aprenderás a disfrutar de la vida, de los afectos, y aún de tu soledad si eso es lo que eliges.