No son pocas las veces que la gente dice “si pensara menos, sería más feliz”. Aunque frases como ésta pueden pecar de soberbias y simplistas, puede que a veces estén en lo cierto. Así lo asegura una investigación del University College de Londres, dirigida por Stephen Fleming y publicada en la revista Science. Allí se afirma que aquellos sujetos que se cuestionan todo tienen menos memoria y tienden a padecer depresión. Para evitar caer en esta trampa, hay una serie de cosas que no deberían pensarse tanto.
Pedir turno en el médico
Tomar la decisión de ir al médico puede ser un paso difícil. Sin necesidad de que se trate de una enfermedad grave, muchas personas dudan hasta el límite y prolongan este momento hasta que ya no aguantan más. Tanto si la respuesta del especialista es positiva como negativa, acceder pronto a la consulta da siempre buenos resultados. Si se descubre que el paciente está saludable, la preocupación desaparece. Si, por el contrario, está enfermo, habrá más tiempo para realizar el tratamiento correspondiente.
Elegir el lugar donde vacacionar
La playa, las montañas, el bosque, la nieve… Muchas son las opciones a elegir para decidir el destino para descansar. Barajar las opciones y tener en cuenta ítems como gastos, posibilidades de actividades, hotelería y puntos a favor para toda la familia debería ser el centro de la cuestión. Sin embargo, existen quienes hacen de esto un problema y transforman lo positivo en negativo. Dar excesivas vueltas alrededor del lugar donde se piensa vacacionar termina convierte el placer en estrés.
Las cuestiones del pasado
Lo único que no puede cambiarse en la vida es el pasado. Las cuestiones que quedaron atrás son inmodificables y, si bien puede intentarse vivir con ello de una forma saludable, dedicar tantos pensamientos a ello no alterará lo que ya sucedió. Mentalizarse en el presente y también en el futuro suele ser mucho más fructífero para todas las personas.
La separación cuando la relación no tiene retorno
Peleas constantes, idas, vueltas, enojos, violencia verbal y hasta física y otros ingredientes son algunas de las señales de que una relación llegó a su fin. Aunque se trate de una decisión difícil, tarde o temprano la separación se hace inevitable. Por más que se dilate, se pause o se trate de evadir hasta en el pensamiento, dar este paso se hace necesario para continuar.
La dieta, si el exceso de peso es evidente
La ropa que ya no entra, la imagen negativa que devuelve el espejo y la fatiga al emprender cualquier tarea física son señales de que la diete debe comenzar. Más allá de la cuestión estética, existe el riesgo que el exceso de peso supone para la salud. Además, verse mal afecta directamente a la autoestima y provoca daño psíquico. Comienza la dieta y ya.
Hacer cambios, cuando se trata de una necesidad
Enfrentar miedos y realizar cambios no es una tarea sencilla. Sin embargo, cuando una persona piensa una y otra vez en aquella parte de su vida, la respuesta ya es casi obvia: el cambio debe hacerse. En algunos de los casos, puede volverse atrás; en otros, si sale mal, hay que apretar los dientes y resignarse.
Cambiar de trabajo
La estabilidad, la seguridad, el sueldo y, sobre todo, el miedo a lo nuevo son las razones que llevan a mucha gente a mantener un empleo, aún a costa de su felicidad. Cuanto más tiempo se pasa en un mismo lugar de trabajo, más difícil es después atreverse a dejarlo. Pero la renovación laboral puede ser un cambio positivo y, animarse a ello puede cambiar fuertemente la vida de una persona.
Dar un beso
Pocas cosas en la vida merecen más espontaneidad que un beso. Este gesto de cariño universal puede mencionarse como el que menos contenido intelectual merece. Por amor, por amistad, por piedad o por educación –y de la forma que sea que quiera realizarse- un beso requiere de más sentimiento y menos pensamiento.
Si el amor es para siempre
Atormentarse con la palabra “siempre” (al igual que “nunca”), puede ser una carga demasiado pesada para cualquier persona. Si una relación durará para toda la vida o tendrá un final, quizás, nadie lo sepa hasta el momento preciso en que una de las dos opciones ocurra. En este caso, disfrutar el momento y no cargarse de cuestionamientos ayuda a llevar este vínculo de una manera más sana y placentera.
Lo que la gente piense sobre uno
Generar empatía, caer bien, hacer lo correcto y evitar el sentimiento de culpa es algo difícil. Algunas personas están demasiado pendientes de lo que los demás piensan sobre ellas (tanto de lo bueno, como de lo malo). Actuar sin depender de esto y liberarse (aunque sin lastimar al resto) supone quitarse de la espalda una mochila muy pesada.