Menos reguladas que los mercados bursátiles, las criptomonedas no escapan al apetito especulador, con internautas que organizan operaciones relámpago para inflar su valor y embolsarse rápidamente las ganancias en deterioro de otros inversores.
A mediados de mayo, una opaca criptomoneda, Enzyme, pasó en pocos minutos de 30 a 47 dólares, mientras el volumen diario de transacciones se disparaba de 3 a 100 millones de dólares. Unas horas después, el valor volvió a caer a 35 dólares.
Su cotización se había inflado artificialmente por especuladores que se coordinaron para realizar una compra masiva. Cuando los precios subieron, vendieron rápidamente para recoger los provechos.
«En los mercados bursátiles, esto es ilegal pero los delincuentes aprovechan el marco reglamentario menos severo en las criptomonedas», explica Mircea Mihaescu, de la empresa especializada Coinfirm.
Para Enzyme, los especuladores se movilizaron a través de un grupo en la aplicación de mensajería Telegram.
Tras varios intercambios, el grupo escribió: «La cripto que compramos es el MLN (el identificador de Enzyme en los mercados). Hagámosla brillar en Twitter para que esté en las tendencias».
Enzyme Finance, la empresa que gestiona la criptomoneda, intentó calmar las apuestas y pidió desconfiar de las «cuentas falsas» que intentan aumentar de repente su valor.
Sin embargo, ya era demasiado tarde y numerosos internautas, que habían leído los mensajes en Telegram o la propaganda en Twitter, ya se habían lanzado a comprar y luego vender antes de que los precios cayeran.
Según explicó Enzyme, la tendencia al alza no duró más que unos minutos y los únicos que terminaron con una oportunidad para no perder el dinero fueron quienes iniciaron el movimiento.
El especialista de datos, Matt Ranger, explicó que la mayoría de acciones son lanzadas por pequeños delincuentes dotados con un don para el marketing.
Abundan las teorías conspiranoicas y algunos sospechan que grandes fondos de inversión estadounidenses están orquestando el naufragio actual de las criptomonedas para comprarlas luego a buen precio.
Fuente: El Universal